Parte/ 44

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-Poco después salió el doctor de la habitación

-La felicito señora hizo un estupendo trabajo. Creo que no es necesario de trasladarlos al hospital, están perfectamente bien.

-Gracias doctor, pero hice lo que he hecho cientos de veces, contesto doña Nati

-¿Doctor podemos trasladar a Verónica a la finca?

La partera rápidamente contestó

-No, yo diría que esperara tres días, hasta que la matriz vuelva otra vez a su lugar, aunque a mí me gusta que las mujeres que atiendo se cuiden quince días, pa que queden muy bien, pero ahora ustedes los doctores dicen otra cosa.

-Mire señora es su paciente y usted da las órdenes, yo la veo muy bien, por mí no hay ningún inconveniente en que la señora regrese a su casa, pero creo que eso hay que preguntárselo a la señora Verónica, por lo pronto yo me retiro.

-Gracias doctor lo acompaño a la puerta dijo Mirna y salieron.

-Volvieron a entrar a la recamara

-Verónica el doctor dice que puedes volver a la finca que no hay problema, pero doña Nati, quiere que reposes al menos tres días, te lo dejo a tu decisión.

-Creo que me voy a quedar, estoy muy cansada

-Pues no es para menos

-Con permiso, mire seño Vero le traigo su caldito de pollo, con tortilla recién hechecitas, yo después de tener a mis muchachitos quedaba con mucha hambre dijo Gudelia

-Como ven, aquí voy a estar muy bien atendida, y si el padre Mateo no tiene ningún inconveniente me quedo aquí.

-No, no claro que no, estás en tu casa.

-Entonces te voy a mandar a Lola para que te ayude

-No hay necesidad doña Edna, yo me basto sola, dijo Gudelia

-Está bien, como quieran dijo doña Edna

Y se quedó en la casa, Mirna le dio una suma de dinero a doña Nati por sus servicios, está recibió el dinero contra su voluntad, la madre y la abuela se quedaron un rato más, pero Verónica no descanso de las visitas, más tarde llegaron su padre y sus hermanos, cuando se fueron Gudelia llego con su cena, la partera,  antes de irse le enseño como alimentar a sus hijos cuando la partera salió entro Mateo

-¿Cómo te sientes?

-Algo cansada, espero que estos niños me dejen dormir, doña Nati antes de irse, los dejo listos para pasar la noche

-Te dejo para que descanses, buenas noches, si algo se te ofrece no tienes más que gritarme y enseguida vengo aquí estoy a lado

-Gracias Mateo.

-Doña Nati convenció a Verónica de quedarse los quince días en la casa de Mateo para atenderla a la antigua, la lleno de ungüentos y le puso una faja, para que le quedara todos los órganos internos en su lugar, Gudelia recibió la ayuda de las mujeres de la vela perpetua para atenderla, ella se dejó chiquear, lo que más le agradaba era la atención que recibía de Mateo, el hacia el papel de padre de familia para sus hijos, pero el tiempo pasa y los quince días se completaron doña Nati la dio de alta no sin antes recomendarle.

-Sígase cuidando en su casa hasta que cumpla la cuarentena, por que las mujeres modernas no le creen a uno, que hasta que no cumplan los cuarenta días, las parturientas tienen un pie en la tierra y otro en la tumba.

A Verónica le divertía las supersticiones de las mujeres del pueblo, pero por respeto y agradecimiento a ellas, hacia todo lo que le decían, se fue a la casa de su abuela, la amistad de Mateo y ella se estrechó mucho, él se sentía con la necesidad de protegerla a ella y a sus hijos y ella sentía la necesidad de estar cerca de él, todo caminaba perfectamente, Verónica cumplió su cuarentena y volvió a sus actividades, cuando las criaturas cumplieron tres meses, llego Elia de su viaje, en cuanto Mateo supo de su llegada recordó el propósito que lo había llevado a buscar a su familia, es por eso que el siguiente lunes que descanso, fue a buscar a la mujer no se iba a mover de la finca hasta que lograra hablar con su tía, su madre necesitaba ese perdón cuanto antes para poder entrar al reino de los cielos.

Elia, en cuanto llego se dirigió a los campos se sorprendió por lo bien que encontró todo, para beneplácito de su hermano y sus sobrinos quedo encantada con todos los cambios que habían hecho, vio a los trabajadores contentos sin miedo, tal como era cuando su padre vivía y se sintió muy mal recordando que los pobres trabajadores habían sido víctimas de su crueldad había descargado su frustración y el odio que sentía por su hermana, su esposo y el bastardo de su hijo, en la pobre gente, pero eso iba a cambiar había decidido dejar el negocio en manos de su hermano y sus sobrinos ya era tiempo que ella descansara, ese dia estaba contenta decidió ir al despacho que había sido de su padre y ahora de ella, quería poner algunos papeles en regla.

Mateo llego a la finca

-Padre Mateo pase, viene con la señora Edna a ver a los cuatitos, ahorita la señora Vero no está.

-No Lola ahora no vengo a verlos a ellos, vengo a hablar con la señora Elia

-Lola se santiguo y dijo

-Hay padrecito, ¿está seguro que quiere hablar con ella?

-Muy seguro, me puedes anunciar

-Mire padre, mejor vengase conmigo de una buena vez, y que diosito lo agarre confesado.

Mateo camino al lado de Lola hasta llegar a una puerta cerrada, Lola toco tímidamente y una voz se escuchó por dentro.

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora