3- Ayer (Con Paul Stanley)

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Lo recuerdo siempre, como si fuese que sucedió ayer.

Era todo un adolescentes de 17 años que no tenía planeado enamorarse, pero ella apreció y mi mente se nubló. Permanecí un tiempo como omnibulado, sin ser consciente del paso del tiempo, simplemente, me dejé guiar por mi corazón y dicen que cuando se sigue al corazón, una persona nunca se equivoca. Una frase dolorosamente errada.

Estuve dispuesto a dar mi vida por ella, ¿cómo no hacerlo si era la mujer más hermosa sobre la tierra? no me interesaba lo que pudiese perder.

Recordaba con fuerza las noches que nos escapábamos al acantilado a observar la ciudad, pero una en especial ocupaba un lugar primordial entre todos esos momentos resguardados con recelo.

Subimos a un acantilado, íbamos silenciosos como siempre. Divisamos un auto cerca de unos árboles.

-Veamos si hay alguien dentro!- dijo sujetando mi mano.

-No... debe de haber gente. No es bueno que interrumpamos.

-No seas aguafiestas. Anda, ven... espiar no les hará daño alguno- la vi sonreír pícara a la luz de la linterna que cargábamos.

Nos acercamos sigilosamente. Una mujer semi desnuda fue lo que divisamos. Imaginé que estaba frotándose contra el asiento del acompañante o algo así hasta que el reflejo de la luna nos dejó ver mejor. Una pareja teniendo sexo desenfrenado, con una mujer completamente enloquecida y sus pechos siendo devorados por su novio, quizás, o su amante, pero se balanceaba de adelante hacia atrás con locura.

Shandy rió y apretó mi mano con fuerza. Decidió que era mejor que nos fuéramos, que fue suficiente voyeurismo por esa noche.

Caminábamos de vuelta a la ciudad cuando se detuvo, había hecho unos pasos cuando escuché que me llamó, al darme vuelta, solo estaba allí parada. Me volví hacia ella.

-Que sucede?- la miré a los ojos y no me esperaba su reacción aunque había deseado que lo hiciera desde que la conocí.

Se acercó despacio y dio un beso corto en mis labios. Volvió a besarme y la sostuve de su rostro para que sea un beso real.

A sus 15 años, sabía lo que hacía. Los besos siguieron por unos cuantos minutos. La tomé de su cintura y ella se aferró a mi cuello. Nos separamos y tomó mi mano hasta que llegamos a su casa. Caminamos en completo silencio, pero no era uno molesto e incómodo. Me sentía especial, contento por tenerla a mi lado, porque me correspondió antes de que yo le propusiera algo.

Se detuvo en la entrada a su casa y me miró para despedirme despacio con una de sus manos. Miré al cielo en cuanto se metió a su hogar y a una estrella fugaz, le pedí el deseo de que fuese mi novia.

No pasaron muchos días después de esa noche. Fueron días mágicos hasta que decidió que quería que dar el gran paso.

Cuando me lo dijo, las piernas me temblaron un poco, sería el primer hombre en su vida, no sería nada fácil, tampoco difícil, pero, era virgen, jamás había estado con una chica que no tenía nada de experiencia sexual con nadie. La abracé fuerte, sintiendo el perfume de su cabello y la suavidad de su piel al tocar sus omóplatos descubiertos.

La fiesta de mi amigo Gene estaba repleta de gente. Ella bailaba conmigo seduciéndome en cada movimiento que hacía, me besaba, pegaba su frente contra la mía y rozaba mi nariz con la suya mientras sonreía pícaramente, y su mirada se clavaba en mis ojos.

Corrió en medio de la gente riendo, y subió el primer peldaño de la escalera que daba hacia el primer piso de la casa de Gene. Me miró y con su dedo índice me invitó a ir hacia ella. Sonreí y la alcancé, ella subía otro peldaño en cada paso que daba intentando alcanzarla. Llegó hasta arriba y cuando me abalancé sobre Shandy, se dejó atrapar. Se refugió en mis brazos mientras la besaba despacio hasta que aflojé el agarre y salió corriendo a una puerta de las tantas habitaciones que habían.

Dentro de Mi (Erotic Rock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora