La mancha del pecado.

Parte/56

Esa noche se reunió la familia entera, doña Edna, Eduardo, Mirna su esposa, Dany, Lalo, Verónica y Elia, después de cenar se reunieron en el despacho que era de su padre a puerta cerrada, por fin se develaba el secreto guardado por más de veintiséis años, quedaron tan sorprendidos, que ninguno de los presentes se atrevió a decir nada, eran secretos de familia y así debería de seguir entre las demás personas, Ema ya descansaba en paz y nadie tenía derecho a dudar de su honorabilidad.

-Verónica hija, creo que ya es tiempo de que los niños sean bautizados, ya casi tienen un año

-Bueno abue si, los bautizo va a ser por darte gusto ya sabes que no me llevo bien con la iglesia y esas cosas

-Gracias hija por darme gusto ¿Y cuándo te gustaría que los bautizaran?

-Hay que aprovechar cuando se case Lalo y Brenda ya casi se llega la fecha

-Oh, es verdad Lalito,

-Abue, ya te he dicho que no me digas, Lalito, y mucho menos cuando este Brenda presente.

-Está bien Lalo,

-Quiero que Mateo bautice a los niños ¿Qué les parece? Dijo doña Edna

-Verónica sintió una corriente eléctrica recorrer toda su columna vertebral con la sola mención de su primo, pero no se podía oponer su abuela tenía todo el derecho del mundo al querer a su nieto presente, todos al mismo tiempo dijeron a coro.

-Sí

-Nos parece bien, que buena idea se te ocurrió mamá ya es justo alternar con mi sobrino cómo debe de ser ¿A todo esto él sabe la verdad? Dijo Eduardo

-Si hijo él sabe todo

-¿Y cómo lo vamos a contactar?

-Yo me encargo de eso, dijo Elia

-Bueno pues si no hay más que hablar, nos vamos a descansar que mañana hay que trabajar

-Si hijo, gracias por todo

-Uno a uno se fueron despidiendo se su abuela y tía con un beso en la mejilla, cuando quedaron solas Elia y su madre.

-Cómo vas hacer para contactar a Mateo

-De la única forma correcta voy a ir personalmente a buscarlo

-Quiero ir contigo, quiero ir a la tumba donde descansa mi hija

-Si madre vamos a ir las dos, arregla todo para irnos este fin de semana

-El viernes salieron muy temprano viajaron, el chófer las llevó en una camioneta suburban hasta Dallas y de allí tomaron un avión que las llevó directamente a la ciudad de Guadalajara Jalisco, Elia alquilo un auto en el aeropuerto compraron un mapa y se dirigieron al pequeño pueblo que quedaba tan sólo a dos horas de distancia de allí.

-Se fueron siguiendo todos los señalamientos poco a poco se fueron acercando a la pequeña población, era el mes de julio el temporal de lluvias por lo tanto el paisaje lucia maravillosamente verde, poco antes de llegar hicieron una parada bajaron del coche para admirar el paisaje, era una vista maravillosa de magueyes la planta con la que se elabora el tequila, siguieron su camino por fin llegaron a la entrada del pueblo, pronto avistaron las torres de la iglesia y hacia allá se dirigieron, se detuvieron en un pequeño restaurantito eran las cuatro de la tarde y no habían comido nada, solo el pequeño snack que les dieron en el avión.

-Una mujer joven las atendió

-Pásenle por favor, ¿les puedo servir en algo?

-¿Les queda algo de comida?

-Uy seño, es que ya es re tarde, la comida ya se acabó, ahorita estamos cociendo el pozole pa la noche, pero deje le hablo a mi tía, pa que ella les haga algo sabroso, perenme tantito.

-Poco después apareció la joven acompañada de una señora más o menos de la misma edad de Elia.

-Buenas tardes señoras, que les apetece comer, les puedo hacer unos huevos rancheros, o un bistec asado con sus papitas fritas, frijolitos bien chinitos, con un molcajete de chile y tortillas recién hechas, chepina, ve sacando la masa

-Sí tía, ahorita mismo

-el bistec está bien señora

-Elia entro al pequeño restaurante había salido un momento a sacar algo del coche.

-Lo mismo para mí por favor

-cuando la mujer vio a Elia se puso blanca como un la cera y santiguándose exclamo.

-¡SEÑO EMITA¡ pero si usted ya está muerta.

-Cálmese señora, no soy Ema, soy su hermana

-Ay dispense pero es que son igualitas, ahorita mismo les preparo su comida

-Mija ofréceles un refresco, o agua fresca lo que ellas quieran y dame un pedazo de virote pa comérmelo, pa que no me haga daño el susto, de ver a doña mismita seño Ema

-Si tía.

Las dos mujeres comieron aunque era una comida muy sencilla la mujer tenía muy buen sazón, eso aunado a que no habían comido en las últimas horas la comida les supo a gloria cuando terminaron le dieron las gracias

-Gracias señora guisa usted delicioso

-Deberás les gusto mi comida

-Claro que si señora como le dije anteriormente guisa usted delicioso, ¿y dígame señora usted conoció a mi hija Ema.

-Ay  señora, pero que pregunta en este pueblo y en los alrededores todos conocíamos a la seño Emita, si era un ángel de Dios, era bien caritativa ella no podía ver a nadie necesitado porque ella, era el ángel salvador de esas personas, y todavía lo es el padrecito Mateito sigue sus pasos el sigue ayudando a toda la gente que ella ayudaba, con decirle que mucha gente la tienen como santa, le prenden su veladora y le rezan, hay quién dice que ya hasta hace milagros aunque el padre regaña a la gente, dice que Dios hace los milagros, pero la gente no le hace caso y le siguen pidiendo a ella.

-Edna no pudo contener la emoción, como le alegraba que la gente tenía en alta estima a su hija fallecida.

-Bueno señora gracias, quédese con el cambio

-No señora cómo cree es mucho

-Así está bien gracias señora

-Que les vaya bien

-Ay tía ahora si le costeo con estas riquillas

-Ay hija no te expreses así de las señoras tenles respeto no ves que es la mamá y hermana de doña Emita

-Si tía, no crea yo también me asuste cuando vi a la señora, que curioso es igualita a la seño Emita, aunque la seño Emita siempre andaba vestida de negro.

-Pos si pues mija, mira hasta cuando andan viniendo, mientras vivió nunca se pararon por acá.

-Sabe porque seria

-Ellas saben sus motivos, no hay que juzgar.