Parte/62

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Mateo vio como Verónica subía al auto de su ya ahora esposo y salían a un punto desconocido, a disfrutar su amor, no comprendía porque tenía esa opresión en el pecho, quizás fuera porque la mujer que amaba aunque no lo quisiera reconocer, ya era propiedad de otra persona, o por un presentimiento de que en esa unión todo había menos amor, se propuso a rezar por la felicidad de su prima.

Cuando regreso a su pueblo el padre Silvestre le dijo.

-Mateo eres un hombre muy inteligente, yo como tu mentor no quiero que te conformes en ser un padrecito de pueblo, quiero que te prepares para que cuando cumplas treinta y seis años puedas llegar a ser obispo.

-Pero padre yo estoy conforme con lo que  soy, ayudar a las personas de este pueblo, mi pueblo

-Ten en cuenta que si llegaras a ser obispo los podrías ayudar más, piénsalo

-No, padre no tengo que pensarlo, lo respeto mucho y si usted cree que estudiar es lo mejor para mí lo haré.

Mateo se trasladó a la ciudad para estudiar un Doctorado en Teología, con duración de cuatro años, en todas las oportunidades que tenía viajaba a su pueblo que estaba relativamente cerca de la ciudad, se comunicaba con su abuela por teléfono la que lo mantenía informado de los acontecimientos de la familia.

Por ella supo, que su tía Elia había contraído matrimonio por el estado civil con Simón el Terapeuta, este se había integrado al equipo de trabajo de Verónica, ya era un hombre jubilado, lo que hacía lo llenaba de satisfacción así es de que trabajaba sin lucro alguno, lo hacía con el simple hecho de ayudar a las personas.

-Otra noticia que le dio su abuela que lo lleno de confusión era que su prima Verónica, había dado a luz a un bebe muy sano, al parecer tenía muchas ganas de venir al mundo porque habían nacido antes de la fecha y había estado en una incubadora en un hospital de Houston Tejas, paso el tiempo pronto se cumplieron los cuatro años del doctorado, Mateo se graduó con mención honorifica toda su familia estuvo presente, menos Verónica, su esposo y el niño más pequeño.

Mateo sintió un vacío muy grande en su corazón, él quería verla, pero al parecer ella no, al mismo tiempo le dio gracias a Dios de que no hubiese ido, sabía que si tenían algún momento a solas no podía resistirse al embrujo de su prima, su abuela movió sus influencias para que Mateo se quedara en la ciudad ocupando un puesto muy importante en la catedral, Edna no iba a descansar hasta que su nieto llegara a convertirse en Obispo.

Cuando Mateo cumplió treinta y ocho años de edad, hubo un evento triste pero favorable para las aspiraciones de Edna la abuela de Mateo. El señor Obispo del estado murió de una apoplejía, por lo tanto se tenía que escoger al nuevo Obispo, Edna movió sus influencias para que Mateo recibiera la mayoría de votos para ser elegido y lo consiguió por lo tanto a la edad de treinta y ocho años Mateo se convertía en el Obispo más joven de la historia de su estado, en su nuevo cargo ya no tuvo mucho descanso, tuvo que viajar mucho desde a pequeñas rancherías, pueblos, ciudades, hasta la ciudad de Roma, la vida continuaba, para todos, y también los acontecimientos de toda índole.

Cuando cumplió cinco años de casada Verónica, su marido murió en la ciudad de las Vegas, se dijo que había sido asesinado por unos maleantes que trataron de asaltarlo, él opuso resistencia y termino perdiendo la vida a manos de ellos, Verónica hablo con su abuela.

-Abuela, no quiero que Mateo sepa nada de la muerte de David

-¿Pero por qué?

-No quiero importunarlo por lo que me has dicho ocupa un puesto muy importante en la Diócesis de Guadalajara, él va a querer venir a dar apoyo y no quiero distraerlo de sus actividades mi marido no vale la pena, que haga un viaje tan largo, ya vez que ni siquiera entablaron una amistad

-Como tú digas, pero creo que él se va a sentir muy mal cuando se entere.

La verdad era que Verónica no quería volverse a encontrar con él, sabía la debilidad que tenía por el hombre, y además no le perdonaba, que se hubiera ido por segunda vez dejándola con ese amor y pasión que sentía por él, es por eso que evitaba a toda costa encontrarse de nuevo con él, cuando su hijo nació recrimino a su abuela por habérselo dicho, Mateo ya no fue invitado a ningún evento relacionado con los hijos de Verónica, el bautizo del nuevo hijo el cual llevo el nombre de su padre, Dave, Verónica le decía David así como toda la familia, decían que estaba en México no en USA. Paso la primera comunión de los gemelos, y tampoco fue requerido ni las suplicas de su abuela la hicieron desistir.

Cuando Dave, cumplió doce años, recién había terminado la primaria le dijo a su madre.

-Mamá quiero entrar al seminario allí voy a seguir estudiando quiero ser sacer...

-¡Pero que estupideces estás diciendo¡ quién te metió esa ideas en la cabeza, ¿qué quieres ser sacerdote?

-Nadie me metió esas ideas en la cabeza, los padres benedictinos, fueron al colegio y nos dieron uno folletos para el que le interesara, y yo quiero estudiar allí, la secundaria.

-Doña Edna al oír los gritos de su nieta, fue a ver que pasaba

-¿Pero qué pasa? porque esos gritos se escuchan en toda la casa.

-Aquí tu nieto que quiere estudiar en el seminario, habrase visto una estupidez más grande

-Hijo por favor déjame a solas con tu madre por favor.

-Si abuelita

-Verónica serénate, entre más te opongas más vas a despertar el deseo del niño de ingresar al seminario, además el que estudie en el seminario no quiere decir que se convierta en sacerdote.

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora