23- Hazme tuya

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Piero

Doy vueltas y más vueltas intentando conciliar el sueño. No sé que me pasa pero desde que volví a rosar los labios de Marjorie creció un deseo en mi interior, una necesidad de hacerla mía y unas ganas desenfrenadas de devorar cada parte de su ser hasta hacernos uno.

A pesar del frío, me duché con el agua helada para calmar esta sed que estoy seguro sólo puede ser saciada por cierta persona que esta a unos metros de mi. Decido bajar a tomar algo fuerte. Quizás un poco de ginebra o algún wiski escocés pueda tranquilizarme.

Marjorie

Baje a tomar un poco de agua para despejar mi mente y pensar con claridad. Desde que subí a dormir no he podido pegar el ojo y todo gracias al tren de emociones que anda correteando por todo mi ser... todo gracias a Piero Barone.

No se cuanto tiempo llevo sumergida en mis pensamientos, pero el ligero sonido de unos pasos acercarse explotan mi burbuja. Antes de hacer o decir nada, Piero aparece en mi campo de visión, y eso no es lo peor... Sólo lleva puesto unos pantalones de chándal.

-Marjorie, ¿que haces despierta?... por un momento pensé que alguien se había metido a la casa. -dice adentrándose en la cocina.

-Disculpa, no quise asustarte- sonreí apenada. Sonríe y se acerca a mi.

-Aún no has contestado a mi pregunta- coloca un mechón de mi pelo tras la oreja.

-Es... es que no podía dormir- se que debo estar roja como un tomate. -y a ti que te sucede?

-Exactamente lo mismo- dice clavando su vista en mis labios. -Que estas haciéndome?- susurra tomando mi cintura.

-Lo mismo podría preguntar- dicho esto olvido todo el control que tenía de mi cuerpo y lo beso descargando todo lo que hace un rato se había encendido en mi.

Nos besamos como si nuestras vidas dependieran de ello, como si necesitamos tomar todo del otro para estar satisfechos, como si no hubiera un mañana, como fieras hambrientas que necesitan devorar carne fresca... como dos salvajes.

Piero me sube a la encimera de la cocina y comienza a besar mi cuello. Un gemido se escapa de mi casi como un susurro desesperado. Quiero ser suya y sentirlo mio. Este fuego que crece en mi es demasiado intenso y si no lo consumo terminará devorandome. Sin embargo, no quisiera que nos sorprendan haciéndolo aquí, resulta tentador pero seria muy vergonzoso para mí.

-Piero- susurro entrecortadamente su nombre- Piero... por favor- se detiene y me mira con esos ojos más grandes y brillantes que nunca.

-No me detengas, por favor. Te necesito- oh Dios! Sigue diciendo eso y me dará igual si nos descubren aqui, pero debo ser fuerte.

-Tranquilo- acaricio su rostro y luego sus labios- también te necesito, más de lo que puedo creer. Pero no quisiera que nos encuentren aquí- sonríe malicioso.

-Es mi casa, puedo hacer lo que quiera- río.

-Eso lo sé, pero esta vez quiero que sea en un lugar más íntimo- me besa fugazmente.

-Esta vez... tienes pensada otras veces?- levanta una ceja mientras sonríe. Me sonrojo.

-Pues no sé si habran más veces, pero ahora llevame a tu habitación y hazme tuya- abre los ojos fingiendo sorpresa.

-Tus deseos son órdenes- me besa con pasión mientras nos encaminamos torpemente hasta la recamara. Esta noche promete ser especial.

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Hola!!! Gracias por leer♡

Sr. BaroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora