47- Cosas que odio de ti (con Izzy Stradlin)

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Lo buscaba camerino por camerino. Los roadies iban y venían, aunque intentaba pasar desapercibida, ellos me miraban, toda la gente que daba vueltas en los pasillos me veían, y yo solo quería encontrarlo a él.
Cuando abrí la puerta, esa chica tenía uno de sus brazos pasando por detrás de su espalda llegando hasta su otro hombro, sentada en el apoya brazos mientras él fumaba y charlaba con Slash. Al verme, no se alarmó como creía que lo haría, pero si se acomodó en el sillón y me miraba mientras exhalaba el humo. Era sexy, aún estando yo allí presente, sabía que no me quería ahí, pero no iba a irme, no sin antes tener lo que quería.
Le dijo algo al oído al guitarrista que cuando se levantó, comenzó a sacar a todas las personas que estaban allí, incluso, el resto de la banda. Axl se me acercó y muy despacio susurró "zorra" y me chocó bruscamente con su hombro. No me molesté en lo absoluto.
Cuando solo quedamos él y yo, caminé con prisa hacia donde estaba sentado. Me subí a horcajadas sobre sus piernas, mientras abría su camisa, devoré su boca. Obligué a que su lengua tocara la mía. Presionaba su pecho con mis manos y seguía sintiendo el sabor a tabaco y cerveza, acaricié su cabeza, enredando mis dedos en sus cabellos. Él a lo sumo, me tomó de la cadera sin ejercer ningún tipo de presión. Corrió su rostro apartando mis labios de los suyos y me dirigí a su cuello.

-¿Qué estás haciendo, Treena?

-Quiero tenerte... ahora... -no puso resistencia pero lo sentía distante. No era así conmigo.

-Creo que... debes irte... yo no... -resopló decidido.

No quería oir lo que tenía para decirme. Volví a apoderarme de su boca.
Estaba sudado, no se había cambiado, mis manos se pegaban a su piel, pero nada de todo aquello me molestaba.
Por fin sus brazos me rodeaban. Ejercía presión en mi nuca, eso me hacía saber que estaba haciendo lo correcto. Frotaba mi sexo contra el de él. Comenzó a hincharse dentro de su pantalón. Escucharlo jadear hacía que me mojara y que mis pezones se pusieran de punta. En mi interior, una poderosa bestia deseaba ser liberada pero esperaba el momento exacto para hacerlo, pero se adelantó a todo. Tironeó con fuerza de mi cabello y lamió centímetro a centímetro mi cuello. Sentía como mi braga se mojaba mientras él me hacía delirar de esa manera. Dejé caer mis brazos totalmente entregada. Me rendí antes que él y me sentía derrotada, no era ese mi plan inicial.

-Izzy... -jadeé.

-¿Qué sucede? -dejó inconcluso el último recorrido hasta mi mentón sin soltarme del pelo.

-Por favor, no te detengas -supliqué mientras mi cuerpo entero temblaba sobre él.

Mis pezones dolían por el roce con mi camisa. Quería que me desnudara urgente y me follara como si no hubiese un mañana.
De repente me soltó, ni una sola caricia aunque sea con alguno de sus dedos. Estaba a punto de llorar de la desesperación que me provocaba tanta calentura la cual él no pensaba poner en frío en ese mismo momento.

-Quítate la ropa -ordenó.

Cuando intenté desabrochar el primer botón con prisa, me soltó una fuerte cachetada en uno de mis muslos.

-Hazlo despacio... sabes como me gusta. No entiendo porqué el apuro. De todas maneras te la meteré hasta que tus piernas tiemblen -bebió un sorbo de cerveza de la botella que tenía a mano.

Donde me había golpeado, me quedó una enorme mancha roja que ardía. Odiaba cuando hacía eso. Él solo seguía bebiendo mientras me miraba de una manera provocativa.
Uno a uno desprendí los botones de mi camisa manteniendo mi mirada en él. Terminé de desprenderlos y dejé la dejé caer liberando mi torso entero, con mis pechos relucientes. Se relamía los labios, pero no sabía si por ver como iba quedándome sin ropa o porque estaba degustando la bebida que le había quedado sobre los labios. Tomé del cierre de mi falda y fui bajándolo muy despacio, me di la vuelta de la manera más sensual que pude. Mirándolo por encima de mis hombros, comencé a deslizar mi prenda dejando expuesto mi trasero a su vista. Se mordió su labio inferior y se apretó la entrepierna con fuerza. Me incorporé y me puse de frente otra vez mientras quitaba mi falda de mis pies. Me hizo seña con una de sus manos para que me acercara a él, me tomó de la cadera con delicadeza y fue subiéndolas hasta llegar con mis pezones que estaban en punta, rígidos. Los pellizcaba, los aplastaba, los acariciaba. Sus dedos me parecían suaves a pesar de sus callos por tocar la guitarra. Quería que me tocara con su lengua, pero conocía sus movimientos; no lo haría, primero me haría desearlo hasta desesperarme para lograr que mi flujo saliera de mi sin tocarme demás, tenerme al borde del llanto por un orgasmo más intenso. Sabía jugar, castigarme, enloquecerme, pero algo peor aún era que supiera qué puntos tocar en mi cuerpo para ponerme a mil. Él no sabía hacer todo eso.
Se puso de pie mientras me sonreía y miraba de manera perversa. Sacó su cigarro de su preciosa boca y exhaló el humo muy despacio hacia un costado. Comenzó a tocarme mi mano derecha por mis dedos. Intenté entrelazarlos con los de él pero pasó a la cara externa de inmediato y fue subiendo por mi antebrazo acariciándome con la yema de sus dedos, por mi brazo, mi hombro. Me tomó con fuerza de la nuca y me obligó a arrodillarme sobre el sofá. Se inclinó hasta llegar a mi oído y susurró:

Dentro de Mi (Erotic Rock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora