Parte/ 59

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Capitulo dedicado a:    @karoudeacaparaalla

 -Elia estaba muy cambiada, pero una persona no cambia de la noche a la mañana, y muchas veces tuvo que hacer un gran esfuerzo para no estallar como estaba   acostumbrada, cuando eso sucedía se metía al despacho de su padre y salía hasta que se calmaba, pero poco a poco lo iba logrando y todas las personas a su alrededor veían el cambió de la mujer, todos lo atribuían a un milagro, poco a poco iba siendo la misma persona que era antes del nacimiento de Mateo.

Mateo se levantó, después de un descanso se bañó se puso ropa limpia, unos toquidos en la puerta de su recamara lo volvieron a la realidad, abrió,

-Abuela

-Hijo vengo por ti, antes de pasar al comedor para tomar la cena, quiero que conozcas a alguien.

-Está bien abuela vamos

Doña Edna lo condujo hasta el despacho, toco Elia abrió la puerta.

-Pasen por favor,

Mateo vio a un hombre maduro, de momento pensó que era su tío Eduardo, pero cuando estuvieron frente a frente  supo de quién se trataba.

-Mateo te presento a Sebastián tu padre biológico

_Los dos hombres se quedaron sin habla, acercaron sus manos y se las estrecharon, enseguida Sebastián estrecho entre sus brazos a Mateo, este correspondió al abrazo los dos se conmovieron hasta las lágrimas, Elia y su madre salieron discretamente dejando solos a los hombres, no necesitaron prueba de A.D. N, sabían perfectamente, que eran padre e hijo, después de un tiempo considerable unos leves toquidos en la puerta, los hicieron volver a la realidad

-¿Pueden pasar al comedor la cena ya se va a servir? Dijo Elia

-Claro ya vamos

-Había varios invitados más sentados en la mesa, personas que vinieron a la boda y estaban hospedadas en la mansión, todos los presentes quedaron sorprendidos, por la aparición de los dos hombres tan parecidos, pero ninguno de los presentes se atrevió a hacer preguntas indiscretas, cada quién saco sus propias conclusiones.

-Al día siguiente cuando se levantó Mateo, la casa permanecía en silencio eran las seis de la mañana, rezo sus oraciones matutinas, hizo su rutina de ejercicios, se bañó, se vistió todo eso le llevo alrededor de dos horas poco a poco iba cobrando vida la casa, salió de su habitación y se dirigió a la cocina quería saludar a la servidumbre, que también lo trataban.

-¿Se puede pasar?

-Hay padrecito, pero si usted no necesita pedir permiso, Lupe sírvele su café con leche, Amelia saco unos panecillos del horno mire padre calentitos.

-Gracias ustedes siempre tan amables conmigo, creí que iban andar muy atareadas con lo de la fiesta

-Gracias a Dios no padre, la fiesta va a ser en la finca de los papás de la señorita Brenda, a nosotros no más nos va a tocar atender a los invitados que se quedaron a dormir aquí en la casa los que usted vio en la cena.

En esos momentos entro Mary

Amelia por favor vayan poniendo la mesa para el desayuno, ¿Padre pero que hace aquí, pase a la mesa por favor?

-En un momento voy, gracias señorita Mary.

-Bueno voy a pasar al comedor, ya no las entretengo, gracias por cafecito y este pan tan rico.

Mateo pasó al comedor, donde la mayoría de invitados ya estaban sentados entre ellos su padre, desayunaron armoniosamente, mientras las personas se ponían sus trajes de gala para el evento que se venía, ya que la misa iba a ser a la una de la tarde, Mateo y su padre se adentraron en el jardín querían aprovechar todo el tiempo que fuera posible para estar juntos.

Se llegó la hora de marchar a la iglesia, abordaron los lujosos autos, cuando llegaron a la iglesia había una valla de pobladores todos querían ver a la feliz pareja no querían perder detalle alguno, no había habido un evento de esa magnitud desde que se había casado Elia y Sebastián, para las personas jóvenes era la primera vez que veían algo así y no querían perderse nada.

Mateo paso a la notaria y se vistió para la ocasión, el señor obispo había venido desde la capital expresamente para unir en sagrado matrimonio a Eduardo Santander del Villar, con la ilustre señorita Brenda Brown Walas, los hijos de las dos familias más adineradas, del país, Mateo no perdía detalle, poco a poco fueron ocupando sus lugares los invitados, dos edecanes los acompañaban a su lugar, la iglesia lucia bellísima parecía sacada de un cuento.

-Por fin entro el cortejo, primero entro Lalo acompañado de su padre, y se aposto a cerca del altar a esperar a su futura esposa, poco a poco fueron pasando, los familiares, las damas de honor la novia con su elegante vestido de diseñador, y por último Verónica acompañada de dos niñeras cada una cargando a un niño, elegantemente vestidos, cuando la vio su corazón empezó a desbocarse, no quería sentir esa emoción, pero sin embargo la estaba sintiendo su corazón lo estaba traicionando de nuevo.

-Se celebró el matrimonio, le tocó el turno a Mateo, bautizo a sus sobrinos a los que él quería como a sus propios hijos, y quedo gratamente sorprendido por los nombres que Verónica había escogió para sus hijos, para la niña Ema y para el niño Mateo, fungiendo como padrinos Elia y Sebastián.

Cuando termino la ceremonia por fin se saludaron Verónica y Mateo con un largo abrazo, Mateo aspiro el perfume que emanaba del cuerpo y del pelo de la mujer, y ella aspiro la fragancia del magnífico cuerpo del hombre que él se empeñaba en esconder bajo esa horrible sotana de sacerdote, quedaron abrazados por unos segundos hasta que recapacitaron se separaron, Mateo tuvo que ponerse discretamente las manos en su virilidad, que pronta y veloz había respondido al sentir el cálido cuerpo pegado a su pecho. 

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora