Dentro de Mi (Erotic Rock)

12- Divorcio (con Phil Collen)

Por fin era el día de la firma del divorcio. No había ansiado tanto otro día como este en mi vida. La última vez que le vería la cara y adiós para siempre, Phil Collen.

En qué momento la situación se había tornado tan revoltosa, no tenía ni la más pálida idea, pero me complacía el hecho de que estuviera a una sola firma de que nada, ante la ley, nos uniera.

Al verme minutos antes de ingresar al despacho del juez, reía divertido, ni siquiera entendía porqué lo hacía, maldito descarado. Mi abogada me decía que no le diera importancia, que conociéndolo como lo conocía, buscaría iniciar una pelea y lograr posponer el divorcio... otra vez, pero no iba a darle ese gusto.

Estaba impaciente, miraba hacia la puerta a cada rato para ser la primera en entrar a ese despacho, firmar el bendito papel y salir huyendo gritando de felicidad por ser libre. Cuando por fin nos llamaron a ambos, dejé escapar un suspiro de alivio, como si fuese una última exhalación.

Me senté frente al magistrado que comenzó a leer el acta, tenía ganas de gritarle que pasara direco al punto final, no soportaba estar al lado de Phil, ni siquiera sentada.

Cuando por fin tuve el acta frente a mi con el bolígrafo siéndome entregado, lo tomé presurosa. Firmé y golpeé mi mano contra el escritorio.

Él solo me miró, con una sonrisa sarcástica, pero con su mirada no denotaba más que derrota. Se quedó por unos segundos mirando a la mesa, se rascó la cabeza y volvió a mirar, tomó el bolígrafo y jugó con él sin intención alguna de estampar su firma en ese papel, hasta que lo hizo. El árbitro nos entregó una carpeta a cada uno no fue hasta estar fuera del juzgado que comencé a saltar de gusto.

Al darme la vuelta él estaba allí parado, con mirada triste. No me importaba verlo de esa manera, a él no le importó destrozar mis sentimientos y cagarse en todo lo bueno que quería para ambos. Me calmé y retomé mi compostura.

El resto del día me dediqué a disfrutar de estar sola otra vez, soltera no, divorciada, sola, feliz.

Cuando cayó la noche, estaba consintiéndome con un agradable baño de inmersión. Hacía mucho tiempo que no tenía una agradable momento conmigo misma.

Alguien llamaba en la puerta insistentemente. Timbre, golpes, todo, comenzaba a odiar a la persona que estuviese interrumpiendo mi relajación. Al abrir, mi asombro fue monumental.

-Qué rayos haces aquí?- se adentró al departamento de lo más campante-. Oye, no te dije que podías pasar!

-Shhh... solo he venido a festejar contigo.

-Festejar qué?

-Nuestro divorcio o acaso eso es malo?

-Si... porque tendrías que irte a festejar tu solo por tu lado.

-Vamos, Nancy... no puedes hacerme esto. Mira, he traído el champagne que te gusta, snacks, estos bocaditos que son los que te encantan...- me crucé de brazos mirándolo con desaprobación-. Qué? No te gusta?

-Qué pretendes, Phil?

-Ibas a festejar tu sola?

-Eso no es de tu incumbencia.

-Pues ya te dije que vine a festejar contigo, hagamos las paces y estemos bien.

-Estar bien? hablas en serio? Destrozaste todo lo bueno que había en mi, ahora me siento incapaz de volver a amar y vienes a querer hacer las pases como si fuésemos unos simples amigos? Estás realmente mal! Loco!- me dirigí nuevamente a la puerta-. Quiero que te vayas!

-Oye, no, nena... no, quiero que estemos bien, eso es todo...

-No te das cuenta de lo inmensa que es la estupidez que me propones, verdad? no puedo estar bien contigo.