Parte/ 51

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-Mi madre murió, y no puede descansar en paz, ella sólo va conseguir descansar en paz si mi tía la perdona, pero ella se niega rotundamente.

-Pero porque se niega en perdonar a tu madre, eso paso hace mucho tiempo, tengo entendido, que mi tío ya formo otra familia, déjame entender acaso tu eres hijo de mi tío y su nueva mujer

-No, si así fuera creo que ella no se negaría a perdonarla, pero la ofensa la recibió de alguien muy querida para ella, por ese motivo la traición es más difícil de perdonar.

-¿Puedo saber quién es tu madre?

-Mi madre, se llama Ema

-¡Mi tía Ema¡ ella es tu madre, No lo puedo creer, ¿pero qué paso?

-Lo único que te puedo decir es que las dos se enamoraron del mismo hombre.

-Entonces mi tía Ema no murió cuando nos dijeron, creo que mi abuela me va a tener que explicar varias cosas

Mateo seguía llorando desconsoladoramente, Verónica limpiaba sus lágrimas de pronto a ella la invadió la compasión tomó su rostro y empezó a besarlo en un momento dado llego a sus labios y los beso, Mateo no se opuso, ella introdujo su lengua lentamente en su boca con esa acción despertó al hombre que había dentro de él, en ese momento crucial tan sólo eran un hombre y una mujer dejando aflorar sus más bajas pasiones y se enfrascaron en una lucha entre el deber y el deseo, ganando finalmente el deseo y se entregaron uno al otro, por un momento subieron hasta el cielo, pero fueron cayendo al infierno al mismo tiempo que satisfacían sus deseos carnales.

-Cuando llegaron al clímax enseguida llego la calma, inmediatamente recapacitaron en lo que habían hecho, Verónica no sentía ninguna culpa ella había disfrutado el acto, desde la primera vez que vio a Mateo había deseado ese momento, pero él no, se sintió sucio lleno de remordimiento, pues no solo había fallado en su intento de conseguir el perdón para su madre, si no que ahora se sumaba el hecho de que había traicionado a Dios había violado sus votos, de permanecer casto.

Se vistió rápidamente y salió del lugar iba muy turbado Verónica le dijo a un empleado que llevaran a Mateo a la iglesia, en ese estado en que se encontraba el sacerdote no podía conducir y corría el peligro de sufrir un accidente, Mateo no objeto nada sólo quería salir de esa casa lo más rápido posible.

Cuando llego a su casa ya casi era de noche, no tuvo noción del tiempo, escuchando a su tía y pecando con su prima verónica, cuando Remigio cerro el templo,  se desplomo en el piso acostado a los pies del cristo crucificado formando una cruz con su cuerpo, y lloro pidiendo perdón a su salvador y a su madre por haberle fallado.

Al día siguiente oficio la misa de seis de la mañana como todos días, fue a la notaría y le dijo a Mónica.

-Por favor Monica cancela todos los pendientes  dos días, tengo que salir a Ciudad Camargo urgentemente.

-Si padre como usted ordene.

Le aviso a Remigio y a Gudelia y partió a la ciudad, necesitaba con urgencia confesar su pecado, cuando llego a la ciudad inmediatamente de dirigió a la parroquia de Cristo Rey, busco al padre Damián.

-Mateo, tu aquí, ¿acaso ha pasado algo?

-Si padre algo muy grave, necesito que me confiese por favor.

-Está bien, vamos

-Te escucho, confiesa tus pecados por favor

-Acuse me padre que he estado con una mujer íntimamente

-¿Al decir íntimamente, quieres decir que tuviste relaciones carnales con ella?

-Sí, padre he faltado a mis votos, no creo que eso tenga perdón y si usted me lo ordena voy a claudicar.

-Mateo, Mateo tranquilo, si es una falta muy grande, pero no al grado de claudicar, todos somos humanos y la mayoría de los sacerdotes le hemos fallado al señor, pero no seriamos humanos si no falláramos, el demonio tiene su modo de llegar a los seres humanos y hacerlos fallar en tu caso fue una mujer, pero dime ¿en verdad estas arrepentido de tu falta?

-Si padre, sólo fueron las circunstancias las que me hicieron flaquear, pero mi vocación de ser sacerdote es firme, solo deseo servir al señor.

-Muy bien eso es lo principal que estés realmente arrepentido, yo te absuelvo de todos tus pecados.

Mateo sintió una tranquilidad que tenía mucho tiempo que no sentía, pero si creía que confesar su pecado, lo iba a librar del vínculo que lo había unido a Verónica, estaba completamente equivocado y el tiempo lo confirmaría.

El padre Damián se retiró a su oficina y Mateo más tranquilo rezó la penitencia que el padre le había impuesto por su falta, pero no pasó mucho tiempo cuando el padre Damián vino a su encuentro se veía muy agitado

-¿Qué pasa padre ha ocurrido algo?

-Es lo que quiero que me expliques, me acaba de llamar la señora Elia Santander me acaba de exigir tu cambio, ya no quiere que estés más en la comunidad y como ellos son prácticamente los dueños de la iglesia tengo que acatar su orden pero quiero saber el motivo, acaso tiene que ver con tu falta.

-No, no padre

Mateo le contó el altercado que había tenido con Elia y el motivo por el cual habían discutido, el padre quedo muy sorprendido, el conocía muy bien a la familia, y nunca se imaginó que guardaran ese secreto, observo detenidamente y en efecto vio el parecido tan grande entre Mateo y Sebastián el esposo de Edna

-Bueno hijo, no queda más que acatar la orden

-Si padre eso es lo mejor para mí, yo le iba a pedir de favor que me mandara a otra parte, entre más lejos este de estas personas mejor.

-Mañana vamos a recoges tus pertenencias, ya veremos donde te ubico, el padre Macario ya está restablecido completamente ya es tiempo que se reintegre a su puesto, mañana viajamos los tres.

-Gracias padre Emiliano.

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora