Las palabras de su hija hirieron enormemente a doña Edna, ella que por su bienestar renuncio a su otra hija, y ahora esta le salía, con se olvidó que ella existía, no pudo más y gruesas lagrimas rodaron por sus mejillas
- Si ahora llora, es lo único que sabes hacer salirte por la tangente.
-Basta ya Elia, deja en paz a mi mamá, no la estés recriminando, y descuida que no me interesa tu gran secreto, si he vivido veinticinco años sin saber nada, así puedo seguir viviendo, ya mamá serénate por favor, voy a prepararte un té para tus nervios,
-Sal Elia deja que mamá se serene
Salieron de la habitación
-Silvia por favor tráigale a mi mamá un té y le da un calmante suave por favor
-Si señor
-Edna, poco a poco se fue calmando, pensando que ya no iba a decir nada no quería que sus logros de recuperación se malograrán por una discusión sin sentido, ella estaba decidida a recuperar su salud, para inmediatamente buscar a su hija Ema, ella estaba convencida que el sacerdote que fue hasta su cama era su nieto, y estaba contando los días para cuando él volviera, para cerciorarse y saber por fin el paradero de su hija.
Eduardo, volvió al lado de su madre, ya no la dejo retomar el tema se quedó con ella, pronto el sedante y el té hicieron su efecto y Edna se durmió plácidamente.
-Al siguiente día, Mateo se levantó oficio la misa de seis de la mañana, se ejercitó como lo hacía todos los días se bañó, tomo su desayuno, saco su pequeño maletín donde guardaba su libro de rezos, su estola, la eucaristía, y el aceite con que daba la unción a los enfermos, subió al pequeño vehículo, y se fue a visitar a los enfermos.
Edna estaba muy excitada, cada cierto tiempo preguntaba.
-¿Silvia no ha llegado el sacerdote?
-No señora Edna todavía es muy temprano.
-Ese día aprovechando que Eduardo se había ido a supervisar a los trabajadores Elia se quedó en casa, ya tenía mucho tiempo que no lo hacía, la conversación con su madre, le había robado el sueño gran parte de la noche, había recordado todo lo vivido desde el fatídico día en que descubrió que su esposo era el padre del hijo de Ema, y por más esfuerzos que hizo no pudo perdonar la traición de su hermana.
Por fin Mateo atisbo a lo lejos la casona, ya estaba saboreando el vaso de agua de frutas con que lo recibían, quería volver a ver a su abuela, no sabía cómo le iba a decir que su madre había muerto, no quería ser la causa de que la señora se agravara por su culpa, estaba haciendo un plan para eludir el tema, si es que su abuela lo volvía a reconocer.
-Edna le ordeno a lola
-Lola por favor ponte al pendiente, en cuanto llegue el padre, lo pasas directamente a mi recamara
-Si señora Edna.
-Lola se aposto en una ventana y en cuanto vio el pequeño coche del sacerdote, abrió la pesada puerta y fue a su encuentro.
-Padrecito, que dice la señora Edna que se vaya de bolada (aprisa), a su cuarto que ya lo está esperando.
-Está bien hija, pero antes de ir al cuarto de la señora me puedes dar un vaso con agua.
-Sí, padre aquí se la tengo por dentrito, que creía que se me había olvidado
Entraron a la casa y efectivamente en una pequeña mesa se encontraba la jarra con agua con cubos de hielo, se tomó el agua con mucho placer, enseguida se encaminaron hacia la recamara.
-Lola toco la puerta, señora ya llego el padrecito
-que pase por favor, gracias Lola
-Pásele padrecito, aquí le dejo la jarra de agua pa si le da más sed
-Gracias Lola.
-Silvia la enfermera salió discretamente de la recamara dejándolo solos, Mateo saludo a la señora que estaba sentada en un cómodo sillón, se veía mucho mejor.
-Buenas tardes, señora ¿Cómo está?
-Mejor gracias padre, tome asiento por favor
-Ahora si me vas a contestar mi pregunta que te hice el pasado miércoles, te prometo que no me voy alterar, dime la verdad por favor necesito saber, ¿eres el hijo de mi hija Ema?
-Ema es el nombre de mi madre, pero eso no quiere decir que mi madre y su hija sean la misma persona.
-No juegues con las palabras hijo, eres el hijo de Ema y Sebastián, no lo puedes negar, mírame bien, aunque ya soy vieja, pero mis hijas y yo tenemos el mismo color de ojos, el mismo color de piel, y el color del pelo es el mismo aunque el mío son más canas que mi color natural.
-Mateo se ve en un conflicto, con la que quiere y le urge hablar es con la hermana de su madre, no sabe que contestar, teme que la señora se vuelva a poner mal, pero está comprendiendo, que si no le contesta, sí que se va a poner mal, se decide a hablar con la verdad.
-Señora, yo tengo poco tiempo que me entere de su existencia, por medio de una carta que mi madre me dejo antes de partir.
-Partir, dices partir, ella se fue, No, no acaso ella...
La pobre mujer ya no pudo hablar, unas lágrimas silenciosas brotaron de sus ojos, Mateo la abrazo y ella recargo su cabeza en el regazo de su nieto.
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La mancha del pecado.
RandomDomingo 20 de octubre. Doña Ema acaba de morir, es la madre de un joven, que acaba de ordenarse sacerdote. La noticia pronto se extiende por el pequeño pueblo donde siempre han vivido. Las personas se preparan para ir a dar sus condolencias, al jove...