45- Mala noticia

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-¿Cómo sigue?
-Igual...me preocupa su estado
-Tranquila el médico dice que estará bien. Sólo debe comer saludable y evitar estrés

Supongo que estarán hablando de mí. Poco a poco abro los ojos pero tardo unos segundos en adaptarme a la luz. Los rostros preocupado de Gian y Ale son lo primero que veo, llevo una intravenosa y al parecer estoy en un hospital. Fantástico!

-Marie, cómo estás? Cómo te sientes?- mi prima me lanza pregunta tras otra, al parecer el susto que le dí fue grande. Mi mente repasa lo acontecido y mis ojos se humedecen.

-Bien- aparto la mirada y seco una lágrima solitaria. En estos momentos odio mi vida. Gian toma mi mano y lo miro.

-Todo estará bien ragazza, sólo confía - le sonrío de boca cerrada y asiento.

-Cómo llegué aquí?- la duda de cómo dieron con mi paradero me carcome desde que desperté en mi habitación- Ale mira a Gian nerviosa y éste aprieta su hombro y me mira con precaución.

-Piero me dejó un msj en la mañana para que sepa que estarías en la casa de la playa y pasara a recogerte. Decidí ir antes de que despertaras pero no pude llegar a tiempo, cuando te encontré estabas al pie de las escaleras con un golpe en la frente- cierro los ojos y más lágrimas surcan mis mejillas. Deseo desaparecer.

-Gracias Gian, te debo una- asiente y vuelve a apretar mi mano.

-Sabes que te quiero un mundo hermosa. No me debes absolutamente nada- Ale sigue con su mirada de preocupación y yo le tiendo mi mano. La toma y deja un beso- las dejaré solas- se acerca a mí y besa mi coronilla, le da un pico a ella y con sigilo, Gianluca sale de la habitación.

-Hay algo más que deba saber?- cuestiono. Ella niega y sus ojos se vuelven cristalinos. Detesto verla llorar- Hey pequeña no llores- cubre su rostro con ambas manos y solloza. Diablos.

-Por un momento pensé que te perdería Marie, no quiero que estés mal. No lo mereces- aprieto su pierna y ella se detiene.

-Estaré bien Ale, por ahora sólo deseo estar en paz- asiente y besa mi frente. Sale alegando que debo descansar y así lo hice.

Entre dormir y leer pasé la tarde. Los padres de Piero me visitaron junto a Mariagrazia y me regañaron por descuidar tanto mi salud. Sí señores, lo que me ha provocado tantos mareos es una anemia que si me descuido se volverá crónica. Me espera una dieta bastante estricta y sé que con estas personas a mi alrededor no podré flaquear.

(...)

El médico me recomendó un psicólogo, dice que tengo un cuadro depresivo. Nadie sabe esa parte de la historia y espero que se quede así por el momento, aún no estoy segura de ir. Creo que ahora sí debo organizar mi vida y buscar independencia. He buscado en internet cuales universidades son buenas aquí en Sicilia y si imparten administración de empresas. También decidí renunciar a Oggun, sin Piero no tiene sentido que siga allí.

-Qué tanto piensas preciosa?- esa voz... sonrío de verdad en mucho tiempo. Franco deja unas bellas rosas amarillas en la mesita junto a los dos sofás. Mi habitación ya parece una floristería. Se voltea y me mira con preocupación tocándose el mentón de esa forma graciosa.

>>No me gusta nada lo que veo, estás delgada y ojerosa... así que por favor recupérate pronto. Esos hermosos ojos verdes deben brillar- él siempre sabe como hacerme sentir bien. Lo necesitaba cerca.

-Vale lo haré, concédanme el beneficio de la duda por una vez!- sonríe de esa manera tan perfecta y levanta ambas manos. Su vestimenta llama mi atención. Ya no lleva ese estilo bohemio y sus fieles botas marrones que lo acompañan a todas partes. Hoy está enfundado en un perfecto traje azul náutica a la medida. Cielos.

Sr. BaroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora