2; La cebolla disfrazada de manzana.

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Como había dicho ayer, me quedaría toda la tarde tirada en el piso y así hice hasta quedarme dormida toda la noche. ¡Dormí tan bien! Con sarcasmo, obvio, porque dormir en el piso y con este frío, no es tan agradable.

Eran aproximadamente las seis y cuatro de la mañana y me levanté por un maldito mosquito que me chillaba en el oído. Caminé hasta el baño encendiendo las luces y me dí una ducha rápida con agua caliente. En realidad pensé que me congelaría con el agua fría pero agradezco porque se hayan preocupado por poner agua caliente para los clientes, gracias por esto.

Me puse unos jeans azules, una blusa blanca de mangas, con un suéter Nike color gris que me quedaba un poco grande y mis vans negras. Sequé mi cabello y lo dejé suelto pero cubierto con una gorra gris.

Tomé mi celular y me aseguré de no tener ninguna llamada de Aline, mi mejor amiga, ó de Luca, mi mejor amigo. Tocaron la puerta unas tres veces seguidas. ¿Quién sería a estas horas de la mañana? ¿Y si es un borracho? ¿Un secuestrador?

Déjate de estupideces y ve a abrir.

Hice lo que mi conciencia me dijo y abrí, pero no encontré a nadie, sólo cuando abrí, la puerta de Justin se cerraba rápidamente. Estúpido. Creyó que me molestaría levantarme ¿cierto? ¡Pues no! Ya estaba despierta, turn down for what.

"Gracias por levantarme mosquito" mi conciencia y sus locuras.

Seguido salí guardando mi móvil y mis llaves en mis bolsillos, cerré la puerta y bajé. Salí también del edificio y comencé a caminar por las calles de Londres, para conocer un poco. A pesar de ser muy temprano ya había personas rondando por las calles y eso me sorprendió. ¡Pero vaya! Es Londres, no debe sorprenderme.

Mi lugar originario es en Ontario, Canadá. A pesar de que nací en California, considero Canadá como mi país, ya que ahí viví la mayor parte de mi vida. Ahí crecí, ahí estudie, ahí hice amigos, ahí fuí feliz. Pero tras la muerte de mis padres en un ataque terrorista en Nueva York, decidí dejar la casa que teníamos en Canadá y respirar otras tierras. Estar en aquella casa me recordaría a ellos y me haría sentir mucho más mal de lo que ahora. Yo pude impedir que fueran a Nueva York, pero no lo hice.

Al parecer me dejaron todo lo que era de ellos, era una fortuna, ya que ambos trabajaban para la NASA, eran astrónomos. Pero no he tocado tanto ese dinero, sólo para pagar por ese departamento sin muebles y para el viaje hasta acá. Ya me buscaría un empleo acá para sustentarme.

El claxon de un auto sonó, ¡pude morir! Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me fijé si venía algún auto por la calle.

Extraño a mis padres, lo hago realmente.












justin's pov

Nadie me rechaza como amigo, pero como Zoe Dashkov lo hizo, pagará las consecuencias. Además me desagradó la forma descortés con la que me trató, o sea, ¿qué le pasa?

Así que armaré una serie de bromas para ella, esto será tan increíble, me siento tan orgulloso de mí mismo.

Siempre me ha gustado hacer este tipo de cosas, bromas para las personas, soy un experto desde pequeño, recuerdo cuando puse pintura en las bancas de mis amigos de la primaria, ellos se sentaron y sus lindos pantalones quedaron de colores, eso será inolvidable.

Esta mañana traté de molestar a Zoe tocándole la puerta muy temprano, pero al parecer fallé porque ella ya estaba despierta y justo en ese momento se fue. ¡Uhg!

–Mhm...¿qué podré hacerle? –dije pensativo.

La trampa de la tina de agua está descartada, capaz y le dé una pulmonía con este frío y se muera y me culpen a mi de ser un asesino. No, eso no. Mhm...piensa Justin, ¡piensa!

¡Ya sé!

La hora de la guerra empezó, manos a la obra.

Tomé mi móvil y mis llaves para salir del departamento. Fuí corriendo hacia el elevador y mientras bajaba me iba riendo al imaginarme la reacción que podría tener Zoe Dashkov. Llegué abajo y Josephina no estaba, si no, la otra señora amargada, así que salí sin decir nada. Fuí al aparcamiento de autos y me subí al mío, lo encendí y comencé a conducir hasta el supermercado.

Compré una cebolla y unas cuantas manzanas, también compré una pintura roja y palitos de madera. Me amo, soy el mejor.
Empecé a pelar la cebolla y no pude evitar que se me salieran unas cuantas lágrimas, esto cala. Después coloqué el palito de madera en la cebolla, de modo que quedara como un micrófono y comencé a pintar la cebolla con la pintura color roja, hice lo mismo con la manzana, pero obviamente no la pinté, sólo le puse el palito.
Parecían dos manzanas, ¡eran idénticas!, la cebolla se la daría a Zoe y la manzana me la comería yo.

Sé que no es una broma tan pesada, por eso mismo quise hacerla, porque no sé que tipo de reacción tendría ella si le hago una pesada. Seguramente llamaría a la policía o algo así.

Esperé a que Zoe llegara, y en lo que abría su puerta salí con ambas "manzanas", la verdadera en la mano derecha y la falsa en la izquierda.

–Hola Zoe, quería compartir esto contigo –sonreí y ella se giró sobre sus talones–. Es para hacer las paces, ya sabes, no me gusta tener enemigos.

Me miró frunciendo el ceño y yo seguí sonriendo.

–¿Y esto? –tomó la de la mano derecha, o sea, la verdadera– ¿no tiene algún tóxico o veneno? Puede que quieras...

–¡No, claro que no! Si quieres prueba la mía –extendí la cebolla disfrazada de manzana y le quité la otra.

–Bueno... –dijo un poco mas convencida y tomando la cebolla. Eso es...eso es...

Mordí la manzana roja y me encogí de hombros como diciéndole 'no tiene nada de veneno'.

Ella asintió y mordió la cebolla.

–No.... ¡No! –escupió lo que traía en la boca mientras se limpiaba la lengua con su suéter–. ¡Justin! ¿Qué es esto?

Empecé a reír.

–¡Caíste! JA, JA y JA –dije sonriendo pero después no pude evitar reír ante recordar su cara de asqueada.

Me sacó el dedo del medio por tercera vez, y entró a su departamento corriendo.

–¡Disfruta tu mal aliento querida Zoe! –volví a echar una carcajada y entré a mi departamento.

–¡Me las vas a pagar Bieber! –oí desde lejos, me reí y me eché al sofá para ver la televisión tranquilamente mientras comía mi manzana.

insoportable | jdbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora