Cap. 66

830 93 79
                                    


_ Mia, puedes acelerar un poco, a este paso no vamos a llegar nunca -me dice Shann mira por la ventanilla del coche-.

_ Déjala en paz, no todos son como tú hijo, hay gente que no conduce como locos.

_ Si lo prefieres me bajo y te dejo conducir a ti.

_ Sabes que no sé conducir con marchas.

_ Pues te aguantas, no haber alquilado un coche con marchas.

_ No habían más.

_ Pero hijo, ¿para qué vamos a correr si vamos bien de tiempo? Mi vuelo no sale hasta dentro de un buen rato.

Sonrío por el comentario de Constance, no para de defenderme en todo el trayecto. Llegamos al aeropuerto y nos esperamos un poco hasta que Constance tiene ya que embarcar en su avión, la verdad es que me ha dado pena despedirme de ella, la voy a extrañar, aunque la pobre tenía que volverse ya.

Cuando nos despedimos volvemos al coche y comienza mi tortura de nuevo, odio conducir con los hermanos Leto, ninguno de los dos entiende que hay un límite de velocidad que hay que cumplir.

Nada más subir ayudamos a Jared a incorporarse y entre su hermano y yo lo recogemos todo, hoy por fin le han dado el alta, aunque debe guardar reposo absoluto por una temporada más.

Llegamos a mi casa en poco rato y abro la puerta, está todo tal y como lo dejé, excepto por una pequeña nota y un regalito que veo que me dejó Constance dándome las gracias por prestarle mi casa y cuidar de Jared, o como le llama ella, de su pequeño rebelde. Nada más leerla se me dibuja una sonrisa en la cara, las palabras que ha escrito son preciosas.

_ No es muy grande, pero los tres cabemos.

Entramos al piso, entre los dos ayudamos a Jared andar, poco a poco, todavía le duele. Nada más entrar se fijan en una foto del taquillón, estamos mi abuelo y yo abrazados siendo yo pequeña, al lado hay una prácticamente igual pero en la que ya soy mayor.

_ ¿Esa eres tú? -asiento- Eras preciosa.

Jared mira la foto con cariño, Shannon creo que se está fijando más en el escote que llevo en la que estoy de mayor.

_ Gracias, somos mi abuelo y yo, ahí tenía unos cinco o seis años, es en la mezquita de Córdoba, mi abuela era de ahí y todos los años íbamos toda la familia porque a mi abuelo le gustaba recordarla. La segunda es de mi graduación, fue el único que pudo venir, pero yo no necesité a nadie más.

_ ¿Estabais muy unidos?

_ Sí, era el único que me entendía de toda mi familia, de joven era músico, como vosotros. Este piso era de él, al fallecer me lo dejó a mí en herencia junto con algo de dinero para que pudiera reformarlo, supongo que pensó que a mí me hacía más falta que a la millonaria de mi hermana, además, aunque está feo que lo diga yo era su favorita.

Dejamos a Jared en el sofá y me dispongo a llevar las maletas y enseñarle su habitación a Shannon.

_ No es gran cosa, pero tienes cama de matrimonio.

_ Es más que de sobra Peque, no te preocupes.

Le enseño la casa y llevamos a Jared a su cama para que descanse, de tanto medicamento se pasa la mitad del día durmiendo y la otra mitad medio drogado, pero hay que admitir que es gracioso por las cosas que dice a veces en pleno "trance".

Do or die -COMPLETADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora