Capítulo Veinticuatro
—Estaba pensando... No sé si podemos ir a Wilk o a Caverna. Me dijeron que Caverna cambió de lugar y está malísimo —interrumpió Luna el silencio de la cena, no era incómodo, pero estábamos pendientes de la televisión.
—¿De qué hablas? —preguntó Matías confundido, mirándola.
—De a dónde podemos salir —se encogió de hombros.
—¿Qué, cuándo?
—Ahora, boba —me miró no sólo como si fuera una estúpida, sino también como si lo que decía era muy obvio.
Los tres nos miramos confundidos. Era la primer noche que Luna comía con nosotros, hacía una semana que no salía de mi pieza a causa del dolor que le causó Nahuel.
—Dale ¡Por favor! Hay que festejar mi soltería...
—No sé si es buena idea, deberías hacer como una especie de duelo —aconsejó mi hermano haciendo una mueca.
—Ya fue mucho tiempo Valentín no voy amargar mi vida por ese idiota —se quejó. Instantáneamente me miró pidiendo ayuda, resoplé al saber lo que se venía— Male...
—Está bien —suspiré volviendo al plato. Después de todo, hace mucho tiempo no salía.
—Valen...
—No sé, Lu...
—¿Mati? —preguntó esperanzada.
—Sí, dale —se encogió de hombros con una sonrisa, haciendo que chille de felicidad.
—Voy a evadir que lo haces de pollera igual...
—¿Pollera por quién? —enarcó una ceja mi hermano— ¿Le van a decir a Paula?
—No —arrugó su nariz negando— . Dale Valen, vamos todos... —rogó.
—Voy solamente porque va Matías —advirtió.
—No me importa... Vamos Male, quiero ver que nos ponemos —me agarró del brazo para arrastrarme hasta la pieza.
—Provecho.
Luna no tardó mucho en volver el piso de la pieza un cementerio de ropa. Lo único que pensaba era como iba a torturarla para que ordene, sin embargo me gustaba verla feliz.
—Me cansé de buscar —suspiró frustrada— . Cambiate vos así yo después miro tranquila.
En ese momento me acordé en lo histérica que se ponía cuando tenía que prepararse para salir, no iba a contradecirla.
Comencé a buscar la ropa que podía ponerme. Por un lado, sabía que iba a usar las medias bucaneras, pero no estaba muy convencida si acompañarlo con un vestido o con una pollera negra y un top color bordo.
Después de cambiarme, me evalué en la mitad del espejo que me correspondía y sonreí, no estaba para nada mal. Miré a mi amiga que tenía su concentración en sus labios ahora color rojo.
—Listo, te toca —me sonrió levantándose para ir a cambiarse. Rodeé mis ojos por la bipolaridad.
Una vez que terminé, agarré mi celular para comenzar a sacarme fotos, aprovecharía a cambiar la fotos de perfil en mis redes, mientras Luna se quejaba juntando la ropa. Un mensaje sonó antes que lo guarde en la cartera.
Santiago: Hola mi amor, te extraño.
Santiago había vuelto de su viaje de egresados, por lo que en la semana nos habíamos juntado a hablar, como acordamos antes que se fuera, empezamos a tener algo más serio, no era mi idea principal pero necesitaba que se enamore de mí. A pesar que me sentía bien con Matías, sabía que él tenía a Paula, eso era un muy buen incentivo para estar con Santiago, de todas maneras no me engancharía con él tan fácilmente, no me lo iba a permitir y más que nada por todo lo que sufrí. Estar con Santiago y pasar tiempo con Matías era la mejor opción por el momento y aunque todavía no habíamos pasado de besos, era obvio que pronto íbamos a hacerlo.
ESTÁS LEYENDO
Condenada por la Venganza
Teen FictionMalena Cantera llega a Buenos Aires después de dos años fuera, ya se sentía lista para volver. Los recuerdos la invaden, cada calle, edificio y rincón tenían su historia, que formaban su pasado que la atormentaba día y noche desde su huida. El moti...