56; Y tú, ¿quieres que te bese?

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–Me gusta vivir en Nueva York, es genial –se acuesta en uno de los sofás mirando toda la ciudad por la ventana–, y me gusta este departamento.

Justin, Pix y yo nos hemos mudado a Nueva York. Compramos un bonito departamento, así que ahora vivimos como una familia feliz.

Ni tan feliz que Justin es insoportable, como siempre.

–Amor, ¿puedes venir? –me hace una seña con los dedos, me acerco y me tiro encima de él.

–Te quería para que me hicieras un masaje en la espalda, no para que te echaras encima mío –me abraza pasando sus manos por mi espalda.

–No soy tu sirvienta –ruedo los ojos–, deberías contratar a una que te haga todos los masajes que quieras.

–¿Y si Jerry quiere un masaje? ¿También que ella lo haga? –lo miro y está alzando las cejas una y otra vez.

–No, esos los hago yo –bromeo y comienzo a reírme–. Mentira, estoy bromeando.

–Pues dicen que de broma en broma la verdad se asoma, quizá tu si quieras hacerlo –hace un mohín levantando sus labios para que deje un beso ahí pero no lo hago.

–Pues no es verdad –me levanto de encima de él y me siento al lado de Pixie en la alfombra–. ¿Qué haces Pix? ¿Estás jugando? –tomo uno de sus muñecos y lo muevo.

–Necesita un hermanito para jugar, deberíamos consentirla –Justin se sienta en el sofá y me sacude el cabello–. ¿No lo crees?

–No –digo con un tono en forma de asco–. Jamás se me ha cruzado por la mente tener algo así contigo.

–¿No? –echa una risa sarcástica y se sienta a mi lado en la alfombra–. Admite que has soñado en hacerlo conmigo.

–¡En absoluto! –me río por su estupidez–. Jamás, nunca de los nunca.

–¡Ay, por favor! –me da un zape y se lo regreso un poco mas fuerte.

–No me pegues, idiota.

–Te odio –sonríe ampliamente haciendo que sus ojos se achiquen y se le formen unas pequeñas arruguitas. Tan bello.

–Yo también –frunzo mis labios y él se acerca para depositar un corto beso.

–Que lindo tu padre, ¿cierto Pix? Soy un bombón –dice el engreído que está a mi lado mientras acaricia la mejilla de su hija.

–Yo también soy linda, ¿verdad Pix? –miro a la pequeña y ésta sonríe.

–Sí, tu también eres linda –responde Justin y me pasa un brazo por la cintura–. Los dos lo somos.

En ese instante nuestros móviles suenan al mismo tiempo, llegando un mensaje de Aline y a Justin uno de Christian.

–Ya llegaron –decimos al mismo tiempo. Nos miramos rápidamente.

–Yo iré por ellos –digo poniéndome de pie con Pix.

–¿Tú? –se burla de mí–, ¿en qué auto, nena? ¿Acaso tienes uno? Yo iré por ellos.

–Yo iré porque Aline es mi amiga –digo desafiándolo.

–Y Christian es mi amigo –me reta.

–¿A quién le interesa Christian? –ruedo los ojos.

–¿Y a quién le interesa Aline? –me imita.

–Oh vaya... Pues a ver quién llega primero –le sonrío falsamente–, amor –salgo del departamento a toda velocidad con Pixie en los brazos.

insoportable | jdbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora