Parte / 23

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-Pos nada que al poquito tiempo que la seño, Elia se casó, que se pone bien mala la otra cuatita, la señorita Ema, si no hubiera sido, porque todos la conocíamos que era una muchachita bien recatadita, y ni siquiera tenía novio, hubiéramos pensado que estaba panzona, bueno usted me entiende esperando cría, tenía todos los síntomas, se la llevaron a curar con un médico y se curó, pero a poquito de eso, se fue a estudiar a una parte que se llama Canadá, y pos allí fue donde paso la desgracia.

-¿Pues qué paso Jovita?

-Pos dijeron la señora Edna y la seño Elia, que fueron a verla, y que fueron a unas cataratas grandísimas, y que la seño Ema se destanteo y se cayó, que encontraron el cuerpo todo hecho pedazos, que lo tuvieron que quemar, aquí no más llegaron con las cenizas en una cajita, que las tienen en la iglesia, no hubo velorio, pos que íbamos a velar, nada más le hicieron su misa muy bonita, y pos nosotros los pobres le hicimos su novenario.

En eso se paró el camión y el chofer anuncio

Señores pasajeros, hemos llegado a nuestro destino, sanos y salvos, gracias por preferir nuestra línea.

-Hay mire padrecito ya llegamos y ni sentimos el viaje, estuvo bien que nos viniéramos platicando.

-Sí doña Jovita, le agradezco mucho la información de mi familia, ya hasta parece que los conozco un poquito.

-Pero mire antes que se vaya usted tiene que saber esto que es muy importante, digo pa que no se vaya a dar un frentazo (desilusión),

-Dígame Jovita que es lo que tengo que saber

-Bueno mire yo no sé qué paso, con el marido de la seño Elia, ellos duraron pocos años de casados y un buen día llego a vivir a la casa de sus papás, solita sin marido, ella diario se iba con don Damián a los sembradíos, y cuando él se accidento y se murió, ella se hizo cargo de todo, así fue hasta estos días.

-¿Pues que le pasó, al señor Damián?

-Hay pos mire lo que ya está pa pasar, resulta que el señor venia en su coche de Ciudad Camargo a su finca, y de repente que hubo un derrumbe, cayeron unas piedrotas, a la carretera cuando él iba pasando y una de ellas cayó y le tapo el paso, y el señor Damián se estrelló en la piedrota y pos allí quedó bien muerto, ya no se pudo hacer nada por él.

-Pero eso qué tiene que ver conmigo, no la entiendo doña Jovita

-Lo que le quiero decir es que la seño Elia, después que regresó a su casa, ya no era la misma, ella se hizo muy mala, es muy cruel con los trabajadores, más que don Eduardo, ya no era la muchacha alegre y caritativa que era, hasta con mi prima chonita cambio, por eso le digo, que vaya con cuidado, no lo vaya a ofender, ella diario anda vestida de hombre y siempre anda con un látigo, y así trata a los trabajadores, como si fueran animales, nada más porque la gente necesita mucho el trabajo si no ya la hubieran dejado sola, a ver qué hacía, ¿usted pa que rumbo va?

-Ahorita voy a tomar un carro de sitio para ir a la parroquia de Cristo Rey.

-No padrecito, pa que toma coche, son unos rateros, mire vengase conmigo, vamos a la parada del camión, usted va a tomar el que dice, zona centro, y yo voy a tomar el que dice los saucitos, ese camión lo deja en la pura entrada del templo, usted nada más se va fijando, cuando vea las torres, ya se pone listo, y como le digo el camión se para en la pura puerta, y ándele que aquí viene el mío.

-Gracias doña Jovita muchas gracias a ver cuándo nos volvemos a ver, que le vaya bien

-En cualquier chico rato nos vemos, ya ve como dice el dicho, las piedras rodando se encuentran

-Riendo por las ocurrencias de doña Jovita, Mateo, se dispuso a tomar su camión, con rumbo a la catedral, no pasa mucho tiempo cuando vio a lo lejos las torres de la iglesia, poco a poco se van haciendo más grandes, por fin llega, y como le dijo doña Jovita el camión se paró en la pura puerta. Se baja agradece al chofer, y entra al templo.

En ese momento se estaba rezando el rosario de las seis de la tarde, mateo se integró con las personas y empezó a rezar, cuando termino, espero que el sacerdote que dirigía el rosario  bajara del púlpito, y lo intercepto.

-Buenas tardes padre, mi nombre es Mateo Ruvalcaba, busco al padre Emiliano, ¿me podria decir donde lo puedo encontrar?

-Por tu acento tú debes de ser el recomendado del padre silvestre, de Jalisco ¿verdad?

 Yo soy el padre Emiliano.

 -Sígueme por favor.

-Pasaron a la sacristía el padre Emiliano le dijo

-Siéntate por favor

-Gracias, después de usted, le dijo Mateo

-Mira el padre Silvestre me dijo que tienes un asunto familiar que arreglar, y quiero que sepas que me caes como anillo al dedo, tengo una comunidad sin sacerdote, el que estaba, está incapacitado ya que sufrió un accidente, ya está fuera de peligro, pero todavía sigue grave, así es de qué te parece si, ocupas su lugar mientras se recupera o mandan a otro sacerdote.

- Me parece muy bien padre, ¿Queda muy lejos la comunidad?

-No es lejos, es más una pequeña iglesia en una propiedad de una familia muy adinerada, tienen muchos trabajadores, son varias familias que necesitan a un sacerdote para, para que reciban los santos sacramentos, matrimonio, bautizos, primera comunión, confesar sus pecados y escuchar la santa misa.

Mateo nunca se imaginó que la iglesia se encontraba en la propiedad de su familia, él aceptó gustoso.

-¿Qué te parece? No hay mucho movimiento y podrás arreglar tu asunto familiar, con calma, aparte recibirás un sueldo.

-Me parece muy bien padre, en ese ambiente no voy a extrañar mucho a la gente de mi pueblo.

Se escucharon las campanas llamando a la misa, si gustas oficiar la misa, que se va a oficiar ahorita a las siete, terminando, cenamos y nos vamos a descansar, y mañana temprano te llevo a la finca.

-Gracias padre, por darme el privilegio de oficiar la santa misa.

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora