Parte/29

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-Siento que alguien mueve mi cuerpo, siento el agua en mi cabeza, creo que alguien me lo esta lavando, aunque no escuchó nada, por más que intento abrir los ojos no puedo, intento mover mis manos, tampoco puedo, que está pasando conmigo, oh otra vez este sueño.

La señora duraba días dormida y de pronto volvía a trabajar su cerebro.

-Oh, alguien habla, mi cerebro empieza a captar palabras, pero todavía no puedo hilar, las frases, escuche decir a un hombre.

-Vamos por buen camino, si sigue así, pronto va a despertar la señora, su cerebro se está desinflamando, lentamente, pero hay vamos.

-Eso quiere decir que soy mujer, oh, siento que me entra este líquido helado por mis venas, ya no quiero esta solución es la que me hace dormir tanto, oh se me están cerrando los ojos...

-Ya tengo más conciencia, ya distingo cuando es un nuevo día, oigo a las chicas parlotear, aunque no les entiendo lo que hablan, pero me hacen sentir que estoy viva, aunque todavía no puedo abrir  los ojos, ni hablar.

-Oh, ahora fue diferente, mis ojos captan una luz, trate de abrirlos, pero un rayo me lastimo la retina, creo que no estoy ciega, tengo que probar abrirlos lentamente, hasta que me acostumbre.

Otro día más, no sé qué hora es, no se escuchan las chicas parlotear, no siento la luz en mis ojos, voy a intentar abrirlos lentamente, por fin los abro no me hace daño la luz, creo que es de noche, solo veo una tenue luz, alguien viene.

-Martha ¿Cómo está mi madre?

-Tal como lo dijo el doctor va mejorando poco a poco, ya el cerebro no está tan inflamado, sólo queda esperar a que despierte, para saber que daños colaterales tubo, a causa de la embolia.

-Oh siento que me toma mi mano, y con la otra me acaricia la mejilla.

-Abro los ojos lentamente, esta inclinada sobre mí, veo que es una mujer madura, es muy bella, aunque su belleza se ve oculta por ese gesto adusto, que hay en su cara.

-Ya madre despierta por favor, ya has dormido mucho tiempo, me haces mucha falta.

-Tengo una hija, y me quiere, tengo que recuperar mis recuerdos.

-Se la encargo mucho, no la descuide.

-Pierda cuidado señora, siempre estoy al pendiente de ella.

-Y mal haría si no fuera así, se le paga muy bien, para que cumpla con su trabajo.

-Cuando sale mi hija, la mujer exclama.

-Vieja amargada, siempre tan altanera, ya sé que es mi trabajo, lo hago con mucho gusto, esta señora está tan indefensa, en su rostro se ve que es una buena mujer, no sé cómo puede tener por hija a este monstro.

-Creo que mi hija no se da a querer, con la gente, ¿acaso será una mala persona.

-No sé cuántos días han pasado, pero por fin puedo ver claramente los rostros de las personas que entran a mi cuarto, aunque sigo sin recordar nada ni hablar, ni tan siquiera mover mi cuerpo, me alimentan por el estómago, ya puedo identificar muy bien a las personas, Silvia viene por la mañana, Martha, viene por la tarde, y Beatriz se queda toda la noche.

Antes de irse Silvia le ayuda a Martha a asear mi cuerpo, Lupe y Lola son las chicas que asean el cuarto y parlotean tanto, me hacen reír sus charlas, Elia es mi hija, Francisco es el doctor, Mari, es como una dama de compañía, que se cerciora de que todo marche bien, cada semana viene un sacerdote, y reza algo en silencio, la última vez ya no vino el que siempre venia, según escuche se enfermó, vino otro sacerdote ya mayor, oí que le decía a Mari, que este miércoles va a venir el sacerdote suplente, del padre que se enfermó.

Son puros rostros conocidos pero no logro recordar quienes son, y qué papel juegan en mi vida.

No sé, si es sueño o realidad, pero han pasado varias imágenes por mi mente, que son muy repetitivas, veo a dos chicas iguales, al parecer son gemelas, las dos me dicen mamá ¿acaso tengo otra hija? Y ¿por qué no viene? También veo el rostro de un hombre casi de la misma edad de Elia, que me dice mamá, ¿será mi hijo? Veo a un hombre anciano pero todavía fuerte, que me mira sonriente y me dice mi vida, ¿será mi esposo? Pero si es así, ¿Por qué no vienen a verme?

Hoy tuve un sueño que no puedo descifrar, veo a las dos chicas gemelas muy jóvenes, un hombre muy apuesto se interpone entre las dos, una de las gemelas mira con mucho odio y rencor a la otra, ¿qué significa esto?

Por fin llegan las chicas a limpiar el cuarto como me divierte oírlas charlar entre ellas.

-¿Oyes Lupe? Y que le vas a confesar al padrecito.

-Yo le voy a decir, hay papacito, digo padrecito, por su culpa no pude dormir, usted ocupo todo mi sueño.

-Hay como eres, disoluta (majadera), jajaja

-Pos aunque la seño Mari, diga que no es cierto que el padrecito, se parece al señor Sebastián, esta igualito, ahorita fui a volver a ver el retrato de la boda de la seño Elia y el señor, y sigo insistiendo que es igualito, hasta tienen el mismo lunar en el mismo cachete.

-Oh, qué me pasa, empiezo a recordar, el padrecito del que hablan lupe y lola, se parece al que vi en mi sueño en medio de las gemelas, tiene ese lunar del que hablan, les tengo que preguntar, quién es, maldita sea, no puedo hablar, intento mover, mi mano derecha, creo que logre mover un poco el dedo.

-Hay mira lola, como que la señora movió un dedo.

-A ver, no son figuración tuyas, mira sigue como muerta

-Mejor date prisa, que ya mero viene Silvia la enfermera

-Y si le digo que vi como que la señora movió un dedo

-No, que va te va a tildar de loca, si deberás la señora se mueve, ella ya la hubiera visto, esta con ella toda la santa mañana y mari, también.

-Tienes razón, vámonos ya acabamos, ve avísale a mari, pa que la señora no se quede sola.

-No, por favor chicas no se vaya, no estoy como muerta, si moví el dedo, por favor, no se vayan, no se vayan, es inútil ya se fueron, espero captar su atención mañana. 

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora