Parte/ 9

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Sexto día de novenario

-Buenas tardes, doña pachita

-Buenas tardes, ¿oigan ya supieron?

-Que doña pachita

-Lo que le paso a concha la hija de doña Ramona

-¿Pues qué le paso pues?

-Pos que se le apareció un muerto,

-Achís, a poco usted cree en aparecidos

-Bueno yo nunca he visto a ninguno, pero conozco gente que si

-Pues y como esta eso que se le apareció un muerto.

-Pos dice que su marido anda trabajando de segunda (horario de la tarde), y dice que llega como a eso de las once de la nochi, ella se puso a planchar mientras su marido llegaba, pa ya no levantarse a darle de cenar, y eran como las diez y media de la noche, cuando le tocaron la puerta, ella pregunto

-¿Quién es?

-Soy yo Domingo te traigo tu leña, le dijo la voz

-Ella le abrió la puerta, y ciertamente era Domingo el hermano de doña Petra, que viene siendo su primo de ella.

-¿Pero que son estás horas de traer la leña ya es re nochi?  le dijo concha

-Te la traigo porque ya me la pagaste

-Y dice concha que claramente oyó cuando el descargo la leña de los burros.

-¿Concha me regalas agua? tengo mucha sed, le dijo Domingo

-Si mingo, ahorita te abro la puerta

-Y concha le abrió la puerta y mingo se pasó y se tomó un jarrote con agua, dice concha que hasta se le salía el agua por la comisura de la boca, que ella le dijo.

-Pos, sí que la traías atrasada, mira con que desesperación te la estás tomando, te vas a ahogar.

-No me lo vas a creer, pero tengo tres días que no bebía ni una gota de agua, ya me voy, porque todavía me falta mucho por recorrer

-No te vayas quédate a dormir esta noche y mañana le sigues

-No, concha se me acaba el tiempo, y tengo más cosas que hacer.

-Bueno, pos haya tu si te quieres ir, cuídate mucho, que pases buenas noches

-Buenas noches, concha y gracias por el agua

-Y pos que ella siguió planchando y cuando llego su marido, estaba muy agitado.

-Y ahora tú que traes, te ves muy preocupado.

-Pos no es para menos, quién crees que se murió.

-No, pos si tú no me lo dices, yo no voy a adivinar.

-Ahorita me acabo de encontrar a tu tío Pedro y me dijo, que se murió Domingo.

-Achís, no te creas, el acaba de estar aquí, me dejo la leña, le di agua, y se acaba de ir, yo creo que hasta te lo topaste.

-No concha que te digo que se murió.

-que te digo que no.

-Mira siéntate para que te cuente lo que me dijo tu tío Pedro

-Pos que te dijo, tu que le cree, diario anda borracho, ya ni sabe lo que dice.

-Espérate ya no me interrumpas.

-Ta gueno, dime, que te dijo mi tío Pedro

-Dice, que mingo se fue a traer leña al cerro, como lo hacía diario, que en tres días no supieron de él, y ahora en la tardecita, llego el mocho (un perro), y ladraba y se encaminaba, y como no lo seguían, volvía a insistir, hasta que don chano le dijo a don Agapito.

-¿Oiga don Agapito? el perro no quedra que lo sigamos, este es uno de los perros de mingo.

-Ándele, que yo creo que sí, ya ve que no sabemos de él desde antier,

-Pos vamos a seguirlo a ver a donde nos lleva.

-Y pues el perro los llevo por el cerro, de pronto empezaron a oler muy feo, y vieron al negro (otro perro), que estaba espantando a unos zopilotes, y pos nada, que allí tirado estaba mingo bien muerto, que ya apestaba muy feo, dicen que se vinieron, pronto de regreso y dieron cuenta a la autoridad, lo bajaron del cerro, pero ya en la caja, y se lo llevaron directamente a enterrar, que dijo el médico que ve a los muertos, que él se había caído del burro, se pegó en una piedra, y que se murió, lueguito, lueguito.

-Y pues hay tiene que concha la tienen bien mala de la impresión, porque dice que ella lo vio y que le dio agua. Por cierto los perros no se mueven de la tumba allí les lleva de comer y de beber agua.

-No si los perros, son muy nobles, mejor que la gente

-¿Y cuándo paso eso?

-Antier, fue cuando lo hallaron y lo enterraron en la madrugada, que ni a sus papás los dejaron que lo vieran por última vez, que disque se podían enfermar.

-No pues con razón no nos dimos cuenta, si no hubo velorio, no nadita, le están rezando su novenario, pero pues a la misma hora que el rosario de doña Emita, no podemos ir a los dos lados, pues cuando acabemos de rezar aquí, le seguimos con el de mingo, aunque sean menos días.

-Si pos haya, apenas van dos rosarios.

-No pos si le digo, que pretextos quiere la muerte pa llevárselo a uno, quién iba a pensar que de una caída se iba a morir mingo, que en paz descanse.

Ándele que ya llego el padrecito, vamos a rezar.

 

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora