30; Si te quiero.

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–¿Todo entendido? –pregunto con amabilidad a los empleados de la empresa que trabajaban para mi padre.

–Sí, señor Bieber –responde uno de ellos, el tesorero de la empresa.

–Muy bien, sé que será difícil volver a sacar adelante esta empresa, pero con la ayuda de todos podremos hacerlo –afirmo y ellos asienten.

–Pero sobre todo, no se les olvide que yo soy la que mando aquí –interviene Melanie con voz creída.

–Basta Melanie... –la miro expectante– omitan lo que ha dicho –ahora me refiero a los demás.

–¿Por que siempre me excluyes de todo? ¡Yo también puedo mandar en esta empresa! –dice aquella mujer pelirroja.

–Es todo por hoy, pueden iniciar con sus trabajos cada quién –les digo omitiéndola–. Cualquier duda estaré en la oficina.

Todos se retiran y Melanie me mira frunciendo el ceño, pone sus manos de golpe en la mesa al mismo tiempo que se levanta.

–¿Cómo te atreves? –dice entre dientes totalmente enfadada–. Yo también pertenezco a esto.

–¿Sí? Pues no lo parece. Sólo estás aquí por el maldito dinero –me pongo de pie para enfrentarla–. ¿Y sabes que voy a hacer? Si no te comportas con los empleados y si no haces tu trabajo me veré obligado a hacer lo que pueda para sacarte de esta empresa.

–Tu no vas a hacer eso –pausa–. ¿Y sabes por qué? Porque si intentas hacer algo de ese tipo, te juro que desaparezco con tu hija, y mando a hacerte la vida imposible, Bieber.

–¡Tu te llevas a mi hija y te juro que te demando! Haré todo con tal de que ella esté conmigo.

–¡Vaya! No es suficiente para ti –sonríe irónica–, veo que quieres más... ¿acaso quieres que me meta con Jaxon o Jazzy....?

Maldita.

–¡Les haces algo y te mato Melanie! –amenazo sintiendo que mi mandíbula está tensa y seguro me resaltan las venas del cuello por el enojo.

–¡No! Mejor sería...poner en juego la vida de la estúpida de tu vecina, ¡sí! ¡Eso!...¿Zoe? ¡Sí, es Zoe! –sonríe triunfante, arrogante y creída. Como la detesto, debí creerle a Zoe, esta mujer es capaz de cualquier cosa.

–Con Zoe no te metas. Ella no es la culpable de nada.

–Ay, Bieber –se ríe–, se nota que te importa. Pero, ¿sabes algo? Ella es la culpable de la mayoría de las cosas. Así que ella será la primera en pagar –me amenaza sonriendo y recoge su bolso para salir de la sala de juntas. Antes de que se vaya la alcanzo y la tomo de un brazo.

–Más te vale que no la toques –es lo único que puedo decirle. Ella echa una carcajada como si se tratara de un chiste, después se suelta de mi agarre y se va.












–¡Maldición! –me digo a mi mismo mientras doy vueltas en la habitación–. ¡No puedo permitir que ella les haga daño!

–¿A quién? –responde aquella voz, doy un brinco y aunque me da un susto, logro distinguir quién es.

–¡Me asustaste! –digo al girarme a verla, está hermosa, lleva un vestido verde soldado que le llega por encima de las rodillas y unas botas negras.

–¿A quién? –pronuncia de nuevo.

–A ti, a mi hija y mis hermanos –me siento en el sofá suspirando y tomándome el cabello.

–¿Melanie? –se detiene en frente de mí, con las manos en su cintura.

–Sí, debí creerte, ella es capaz de hacer cualquier cosa –pauso–. Y si....¿volvemos al plan de que te vayas con mi hija? Después le digo a Erin que se vaya a vivir con Jaxon y Jazzy a....

–No –dice interrumpiendome–. Esa no es la solución –se sienta en la otra esquina del sofá–. Justin, no podemos estar huyendo cada vez que se nos presente algo, además Melanie es muy peligrosa, podría descubrir donde estamos.

–¿Entonces que hago? ¿Cómo hago para que no le haga daño a las personas que más quiero? –la miro y ella no dice nada, está pensativa.

–¿Me quieres? –dice luego de unos minutos pero sigue sin mirarme, está con su mirada fija en sus manos.

–¿Qué? –es lo único que respondo; una pregunta con otra pregunta.

–Que si me quieres –ahora me mira sin ninguna expresión.

–Ese no es el punto –digo apartando mi vista de ella, el ambiente se pone tenso de un momento a otro y ella vuelve a hablar.

–Dijiste que no querías que Melanie le hiciera daño a las personas que más quieres, y antes me mencionaste.... ¿Me quieres?

Sonrío.

Me levanto del sofá y acorto la distancia entre nosotros dos, volviéndome a sentar a su lado, nuestras piernas están juntas y ella sólo me mira.

–Si te quiero –digo pasando mi brazo por sus hombros–. Eres como mi mejor amigo.

Reímos.

–¡Oye! ¡Soy mujer! Está bien que me lleve así contigo, pero también recuerda que soy dama –dice extendiéndome su mano como las princesas, yo me río tomando su mano y depositando un beso en ella.

–Entonces eres como mi mejor amiga –sonrío.

–Justo en la friendzone –se hace la dolida–. ¿Me acabas de dejar en la friendzone?

–Mhm... Tal vez.

–Idiota –se ríe y me da un leve golpe con la palma de su mano en el hombro.

Me echo a reír.

–¡Ups!

No decimos nada más y seguimos mirándonos fijamente. Nuestras respiraciones se mezclan y miro sus labios...

–Eh... —tose falsamente—. Tengo que irme... –intenta levantarse pero se lo impido.

–Tienes que ayudarme a resolver esto.

Se queda pensando unos minutos y después sonríe.

–¡Tengo una idea! –me mira con esperanza—. ¡Ya sé que vamos a hacer para saber que tan buena madre es Melanie!

–¿Cómo así? –frunzo el ceño y ella se queda sonriendo. Seguro es una gran idea, esta mujer tiene una gran imaginación....








insoportable | jdbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora