Capítulo Cuarenta y siete
Miré la hora del celular por segunda vez desde que Luna había entrado al baño. Está bien decir que no era muy paciente, pero mi amiga excedía los límites haciendo que se torne insoportable. La noche de chicas estaba por empezar. Lucas, el amigo de nuestros novios, festejaba su cumpleaños número veintidós en un bar y como condición había pedido que sea solo de hombres. Por lo que íbamos aprovechar para hacerla nuestra noche. A pesar, que mucho revuelo no podíamos hacer porque una estaba cansadamente embarazada.
—¡Dale Luna, me quiero ir! —le grité desde el living, para que se apure.
—¡Voy! Espera que no me prende el pantalón —me respondió, notablemente molesta. Últimamente, los complejos estaban haciéndose presente.
—¿Queres que te ayude? —pregunté. No era la primera vez que me ofrecía, dos eran mejor que una y más cuando se empecinaba en negarse a colaborar con su nueva, pero para nada fea, figura.
—No, ya salgo.
Con un suspiro, agarré mi celular para pasar el tiempo. Sabía que Luna no iba apurarse. Estaba aburrida, ya no sabía cuánto tiempo la había esperado. Cuando desbloqueé la pantalla, tenía un mensaje de Matías, me había agarrado su celular en una oportunidad para cambiar el nombre a ''bombón mío'' sonreí al recordarlo.
Bombón mío: Te extraño :(
Disfruta con tus amigos, nos vemos cuando vengas ;)
A penas mandé el mensaje, se puso en línea.
Bombón mío: Mm, ya me quiero ir.
Voy a salir con Lu, si venís no va a haber nadie.
Bombón mío: Solo me quedo por eso que quede claro.
Te escucha mi hermano y te mata...
Bombón mío: A tu hermano lo veo todos los dias...
A mi también.
Bombón mío: Sí, pero de tu hermano no estoy enamorado.
No pude evitar sorprenderme al mirar el mensaje. Tragué saliva y pensé seriamente en que contestarle. A pesar que ya mis sentimientos estaban reflejados, no era de mostrar afecto constantemente y él no quería presionarme. Sin embargo, Matías era muy demostrativo, algo que muchas veces no podía evitar.
Unos pasos interrumpieron mi concentración. Luna enseguida frenó dudosa frente a mi, me miró y a juzgar por mi cara sabía que algo me pasaba.
—¿Qué viste? —preguntó confundida, acercándose.
Sin dudarlo, le pasé el celular, que Luna agarró con desconfianza. Algo que se le fue por completo cuando leyó el mensaje. Una sonrisa fugaz apareció en su cara y por su cara, se notaba que estaba emocionada.
—¡Es muy tierno! —chilló emocionada— Malena, no podes ser tan seca.
—Me sale así, pero...
—¡Pero las bolas! Contestale —me tiró el celular, lo agarré en el aire y volví a leerlo. Matías había salido de en línea ni bien lo había mandado. Se había dado cuenta.
—¿Y qué le digo? —pregunté en un murmuro, nerviosa.
—Lo que sentís —contestó obvia.
—No sé qué siento —suspiré, bloqueando el celular. Me levanté y agarré la cartera para guardarlo. Luna corrió hasta la puerta para apoyarse en ella de brazos cruzados.
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Condenada por la Venganza
Teen FictionMalena Cantera llega a Buenos Aires después de dos años fuera, ya se sentía lista para volver. Los recuerdos la invaden, cada calle, edificio y rincón tenían su historia, que formaban su pasado que la atormentaba día y noche desde su huida. El moti...