Cap. 76

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Las semanas pasan y todo va de mal en peor, Jared y yo no nos dirigimos la palabra, simplemente intentamos no coincidir en ningún momento, y eso me está matando. Pero lo que es todavía peor es que por casualidades del destino siempre acabamos solos, no sé cómo lo hacemos. La última vez fue ayer que Shannon me llamó y buscándome me dejó sin querer encerrada en el camerino, donde sólo estaba Jared, por lo que estuvimos cerca de media hora encerrados sentados cada uno en una esquina de la habitación mientras mirábamos el suelo en silencio, así hasta que por un milagro pasó Tomo y nos abrió.

Llegamos a la última ciudad de la gira internacional, sólo queda este concierto y el de Los Ángeles para que acabe todo, en menos de tres días mi etapa con 30 seconds to Mars habrá acabado. Nada más llegar al hotel cojo la llave de mi habitación y me encamino a uno de los ascensores en silencio, todos han notado que últimamente no estoy tan animada como siempre, pero les he pedido que me dejen mi espacio y han accedido.

Llego a la puerta y justo antes de entrar me encuentro a Jared saliendo del otro ascensor, veo como que mira y puedo notar tristeza en los ojos, pero ninguno de los dos dice nada. Meto la tarjeta que sirve de llave y entro en mi habitación en silencio, nada más cerrar la puerta me apoyo en ella para intentar mitigar las ganas de llorar que tengo, no puedo seguir así, no puedo derrumbarme cada vez que veo a un compañero.

Miro la habitación, es sencilla pero elegante, una cama de matrimonio con dos mesitas de noche y dos lámparas, un mueble con la televisión y una neverita, el armario y el cuarto de baño. Dejo las maletas en su sitio y miro por el ventanal que da a un pequeño balcón, tiene vistas al mar, decido que lo mejor es dar un paseo por la playa, también hay piscina, pero siempre he preferido lo que la madre naturaleza nos regala.

Voy caminando en silencio, el sonido de las olas me relaja y deja que pueda escuchar mis pensamientos. Tras un paseo me siento en la arena dejando que la brisa mueva un poco mi pelo, estoy agotada. Me gusta el olor salado del mar, el calor en mis pies gracias a la arena... las olas dan un sonido tranquilizado que me ayuda a dejar la mente en blanco durante unos segundos.

Veo un par de parejas pasear por la orilla de la playa cogidas de la mano y una punzada de dolor atraviesa mi pecho, puedo sonar pesimista o catastrófica, pero me dan ganas de llorar al pensar que yo jamás viviré algo así.

Dejó escapar un par de lágrimas que se escurren por mis mejillas y escondo mi rostro entre las rodillas, que las tengo dobladas. Odio sentirme así, quiero dejar de una vez estos sentimientos a un lado, pero no lo consigo.

_ Peque, no puedes seguir así -levanto la vista y me encuentro con Tomo, a mi otro lado está sentado Shannon, no sé cuando han llegado-.

_ ¿A qué te refieres? -le preguntó al guitarrista que me mira serio, algo extraño en él-.

_ Echamos de menos a la Mia de siempre, ya no ríes ni sonríes, estás triste. Sé que nos pediste intimidad y espacio, pero nos duele verte así.

_ No te preocupes, es una etapa, ya se me pasará.

_ Puedes confiar en nosotros.

_ Lo sé, pero no me veo con fuerzas para hablar.

_ Cuando quieras hacerlo nos tendrás, somos una familia, nunca lo olvides.

Shann le hace una señal con la cabeza a Tomo y éste se marcha se levantan, pero antes de irse el guitarrista me da un beso en el pelo, como siempre.

_ Peque, mi habitación siempre estará abierta para que me cuentes lo que ocurre, cuando estes preparada para hablar ven a verme.

Asiento y me quedo mirando el mar mientras se marcha, espero a que Shann haga lo mismo, pero él en vez de irse con Tomo se queda sentado a mi lado mientras bebe un café frío.

Do or die -COMPLETADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora