Parte / 36

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-Así es madre, mientras tú te dedicabas a dormir ellos crecían.

-Pero mírate Vero, ¿te casaste? Veo que estas en espera.

-Algo así abuelita.

-Señora me da mucho gusto que ya esté con nosotros nuevamente, dijo Mirna desviando el tema de la nieta.

-Gracias Mirna

-Bueno la dejamos sola con su hijo, el doctor nos advirtió que no la agobiáramos.

-Enseguida salieron la mujer y sus hijos quedando solo su hijo y ella, la enfermera cada que había alguna visita salía discretamente.

-Mamá me da mucho gusto, que por fin despertaras, más de tres años en que caíste en ese sueño interminable, te tengo buenas noticias.

-¿Qué noticias son hijo?

-Compre la mansión de los Hampton, me regreso a vivir con ustedes, ya me puse de acuerdo con Elia, para ayudarla con la administración de la finca tal como mi padre quería.

-¿Pero hijo y tu trabajo?

-Madre primero está la familia ahora ustedes me necesitan, además no voy a dejar mis actividades, sólo que ahora soy asesor, voy a viajar a USA cada cierto tiempo nada más a supervisar los trabajos. Lalo y Dany también van a trabajar en la finca, a ellos les gusta mucho el campo lo heredaron de mi padre.

-Y Vero también va a vivir aquí, junto con su esposo.

-espero que cuando sepas esto no recaigas, pero más tarde o más temprano lo vas a saber, Vero no está casada, un rufián la engaño, le hizo creer que ella era el amor de su vida, pero cuando ella le dijo que estaba en espera, la abandonó, Mirna, sus hermano y yo la apoyamos completamente, también Elia, está muy entusiasmada con el embarazo de mi hija, todos esperamos la llegada de ese bebe, como un remanso de paz, después de todo lo que hemos pasado, ¿madre pero por qué lloras?

-No hijo, no lloro por la noticia que me has dado, a mí también me da gusto que apoyes a tu hija, si así hubiéramos actuado tu padre y yo tal vez...

-¿qué quieres decir madre?

Unos leves toquidos en la puerta, los hicieron callar

-Señor, por hoy ya fue suficiente, la señora tiene que descansar su garganta, mañana podrán seguir su charla.

-Está bien señorita, bueno mamá mañana seguimos con esto, descansa.

-Su hijo deposito un beso en la frente de su madre y salió de la habitación, Edna se quedó reflexionando, ya era tiempo que su hijo supiera la verdad sobre Ema y su hijo.

-Paso la noche tranquilamente, ella sabía que si descargaba su conciencia lo que le quedara de vida lo iba a vivir más tranquila.

Al día siguiente muy temprano llego el doctor de medicina física, y un fisioterapeuta, el doctor la evaluó y le dio indicaciones al terapeuta que ejercicios le hiciera, salió de la recamara y los dejo para que empezara su tratamiento, los ejercicios eran dolorosos, ya que todos los músculos estaban atrofiados, pero las ganas de la señora de volver hacer la misma persona de antes de sufrir la parálisis, superaban al dolor, lo primero que hicieron fue sentarla, ella se sintió muy bien, pero a los pocos minutos se sintió cansada.

Después la bañaron y tomo su desayuno, poco después llego el terapeuta del lenguaje, hicieron varios ejercicios bucales, para que ella recobrara la fluidez de las palabras, todo eso paso en el transcurso de la mañana, al mediodía tomo su comida, durmió un rato, y más tarde llego su hijo a reanudar la charla que había quedado pendiente el día anterior.

-Madre, estas disponible.

-Si hijo pasa, tenemos una charla inconclusa.

-Te sientes bien madre, si no eso puede esperar.

-No hijo ya he esperado demasiado tiempo tú tienes que estar enterado de la verdad.

En ese preciso momento se abrió la puerta de la recamara y entro Elia, alcanzando oír las últimas palabras de su madre.

-¿De qué verdad hablas madre?

-La que tú y yo sabemos y ahora mismo también Eduardo se va enterar

-Te prohíbo que le menciones nada, ese secreto no es nada más tuyo, recuérdalo

-Ya es tiempo de que ese secreto como tú lo llamas ya no lo sea.

-Pero madre te has vuelto loca

-Porque después de callar por cerca de veinticinco años, te da por abrir la boca, ese secreto tiene que seguir siendo secreto.

-Basta las dos, que es eso que han guardado por casi veinticinco años, soy de la familia y tengo derecho a saberlo.

-Madre te lo advierto si hablas, nunca te lo voy a perdonar

-Hija, no tienes suficiente, con no perdonar a Ema, reflexiona ese odio que sientes por ella está acabando con tu vida, todavía eres joven podrías encontrar a alguien con quien compartir tu soledad.

-Y quién te dice que estoy sola, tú no sabes nada de mi vida, ¿y sabes por qué? Porque desde que paso lo que paso, tu sólo has vivido para llorarle a tu querida hija, y te olvidaste, de que yo existía. 

La mancha del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora