Cap. 65

917 87 129
                                    

(Como ha dado problemas si alguien no lo puede leer completo puede encontrar el cap en mi perfil)

Voy hasta la puerta que conecta con su habitación, llamo y me quedo esperando hasta que escucho la voz de Shannon indicándome que pase dentro, está sentado en el suelo en la pequeña terraza de su cuarto fumando mientras mira las luces de la ciudad, la vista es bonita. Me acerco y me siento a su lado, él me pasa el brazo por encima de los hombros y me da un beso en el pelo, parece como ausente, perdido.

_ ¿Te importa?

Le señalo la caja de cigarros y él me mira con cara de sorpresa, la abro y me cojo un cigarro que él mismo me enciende con el mechero como hacen los hombres siempre que quieren ligar, supongo que será un acto reflejo para él.

_ ¿No dices que esto mata?

_ A lo mejor quiero que algo me mate ya de una vez.

Tiro poco a poco el humo de la calada, me gusta el sonido, me relaja. Miro mis pies, al sentarme aquí se me han roto las medias, pero bueno, podría ser una buena metáfora de la noche de hoy.

_ Jamás digas eso Peque. ¿Tan mal ha ido la cena?

_ Peor, ha sido espantosa. Ya no sé qué más puedo hacer, pensé que esta vez sería diferente, tengo un buen trabajo, gano un sueldo alto, estoy empezando a tener éxito... yo... ya no sé qué más quieren, ya no puedo hacer más.

Me encojo de hombros y fijo mi vista donde él estaba mirando, el sitio es tranquilo, cada vez que pego una calada puedo escuchar el sonido del cigarro al quemar el tabaco y el papel que lo rodea, es lo único que se escucha junto a la ligera brisa y nuestras voces, este lugar es maravilloso. Se ven pequeñas luces intermitentes provenientes de los edificios que destacan entre el azul oscuro de la noche, abajo se puede observar los dibujos que crean los árboles del paseo del Prado y el parque del retiro.

_ ¿Qué ha pasado?

_ Nada nuevo, me he reído y mi madre se ha avergonzado de mí porque estábamos en un sitio público y dice que la risa no es apropiada, aunque estaba riendo bajito, te juro que es imposible que alguien me haya escuchado. Y así ha empezado todo, como siempre me han recriminado que dejara la carrera, que viva en lo que ellos llaman la ciudad de los vagos, que viva de sueños infantiles, que no tenga una pareja decente, que vista como lo hago...

_ ¿Tú que les has dicho?

_ No he podido hablar, no me han cedido la palabra.

_ Plántales cara de una vez, así jamás conseguirás ser feliz.

_ Yo... no puedo, tengo miedo de decirles lo que siento y perderles.

_ Son tus padres, no los vas a perder, creo que lo que les pasa es que no se dan cuenta de la presión a la que te someten.

_ Siempre he intentado ser lo que ellos querían, fui a clases de ballet porque a mi madre le gustaba, empecé a pintar porque ella era aficionada al arte. Desde niña sacaba muy buenas notas, pero si no eran matrículas de honor no estaban satisfechos, el sobresaliente o el notable para ellos no valían para nada, siempre había que ser el mejor de los mejores. Hablo tres idiomas, me licencié siendo la nota más alta de mi carrera, estuve de voluntaria con UNICEF un año entero en África, intento ayudar a los demás, ser buena persona, ¿no soy buena persona?

_ Claro que lo eres, Mia, eres una de las mejores personas que he conocido en mi vida, jamás dudes eso.

_ ¿Entonces por qué no me quieren? ¿Qué hago mal? ¿Por qué el simple hecho de ser como soy se les hace insufrible? Yo no puedo cambiar, lo he intentado pero no puedo.

Do or die -COMPLETADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora