50; Te odio tanto, ¿sabías?

328 16 2
                                    

–Te tengo una sorpresa –escucho la voz de Justin y después me cubre los ojos con una mano.

–¿Qué es? –sonrío respirando su delicioso aroma varonil.

–Sorpresa –dice alargando la última letra–. No puedes saberlo aún.

–¿Una pista?

–No –susurra cerca de mi oído–. No podrás saberlo.

Hace que camine unos cuantos pasos, y escucho que abre la puerta de su casa, salimos y lo noto porque siento el aire fresco golpeando mis mejillas.

–Oh maldición, hace frío –pronuncia–. ¿Tienes frío?

–Un poco –asiento ya que no llevo mi abrigo–. ¿A dónde vamos?

–Mantén los ojos cerrados, iré por tu abrigo y mi chaqueta. Si los abres te odiaré más de lo que hago.

Me río. –Que cruel, amigo.

–Soy tu novio –resopla–. Ahora vuelvo nena, no abras los ojos por nada.

Me quita la mano y mantengo los ojos cerrados. Me da tentación de abrirlos y ver qué hay, pero no, me controlo y pienso en otra cosa para distraerme.

Justin vuelve a los pocos minutos y me pone el abrigo. Supongo que se está colocando su chaqueta.

–¿Puedo abrirlos ya?

–Espera, déjame ponerme en mi posición –escucho que da unos pasos–. Ya puedes abrirlos.

Los abro y me encuentro con Justin posando como modelo junto a una motocicleta. Comienzo a reír.

–¿Qué te causa gracia?

–Tu pose de modelo falso –me río–. ¿A dónde vamos en esa cosa?

–Alto ahí, no es cosa, es mi bebé –dice engreído–. Y no puedo decirte a dónde iremos.

Me acerco a él y admiro lo apuesto que se ve vestido con esa chaqueta, esos pantalones negros y con esos zapatos blancos. Es todo un sexy modelo de los Calvin Klein con ropa. Pero claro, eso no lo pronunciaría porque alimentaría su ego.

–Lo soy –sonríe engreído.

–¿Disculpa?

–Sí, te disculpo por pensar en voz alta –me pone el casco y no puedo sentirme más avergonzada. Seguro estoy roja como un tomate–. Pero tranquila, no te pongas rojita nena, yo sé lo que soy.

–Ya deja de hacerme sonrojar –lo empujo e impido que me coloque el casco bien–

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–Ya deja de hacerme sonrojar –lo empujo e impido que me coloque el casco bien–. Yo puedo hacerlo.

–Veamos si puedes –se cruza de brazos y sonríe burlón.

Trato de abrochar el casco pero me es imposible ya que no puedo ver como lo estoy haciendo. Me desespero por todos mis intentos fallidos y lo miro. Justin hace como que bosteza y mira su reloj mientras permanece apoyado en la motocicleta.

insoportable | jdbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora