5- La Fuga (Con Slash)

9.2K 293 58
                                    

Golpeó la puerta y esperó a ser atendida. Realmente no debía estar allí, frente a la entrada de esa habitación de hotel. Estaba nerviosa, pero tenía que hacerlo. Su corazón latía con fuerza, sus manos le sudaban, su cuerpo comenzaba a tensarse con cada segundo que tardaba en recibirla. Al escuchar abrir la puerta, dio un respingo intentando irse hacia atrás preparándose para echarse a correr como si hubiese roto un vidrio de un pedrada.
Él la tomó por su cintura y la sujetó contra él besándola, había esperado durante horas poder hacerlo, y ahora que por fin la tenía en frente, no le permitiría irse. Caminó hacia atrás, con ella aferrada a su abdomen, cerró la puerta y la apoyó con delicadeza contra una de las paredes sin dejar de sentir sus labios y su lengua en su boca. En una bocanada de aire, Christine lo detuvo.

-Espera, por favor- dijo fría y contundente - tenemos que hablar.
-Hablaremos luego- volvió a besarla. Ella comenzó a apartarlo con sus manos puestas en su pecho, pero él con las suyas, las bajó poniéndolas sobre su bulto creciente sobre su pantalón.
-Slash...- corrió su rostro a un costado -no entiendes, tenemos que hablar ahora, no luego, ni dentro de cinco minutos, ahora!- exigió.

Se detuvo fastidiado llevando sus manos a su cintura sin dejar de mirarla con cierto enojo.

-Ok, está bien... dime... qué es lo que quieres decirme?- Dudó en soltar todo lo que tanto había planeado decirle, la manera, el tacto con el que debía dirigirse a él. Escucharlo molesto le hizo temblar las piernas.
-No lo tomarás a bien, ya lo sé...- al oírla, solo pensó que no había ido para estar con él como lo había imaginado. Los nervios comenzaron a apoderarse de su cuerpo -Verás... no quiero seguir más con esto.
-"Con esto" qué?- preguntó sarcástico sabiendo bien a lo que Christine se refería.
-Saul, lo sabes... esto... esta aventura absurda que estamos teniendo. Tú y yo... esto... lo siento... no puedo continuar...

Se puso a pensar con detenimiento mientras le daba la espalda y miraba a través de la gran ventana.

-Para ti es una absurda aventura... para mi es mucho más que eso y lo sabes!- se dio la vuelta repentinamente.
-Saul...
-Dime "Slash"... sabes que me gusta como suena mi sobrenombre salir de tus labios...- se acercó a intentar besarla, pero lo esquivó -Maldita sea, Christine!! Maldita sea!!- la miró con demasiada furia, una muy incontenible -Y que se supone que pasará conmigo?
-Desde un principio sabías que lo nuestro no podría ser posible!
-Y eso a mi no me importó porque no tenía planeado enamorarme de ti! Sabes? para mi esto también era una puta aventurita como lo es para ti, pero yo... maldición! Te amo, Chris...- la mujer puso sus ojos como platos ante la confesión del músico -te amo y no puedo contener este sentimiento de mierda que me consume cuando no te veo, cuando no te siento, cuando no te toco... Christine, no me hagas esto...- dudó en contestarle, no sabía muy bien como responderle.
-Saul... por favor... no lo hagas más difícil.
-No, por favor tú! Ven conmigo! déjalo y ven conmigo! Te llevaré lejos donde no pueda encontrarnos- Christine empalideció ante semejante propuesta.
-Estás loco- se dio la vuelta para irse pero la puerta no tenía la llave puesta. Al girarse, vio que Slash tenía las llaves colgando en una de sus manos haciéndolas tintinear.
-Buscabas esto?- lo miró desafiante mientras él alejaba de su cadera su pantalón junto con su ropa interior dejándolas caer dentro.

Negaba con la cabeza mientras lo miraba de soslayo. Él sonreía divertido con sus manos ubicadas detrás de su espalda.
Christine pensaba en el piso quince en el que estaban y no sería una buena idea saltar desde desde la ventana para huir. Sabía que no tendría que haber ido a verlo. Tenía que estar en su casa, con su esposo, celebrando cinco años de matrimonio, pero no, en cambio, estaba encerrada en ese cuarto de hotel con su amante que no tenía pensado permitirle salir, al menos, no sin antes, una mínima despedida.

-Vas a venir a buscarlas o te quedarás allí parada toda la noche?
-Saul...
-Slash...
-Saul... ya, de verdad, dame las llaves.
-No quiero- Christine quedó sorprendida. ¿Era un muchacho de 28 años o un niño de 5?
-Que me des las llaves!
-Tienes manos, puedes venir a buscarlas aquí adentro, donde se han caído- comenzaba a perder la paciencia. Odiaba que le hiciese ese tipo de juegos.

Finalmente se acercó a él. Sin dejar de mirarlo y luego de sonreirle, metió su mano dentro de su calzoncillo.
Slash echó su cabeza hacia atrás y soltó un jadeo. El contacto de su tibia mano con su pene, lo hizo desear que lo masturbara en ese momento. Christine intentaba bajar un poco las prendas del muchacho para tener el menor contacto posible con sus genitales pero no lo lograba y seguía sin encontrarlas.
Él aprovechó y metió una de sus manos por debajo de la blusa de su amada mientras ella continuaba con la ardua búsqueda. Escuchaba el tintineo mientras comenzaba a estremecerse con las caricias que le hacía. Desprendió los botones de su pantalón de vestir uno a uno, y en cuestión de segundos, estaba tocando su pubis, hasta llegar a su vagina. La sujetó contra su cuerpo y acercó su boca a su oído sin dejar de acariciarla.

-Hmmm... estás completamente depilada... justo como me encanta.

Se dio por vencida. Se dejó masturbar aún más. Los dedos de Saul entraban y salían húmedos de su coño. Christine gemía mientras intentaba besarle el cuello. Ambos se despojaron de sus ropas mientras se masturbaban con lujuria.
Le hizo colocar una de sus piernas sobre una silla, se arrodilló ante ella y perdió su lengua entre sus pliegues. Comenzó a jugar con su cabello mientras sentía como la mojaba con su saliva mientras pronunciaba su sobrenombre mediante gruñidos "-Aaaaggg... Slash!"
Dejó de lamerla mientras subía por su abdomen y volvía a posicionar un par de dedos dentro de ella moviéndolos desenfrenadamente.
Tomó su pene y entró en su vagina por completo, así, estando ella con un pie sobre la silla y el otro en el suelo. Sus embestidas eran bruscas. Estaba extasiado de placer, ambos lo estaban. Christine se separó de él y se subió a la cama poniéndose en cuatro. Volvió a abrirse paso en su coño húmedo y ardiente, y la penetró tan profundo como pudo, llenándola una y otra vez, con furia. Se lo hacía de manera tal de que se lo pudiese sacar de su cabeza.
Sacó su verga y escurrió sobre su trasero todo su semen espeso, caliente, mientras gritaba de placer. Ella no había llegado al clímax por completo cuando el joven la tomó de las piernas dejándola boca arriba, las abrió metiéndose en medio y con su boca, se dedicó a satisfacerla porque si en algo era experto, era en no dejarla con sabor a poco cada vez que se la follaba. Y así fue, de pronto sintió el flujo excesivo saliendo de ella mientras apretaba las sábanas y contraría su pelvis, dulce néctar que calmaba su lujuria por unas horas.
Cayó rendido a su lado abrazándola mientras ella calmaba su respiración y su pulso. Comenzó a besarle los pechos despacio, lamiéndolos y jugando con sus erguidos pezones, sensibles luego de un orgasmo tan significativo.
Ella lo abrazó como solía hacerlo. Quizás se había enamorado de ella por eso, porque lo consentía después de hacerle el amor, le daba todo el cariño que sus groupies no le daban ni le prestaban sus oídos como ella lo hacía. Y quizás también ella se había enamorado de él por eso, porque le daba el cariño que su esposo ya no le daba. Le parecía horrible refugiarse en un muchacho de unos años menor que ella, pero... si la hacía sentir como la mujer que era y que como tal quería sentirse, no le importaría tomarle la palabra e irse con él.

-Esta noche nos iremos- su piel se erizó por completo. Si realmente deseaba terminar con él, eso significaba el fin, no volver a verlo.
-Y por cuanto tiempo?
-Por varios meses... nos iremos a Europa también... pero... quizás no vuelva... estoy pensando en comprarme una casa en Portugal, es un país que me gusta mucho- Christine dejó escapar una lágrima. No quería que se fuera, no se hacía a la idea de no volver a tenerlo cerca, a no disfrutar de él, de los tiempos compartidos...
-Eso sería genial- dijo con un nudo en su garganta. Se levantó de repente y comenzó a buscar su ropa.
-Ya te vas?
-Si.
-Entonces... este es el fin, Christine?- preguntó apenado.
-No, Slash... iré a buscar mis cosas. Me iré contigo, para siempre- sonrieron ambos.

Slash tomó el teléfono y llamó al representante de la banda, tenía que hacer lugar en el autobús y comprar un pasaje extra. 

Dentro de Mi (Erotic Rock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora