20- El Capitán (con Rick Savage)

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Lo veía jugar al fútbol, como su cabello se movía según si corría o caminaba. Su mirada se dirigía hacia donde ella estaba, mordiéndose el labio inferior de una manera muy sensual que a la distancia que los separaba, él podía apreciarla. Su miembro se agrandaba, se sentía seducido por ese gesto.

Al terminar el entrenamiento, fue con sus compañeros, marchando tranquilo, casi arrastrando los pies por el cansancio. Pasó por al lado de la tribuna y le dedicó un guiño, las amigas le festejaban el logro de tenerlo aún para ella.

Bajó después de media hora, asegurándose de que todos se hubiesen marchado.

Entró sigilosamente al vestuario, ahí estaba él con su toallón cubriéndole de la cintura para abajo. Amaba ver como se le marcaba el cuerpo justo en esa zona.

— Estabas tardando —se quejó—, pero te perdono porque ya estás aquí.

— Dos de tus compañeros estaban conversando en la entrada —caminó hacia él con seguridad y le acarició uno de sus hombros con la yema de sus dedos para descender pasándole sus uñas por sus brazos generándole escalofríos— pensé que no se irían nunca.

Él se dio la vuelta y la tomó contra su cuerpo.

— ¿Cuantas veces tendré que decirte que no te muerdas el labio de esa manera? —la besó para luego mordérselo cono delicadeza— ¿No sabes acaso lo dura que logras conseguir que se ponga? —dijo colocándole una de sus manos justo encima de su verga sobre la toalla.

— Eso es justo lo que quiero —volvió a hacer ese gesto que tanto lo enloquecía.

La estrelló contra los casilleros y comenzó a manosearla por dentro de su pantalón. Gemía y se sacudía por el excesivo placer que le causaba ser sometida por el capitán.

— ¿Quieres que te folle? —le preguntó en el tono exacto que amaba oír— ¿Hmmm? quieres que lo haga? —Tassy asintió— Pídemelo entonces. Píde y se te dará —susurró sobre sus labios transmitiéndole el calor de su aliento. Lo tomó del rostro con firmeza y perdiéndose en lo celeste de sus ojos, suplicó.

— Fóllame por todos mis hoyos, Sav.

La desnudó con violencia, casi rompiéndole la ropa mientras la besaba y pasaba sus manos por cada zona que Tassy podía sentir que explotaba, es decir, su cuerpo entero.

La puso de espaldas luego de lograr lo que quería, que humedeciera su mano con su néctar. Se masturbó y se adentró en esa cueva de lujuria donde se olvidaba de todos sus problemas. Tassy gritaba, olvidaba que aún estaban en la preparatoria y alguien podría descubrirlos. Sav le tapó la boca con una de sus manos ahogando sus gritos contra su voluntad, ya que lo excitaba el doble, triple y más, escucharla emitir todo tipo de sonidos que solo él hacía que liberara a garganta partida.

La mordía en el cuello, los hombros, le decía todas las cosas sucias que amaba oir, que jamás le había dicho nadie y él jamás las dijo hasta que se la folló por primera vez haciéndole perder la cabeza. Era una chica ardiente.

La hizo ponerse en cuatro sobre los bancos, separó sus nalgas y mientras apreciaba uno de esos hoyos por los que pidió ser follada, se masturbaba descontrolado. Fue metiéndolo despacio dentro de esa cavidad apretada que le generaba mucho más placer que entrar en su vagina, mientras Tassy daba pequeños gritos. Rick improvisó una mordaza con su remera limpia y la ató a la boca de su chica, comenzó a penetrarla duro analmente, a penas si escuchaba sus quejidos, odiaba tener que escucharla tan bajito, pero era tan vertiginosa la idea de hacerlo dentro de la institución que prefería eso a nada. Antes de correrse, gue hacia el rostro de la chica y puso su miembro en la boca de Tassy, quien mientras tanto, se introducía sus dedos en su femineidad; para que se enchastrara con su semen.

¿Quién lo diría? La nerd, tonta, insignificante ente del colegio tirándose al capitán del equipo de fútbol.

Exhausto, Rick comenzó a vestirse luego de una ligera ducha juntos, Tassy lo miraba desnuda, sentaba en el banco del vestuario.

— ¿Y tu mejor amiga? —preguntó burlón.

— Esa imbécil no es mi amiga... —dijo riendo, sentada a su lado y lo enrollo con sus piernas— se fue después de que terminó el entrenamiento. Pensé que se quedaría... echaría a perder nuestro encuentro —se recostó sobre su espalda y él acariciaba sus glúteos —Me reí cuando creyó que le guiñaste a ella. Sus secuaces son igual de taradas.

— Terminaré con ella mañana. Tú me gustas más. Realmente vales mucho.

— Me matará cuando lo sepa.

— Te defenderé —se sintió decidido a confesarlo por primera vez, algo que pensó jamás sentir.

— ¿Por qué me defenderías? —preguntó en tono preocupante y curioso.

—Porque te amo, Tassy. Jamás una chica hizo esto conmigo —la besó despacio mientras la subía desnuda sobre sus piernas—. No se que diablos hiciste conmigo, pero me tienes rendido a tus pies.

Tassy sonrió, se sintió afortunada, más de lo que ya lo era. La tonta insignificante traga libros triunfó sobre la popular de la peor manera: quedándose con su novio.

Dentro de Mi (Erotic Rock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora