Dentro de Mi (Erotic Rock)

56- Indesición (Trío John Taylor y Nick Rhodes )

John y yo estábamos juntos hacía cinco años. Eramos la pareja ideal, todo el mundo lo decía, nunca habíamos discutido frente a otra gente, ni en público, no hablábamos mucho de nuestra vida como pareja, vivíamos de viaje en viaje, yendo a cenar y teníamos buen sexo. Pero la realidad que no mostrábamos, es que eramos una pareja con relación abierta, por eso nos llevábamos tan bien y durábamos tanto tiempo.
A Nick lo había conocido hacía tres años atrás, cuando regresó harto de Canadá que era donde vivió unos diez años, según él. John siempre me hablaba de Nick, pero jamás lo detalló, ni me mostró una foto, de hecho, si me mostraba una de diez años atrás, no iba a poder dar la opinión que di mentalmente en cuanto lo vi pro primera vez.
Uno de los pactos de nuestra relación abierta era no tocar ni familiares ni amigos, pero, si él no se enteraba, mucho mejor.
Nuestros encuentros habían comenzado como una aventura sin demasiada importancia. Al principio a él no le gustaba la idea de acostarse con la novia de su amigo, pero siempre le remarcaba los términos de la relación que teníamos. Mientras me iban con otros, y Nick con otras, nos echábamos de menos y eso representaría un conflicto con los días. Las discusiones que no tenía con John, las tenía con él porque me rehusaba a dejar a mi pareja para quedarme a su lado. Había evitado por años ese tipo de discusiones, no pensaba tenerlas con nadie.

-Ni quiera puedo llamarte -dijo mostrándome su celular-. Me has dado número falso cuando yo te he dado el mío completo, sin cambiar nada -protestó.

-No tendrías ni porqué molestarte -dije mientras posaba mis piernas sobre el apoya brazos del sofá- eso impíde que escribas cosas cursis o me llames cuando estás ebrio -me miró con dureza mientras bebía whisky.

Se acercó despacio y comenzó a tocarme las pantorrillas con las yemas de sus áperos dedos. Me relamí los labios. Sabía bien hacia donde se dirigía. Terminamos revolcándonos en la sala con mucho gusto.
La noche siguiente sería una de tantas. Cena de gala, acompañar a John y poner siempre la misma sonrisa falsa ante sus amigos, colegas, conocidos, ante las mujeres que lo deseaban y desde luego, seguramente, en tantos años de relación abierta, habían podido disfrutar de él. Ellas me miraban como si yo no supiera lo que ocurrió entre ellos cuando se acercaban a saludarlo y lo último que hacían, era acariciarles el rostro para bajar por la solapa de su traje acariciándole el pecho sin disimulo. Y ni siquiera sabía porqué, pero él estaba allí. Su presencia se robó todas las miradas y por dentro maldije. Se acercó a saludarnos, desde luego, y fue cuando con rapidez disimulada, bajó su mano por mi espalda descubierta y tocó mi trasero. La piel se me erizo más por pudor que por erotismo. Volteé para asegurarme de que nadie había visto aquello, y aunque no sabía si pudieron verlo, intenté calmar todos mis sentidos.
En algún momento de esa aburrida fiesta, salí hacia el patio hastiada con una décima copa de champagne cargada. La noche era cálida, había una piscina que invitaba a nadar en su agua cristalina preparada para el comienzo del verano que se sentía cada vez más.
Sentí una caricia en mi omóplato e intenté darme la vuelta, pero estaba atrapada contra su cuerpo. Su perfume no me era confuso. Bajó su mano a mis muslos y comenzó a subirme la falda del vestido a toda prisa hasta llegar a mi tanga. Comenzó a jugar con los hilos de los costados mientras me susurraba cosas sucias al oído y apoyaba sus labios contra mi cuello. Divisó un lugar por demás oscuro y sugirió:

-Deberíamos ir allá. Aquí no creo que sea buena idea -asentí temblorosa y caminamos hacia unos arbustos altos.

Al entrar en el círculo que las plantas formaban, quedé helada. Fumaba muy tranquilo, como si nada lo perturbase realmente.

-Hasta que llegan -dijo en voz baja.

-Nunca salía al jardín -respondió Nick.

-Olvidalo... Ella es así, siempre tarda en todo -comentó y se acercó para besarme.