99- Intento de Escape (con Nikki Sixx)

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Briddie estaba en el balcón mientras sentía la brisa marina dándole en el rostro reflexionando si había hecho bien en irse de casa, aunque por otro lado era algo que había deseado desde hace tiempo. El hecho de haberse ido con Nikki era lo que la preocupaba. Él era un rockstar, todas las chicas lo querían para él y él no se negaba. Muchas veces tuvo que pelearse hasta sacarse sangre con alguna groupie que lo rondaba y no le importaba en lo absoluto que ella fuera su novia más que oficial.

El padre de Briddie estaba por completo en contra de su relación. Para él, Nikki no era más que un bastardo que quería arruinar a su hija, hacerla adicta a las drogas y al alcohol, embarazarla y abandonarla como seguramente había hecho con otras tantas jovencitas de las cuales su hija no tenía idea. Ahora, ella estaba a miles de kilómetros de casa pero al lado del hombre que amaba. Si él no sintiera ni el remoto cariño por ella, no se la hubiese llevado consigo siendo un gasto extra para la banda, al menos Nikki no se había drogado en tres días porque ella estaba a su lado en todo momento.

Sintió un suave agarre por detrás hasta que el calor se posó sobre su abdomen para sentir el calor de su pecho en su espalda libre de la bata de seda que le caía y que delante de ella la sostenía sobre sus senos.

-Ven a la cama -le susurró para besarla en el hombro. Ella se dio la vuelta y tomó su rostro dándole un corto beso en los labios.

-No tengo sueño -musitó en su boca.

-No importa. No quiero estar solo en esa habitación -echó un vistazo hacia el interior- es muy grande.

-Todos se pidieron habitaciones grandes -rió y lo besó despacio.

Nikki le desató el cinto de la bata y ella dejó caer la prenda quedando solo en braga.

-Supongo que nunca lo hiciste en un balcón -ella abrió grande sus ojos ante la idea de que algún otro huésped en un cuarto pudiera verlos.

-Supones mal -le dijo riendo mientras él endurecía su mirada y menguaba su sonrisa-. Es broma. Desde luego que nunca lo hice en un balcón -sus labios tocaban su mentón para recorrerle las mejillas. Él respiró el aroma del mar mezclado con el perfume de Breddie hundiendo su nariz en su cuello.

-Desde que llegamos, la idea de empotrarte contra la baranda del balcón, no me ha dejado tranquilo -le dijo al oído con su voz ronca. La piel de ella se erizó hasta sus pies.

-Hazmelo ahora o iremos a la cama y te perderás de hacer realidad tu idea.

Nikki le lamió el cuello mientras le apretaba los senos, ella lo tenía por su cintura mientras era poseída por la voraz boca del músico.

-Dios, me excitas demasiado -dijo Briddie bajo la posesión de los besos que recibía.

Él fue bajando por su torso sin dejar de lamerle los erguidos pezones y por debajo de sus medianos pechos para ir hacia su abdomen, cada vez más abajo, pasando su lengua alrededor de su ombligo, hasta quedar besando sobre su vientre mientras acariciaba con fuerza sus muslos separándoselos despacio deshaciéndose de la prenda que le cubría su femineidad. Al intentar ver su cara, ella tenía su cabeza hacia atrás, con su cabello haciéndole cosquillas en la espalda y sus antebrazos apoyados sobre el barandal del balcón que le daba más arriba de su punto de equilibrio, de otra forma, todos los planes de Nikki terminarían en una catástrofe. Con su lengua, él lamió desde su centro hasta la unión de sus pliegues en su clítoris y Briddie soltó un jadeo intenso que podría despertar a varios huéspedes en el hotel, los siguientes sonidos se limitó a reprimirlos mientras jugaba con el cabello del hombre que la complacía entre sus piernas.

-Nik... ki -lo nombró con su voz entre cortada y su respiración agitada- no... no te detengas.

Relamía sus labios y lo sujetaba cada vez más fuerte del pelo, casi tirando de él con brusquedad. Nikki seguía con su lengua tocándole la carne, presionandole el clítoris con sus labios, besándole los muslos y sujetándose a sus nalgas.
Dejando su sexo tranquilo, subió tal como había bajado. Briddie recuperó el aliento pero le fue arrebatado en un beso profundo en cuanto él estuvo frente a su rostro. Ella le acariciaba su pecho y su abdomen hasta tener en sus manos el duro y grueso miembro acariciándolo. Él comenzó a mover sus caderas haciendo que ella lo masturbara. Le dio la vuelta y haciendo a un lado su cabello, le recorrió la nuca con sus labios, raspando sus omóplatos con sus dientes, tocándole con su lengua la columna hasta el final de la misma lo que le causó un escalofrío delicioso.
Con sus pies la hizo separar sus piernas quedándose él en medio. Tomándola contra su cuerpo mientras le acariciaba los senos con una mano, la otra la posaba en su carne urgida frotándola.

-Oh, Nikki... Nikki -luchaba contra él y contra su inminente orgasmo mientras sentía sus huesos convertirse en gelatina.

-No te corras -le ordenó con sus labios en su oído y su voz sonando ronca.

-No puedo... necesito hacerlo -él la soltó dejándola sin llegar al clímax.

Briddie jadeó sujetándose del barandal y maldiciendo en su mente. Él la sostuvo de su cadera con una mano mientras con la otra guiaba su falo hacia su sedosa cavidad jugando entre sus tibios pliegues. Ella se quedó inmóvil, con su espalda curvada mientras él se deslizaba dentro de su cuerpo con facilidad. Nikki apoyó una mano contra el hombro de Briddie mientras con la otra la sostenía por su vientre llevando su mano cada vez más hacia su humedad para volver a frotarla. Ella gemía mirando hacia toda la zona de la piscina del hotel y hacia el horizonte donde la luna aún no terminaba de ocultarse, sintiendo su cuerpo siendo llevado cada vez más hacia la gloria que la verga de Nikki le hacía alcanzar.

-Oh, nena, estás tan mojada... -desde su abdomen contraído dejó escapar un quejido placentero- mojada y apretada. Podría cogerte por horas...

Briddie sonrió, su corazón se aceleraba en cada estocada de él, su presión se elevaba y sentía oleadas de pequeños orgasmos golpear contra sus ingles lo que la hacían sentir sus piernas debilitadas.
Él le acariciaba la piel en su eslpada intercalando sus labios y sus manos según donde pasara, mientras la embestía rápido y duro. Briddie sentía como la llenaba por completo. Sus quejidos y la respiración agitada era todo lo que podía liberar, combinado con algún sucio pedido o un ruego para que él no dejara de moverse en su interior. El calor de sus cuerpos contrastaba contra la fresca brisa marina del claro amanecer. Él tenía sus pezones duros y su grositud latiendo dentro de su chica, sin dejar de tocarla en su carne ardiente.
Cuando Nikki la tomó del cuello llevando su cuerpo contra el de él, Briddie se estremeció y se sujetó con fuerza a uno de los muslos del bajista.

-Estoy muy cerca -musitó en un hilo de voz del poco aire que lograba respirar.

-Ya sabes que hacer -lamió detrás de su oreja, intensificó el movimiento de sus dedos cuyo sonido húmedo junto con el de las olas del mar, lo excitaban aún más.- Tiembla contra mi cuerpo.

Una última embestida dentro de ella y Briddie convulsionó violentamente mientras gritaba con total libertad, ya no le importaba si alguien oía, le importaba más poder dejar de atorarse con sus sonidos de lujuria. Él la sujetó sin salir de su cálido interior cogiéndola más duro mientras el clímax en ella la dejaba desorientada. Nikki dejó su entrada en paz y terminó sobre la espalda baja de Briddie.
La tomó entre sus brazos y la llevó a la cama para una hora más de sueño.
Al despertar, Briddie lo vio durmiendo a su lado y maldijo. Era otra noche en que de tanto pensar en regresar a casa con su familia, no dispuesta a seguir soportando a un rockero como lo era Nikki Sixx, con tanta fama, dinero pero sobre todo chicas que querían tenerlo entre sus piernas, a las que él no quería negarse, él la había dominado sexualmente y vaya que siempre lo lograba. Tenía que dejar de pensar, tomar sus cosas y largarse antes de que él volviera a convencerla de revolcarse en cualquier otro lugar donde a él se le ocurriera y al que ella no podía negarse porque era su mayor debilidad.

Dentro de Mi (Erotic Rock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora