Estaba demasiado frustrada y de mal humor como para soportar algo más.
¡El maldito señor del taxi no quiso ayudarme con las maletas para bajarlas y tuve que hacerlo yo sola!
Además de que el viaje hasta acá fue de lo peor. ¡DE LO PEOR!Suspiré presionando las teclas del elevador, quería subir de una buena vez y descansar en mi cómoda cama.
El elevador finalmente abrió sus puertas, caminé por el largo pasillo buscando la habitación '44'. Al encontrarla, introduje la llave que me dieron unos días antes y la puerta se abrió, entré y para mi sorpresa y mala suerte, no había ningún mueble. ¿Qué carajo?Dejé las maletas por algún lugar y me dediqué en caminar hacia las habitaciones para ver si había algo de muebles pero no, ¡era un departamento completamente vacío! ¡Yo no pagué por esto!
Definitivamente no estoy de buena suerte.
Tenías razón horóscopo.Suspiré pesadamente y bajé de nuevo por el elevador, tenía que reclamar esto, ¡yo pagué por un departamento amueblado!
-Eh...disculpe señora, ¿podría explicarme por que mi departamento no tiene muebles? -le pregunté a la vieja señora de la recepción.
-Yo no sé, no sé y no sé, ¡solo trabajo aquí por medio tiempo y usted quiere que sepa todo!
-Pues debería saberlo, porque su empleo es éste no esa estúpida revista -señalé la revista de ropa interior-. ¿Acaso cree que le servirá uno de esos trajes de baño? ¡Por favor! Eso déjeselo a las jovencitas.
-¿Qué está queriendo decirme señorita? -frunció el ceño y se quitó los lentes.
-Lo que usted cree.
Okey, creo que fui un poco cruel.
-¡Usted no tiene derecho de....
-Buenas tardes Josephine -un chico entró por la puerta saludando a la señora esta que me creía estúpida.
-¡Joven Bieber! ¡Buenas tardes! -lo saludó y después suspiró, como esas adolescentes enamoradas suspiran cuando pasa su crush frente a ellas.
¡Por favor! Ese niño no tiene nada de guapo. Creo...bueno, viéndolo bien, tiene un buen trasero.
-¿Me llegó algo en este día? -preguntó el rubio.
-Sí...un paquete -dijo buscando en el mostrador, sacó una caja y se la entregó al chico que ya se había puesto a mi lado.
-Bien, gracias Josephine -se desacomodó el cabello y me miró con indiferencia.
¡Woah! ¿Es día de tratar mal a Zoe Dashkov? Lo están logrando.
Desvié mi mirada hacia la señora y la miré con frustración mientras el chico miraba su paquete.
-¡Le exijo que haga algo! -reclamé-. ¿De dónde se supone que sacaré los muebles ahora?
-¡Pues yo no lo sé señorita! ¡Yo no tengo la culpa! -se defendió.
-Gracias -dije con sarcasmo y comencé a subir al elevador de nuevo. Subiría y después vería que hacer.
Al llegar a mi departamento, noté que la puerta se había cerrado, y, ¿adivinen quién olvidó las llaves dentro?
Me dí una cachetada, literalmente, por ser tan estúpida y me incliné hasta ver por debajo de la puerta y encontrar algo que pudiera ayudarme a abrir.
¡Vaya que encontraré algo! ¡Cómo tengo muchas cosas en el departamento! Nótese el sarcasmo.
Sentí un roce en mi trasero y después un apretón.
¡Maldición!
Me levanté rápido y me giré para enfrentar al patán que había hecho eso. Y sí, nada más y nada menos que el tal Bieber ese.
-¡¿Qué te pasa?! ¡Estúpido, maleducado, idiota! ¿QUIÉN TE CREES? -le grito con todas mis fuerzas.
-Oye, tranquila nena -echó una carcajada relamiendo sus labios después.
-¡¿Cómo que tranquila?! ¡Maldito pervertido! -impacté la palma de mi mano en su mejilla y el soltó un gemido de dolor.
-¿Qué mierda te sucede?
-¡Lo mismo me pregunto! -dije mirándolo con odio, rencor, furia, ¡maldito mil veces!-. Discúlpate por haber hecho eso.
-¿Por qué? ¿Quién lo dice? ¿La reina de Narnia? -me desafía. Su rebeldía y su tono de sarcasmo me hacían hundirme más en la rabia. Podría golpearle las bolas.
-Dis-cúl-pa-te -dije separando la palabra. Él me mira con una sonrisa divertida pintada en el rostro. Jamás alguien me había desafiado de la manera en que este idiota lo está haciendo.
-Bien, creo que.....¡No lo haré! -sonrió con malicia, con triunfo.
-¿Lo haces tú por las buenas, o hago que te disculpes a la fuerza?
-Ninguna de las dos, nena -sonrió, se giró sobre sus talones y abrió la puerta del departamento que estaba frente al mío para finalmente entrar.
-¡Maldito...
Y cerró la puerta en mi cara.
Suspiré rogándole a Dios que me diera paciencia. Me acerqué a la puerta de mi querido vecino y la toqué tres veces. Abrió mirándome con una sonrisa arrogante y rodé los ojos.
-¿De casualidad tu llave no es la misma que la mía? -pregunté lo más tranquila, para así evitar algun otro problema.
-¿Por qué? -su sonrisa se desvaneció y me miró serio.
-Porque olvidé la mía dentro de mi departamento -dije señalando hacia atrás y el echó una carcajada.
-No lo sé, revisa tonta -dicho esto, me lanzó las llaves en la cara y me pegó en la nariz. ¡Auch!
-¡Idiota! No me digas tonta -tomé las llaves que ahora estaban en el piso y el rió.
-Lindo trasero -dijo reprimiendo la risa y le saqué el dedo medio.
Metí la llave en la cerradura y la giré, por favor....¡abre! ¡Abrió! ¡Vaya que seguridad! Todas las llaves son iguales, podrían robar, ¿qué si Bieber es un ladrón y algún día entre a mi casa a robarme algo?
-Listo, gracias -dije lanzándole las llaves como él lo hizo conmigo y justo le pegué en la nariz.
-Auch... -se quejó mientras sobaba su nariz y tomaba sus llaves del piso.
Estaba dispuesta a entrar a mi departamento y echarme en el piso por horas, pero decidí preguntar algo antes de irme.
-¿A tí también te dieron el departamento sin muebles?
-¡No! -y comenzó a reír descontroladamente.
Mierda....
Me giré sobre mis talones y ya iba a entrar cuando, ahora él, habló.
-¡Oye! -volví a verlo a la cara y ahora estaba más cerca de mí-. Justin Bieber -extendió su mano hacia mí.
-Zoe Dashkov -estreché su mano.
-¿Amigos?
-Enemigos -le sonreí falsamente y le saqué el dedo medio, por segunda vez.
-Ni quería ser tu amigo -y dió un portazo, de nuevo, cerrándome la puerta en la cara.
-Puto.
-¡Te escuché! -grita desde adentro.
Espero que les guste esta idea tonta xd.
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insoportable | jdb
Fanfiction"Polos opuestos se atraen". "Polos iguales se repelen" decían... Esta historia se basa en dos personas con carácter y forma de ser igual, tan igual, que terminan enamorándose uno del otro, aunque ni si quiera se soporten.