63- Mi Piero de compañía

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Mi cabeza comienza a palpitar muy fuerte, la sostengo entre las manos tratando de calmar este dolor que ha salido de la nada y no puedo. Todos se alarman y comienzan a buscar cómo acomodarme. Siento mis extremidades debilitarse y todo comienza a darme vueltas.

-Toma un poco de agua dolcezza. Vamos- como puedo acerco mi boca al líquido incoloro y trago. Piero me carga hasta el sofá más grande. Todos están demasiado asustados y yo sigo sin poder centrarme- Gian, llama al médico rápido!- cierro los ojos. Quiero preguntar que pasa pero a penas tengo fuerza para respirar.

-No debí contarles ahora, es mi culpa- la voz de Eveline llega a mis oídos y creo que llora. Escucho a alguien decir que no es su culpa, pero no distingo quien es.

-Marjorie quédate conmigo si- Piero aprieta mi mano y acaricia mi rostro- Maldita sea! dónde está el médico Gian???- los sonidos se mezclan en mi cabeza y aunque lucho con todas mis fuerzas para seguir conciente, mi cuerpo se rinde- Mierda!

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Abro los ojos y la imágen que tengo en frente estruja mi corazón. Sonrío y me permito unos minutos más para contemplarlo. Piero está acurrucardo con una frazada en el sillón de lo que sin duda es la habitación de un hospital. Por la luz que se filtra por las ventanas sé que es muy tarde. Finjo una tos y de inmediato mi caballero con lentes rojos despierta. Su cara se ilumina y se acerca sin dudarlo.

-Hola bella durmiente- sonrío como tonta. Me da un corto beso y me sonrojo.

-Hola sr. Barone- ríe. Sé que debe de estar recordando como nos conocimos.

-Si supieras que odio que me llamen así, me hacen sentir un anciano- río y acaricio su mano.

-Entonces por qué firmaste las tarjetas que me enviabas como "sr. Barone"?- se encoge de hombros sonriendo.

-No lo sé, creo que para parecer más maduro. Algo así- vuelvo a reír.

-Así que querías parecer más interesante eh?... planeabas conquistarme verdad?- se sonroja y me derito.

-Pues en parte sí, desde que te ví me encantaste- me cubro el rostro y el toma mis manos nuevamente- Eres mi diosa Marjorie- acaricio su muy ordenada barba y él besa el centro de mi mano.

-Cuanto tiempo llevo aquí?- mira su reloj.

-Casi 12 hora preciosa, ya casi estaba a punto de besarte para ver si eso era lo que necesitabas- río- Nos diste un buen susto- me alarmo y toco mi vientre. No tengo dolor ni nada, pero en mi estado no se sabe- tranquila el bebé está bien, sólo fue la impresión- arrugo mis cejas y la realidad me golpea con fuerza. Eveline!

-Donde están todos?- se pone serio... que pasa aquí?...

-Sé han ido. Me han pedido que les mantenga informados. Tranquila si- asiento no muy convencida.

- No sé qué hacer Piero...- se acerca y me abraza. Le hago un lado en mi cama para que se suba y tras pensarlo demasiado para mi gusto, caduca al final. Besa mi cabeza.

-Tranquila hermosa, por ahora lo que importa es que esté bien. Luego vemos- asiento y levanto el rostro para besarlo. Un beso de esos que te saben a cielo.

(...)

Despierto sintiéndome vacía, una terrible sensación de añoranza me incomoda. Al parecer estuve soñando cosas de mi infancia. Quizás esos momentos de niña en donde no hubo día de las madres en donde pueda abrazar a mi mamá y presumir de que es la mejor del mundo, cumpleaños en donde ella me hiciera una tarta o me llevara de paseo, o a lo mejor esas veces que caí o me golpeé y necesite un beso de consuelo... lágrimas vienen a mis ojos y las apartó rápidamente al oír la puerta sonar.

Sr. BaroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora