55- La cómplice de mi ex (con Chris Cornell)

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Verlo, de cierta manera, me alegraba. Era como cuando me había enamorado de él a primera vista al verlo llegar a la fiesta en casa de mi amiga. Sonriente, con su cabello largo, fornido, sus preciosos ojos brillosos, y otra vez estaba allí de la misma manera. De las fiestas donde ocacionalmente había algo para comer y muchas bebidas alcoholicas, a fiestas con mucho para comer y poco alcohol, las horas se extendían en largas charlas llenas de anécdotas para compartir, catarsis que hacer en una terapia gratuita llena de amigos o compañeros de trabajo... o ex parejas como Chris y yo, y un par de personas más.

-Cómo has estado? -preguntó mientras estaba en la cocina acomodando algunas cosas después de preparar la cena.

-Bien -sonreía como adolescente. Estaba nerviosa, no lograba articular las palabras para formularle preguntas o contarle algo más- Y tú? Supe que fuiste a México, que tal es?

-Increíble... pero antes estuve un poco en Europa.

-Si... lo supe. El negocio de tu padre te mantiene muy ocupado.

-De mi padre que ya es mío... y de mi hermano. Lo heredamos en vida. Mi padre decidió retirarse. Creo que el que haya acumulado tanto capital por años, le dio derecho a retirarse.

-Vaya... eso no lo sabía. Pues... que bien.

Cuando intenté avanzar hacia la sala, se interpuso en mi camino.

-Tengo ganas de charlar contigo... Hace tiempo no nos vemos.

-No es mi culpa que estés tan ocupado -dije mientras sonreía burlona.

-Si. De acuerdo, pero... Me siento bien contigo... -dijo mientras corría un mechón de mi cabello despejando mi rostro- Me siento bien charlando, teniendo alguien a quién contarle lo que me sucede. Sobre todo si es alguien que me inspira confianza -justo cuando iba a besarme, llegaron a buscar la cena. Odié al novio de mi amiga, ¿acaso su estómago no podía soportar unos minutos más?

Sentados a la mesa, entretuvo a todos con sus anécdotas de Europa y México. Siempre tuvo ese espíritu de alma de la fiesta, para mi era un insoportable que no paraba de hablar del dinero que se daba el lujo de gastar. Era una de las tantas cosas que nos habían separado. No porque le tuviese envidia, si no porque a veces era de lo único de lo que hablaba como si no hubiesen otras cosas interesantes o a qué darles importancia.
Cuando iba a servir el postre, él fue a la cocina nuevamente.

—¿Te ayudo con algo?

Pensaba reprocharle que no era esa clases de caballero. Cuando fuimos novios, prefería seguir contando acerca de su exitosa vida, sus lujosos viajes, su excelente trabajo y no ayudarme a levantar los platos, a servir café o té, según la preferencia, a repartir los platos para la porción de postre, absolutamente nada, pero allí estaba, preguntándome si quería su ayuda.

—No. Está bien, solo es llevar esto —dije sacando una bandeja cubierta con tiramisú— y... bueno, si quieres, puedes llevar esos platos de allí, las cucharas están en el primer cajón —señalé con la mirada al lado de la heladera.

Mientras terminábamos el postre, algunos pasaban a retirarse y algún que otro que quedaba, ayudaba a terminar de recoger la mesa.
Chris se ofreció a ayudarme a lavar los platos pero atiné a decirle que yo lo hacía, no tenía ningún problema con ello.

—Tienes que trabajar mañana. Es hora que vayas a tu casa. No es demasiado lo que tengo que hacer.

—De acuerdo —dijo metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta, pero permaneció parado a mi lado.

Comenzaba a sentirme incómoda. Si a él le gustaba estar cerca de mi, a mi comenzaba a generarme todo lo contrario. Continué lavando los cubiertos, él no decía nada. Se recostó a penas por la mesada y cruzó sus brazos.

Dentro de Mi (Erotic Rock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora