41- Sin opciones

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"No... no la amo"

Sabía que quizás no sentía con la misma intensidad que yo, pero de ahí a decir lo que ha dicho hay un angosto camino. Deambular por las callejuelas de Naro se ha vuelto una rutina en estos últimos días. No sé hacia donde dirigirme, no sé que hacer ni que pensar. Mi mente está en blanco y mi corazón ha dejado de latir desde el mismo instante en que escuché esas cortas pero intensas palabras.

-Se encuentra bien señorita?- un anciano de esos con barba blanca y descuidada me mira con qué... lástima, pena, preocupación? No lo sé.  Asiento distraída mientras paseo mis manos por los pequeños y llamativos artículos que vende. Una llave capta mi atención y la miro con detenimiento.

>>Sabe que las llaves son un arma de doble filo...- desvío la mirada del objeto y me concentro en él. Al ver que tiene toda mi atención continúa con voz pausada- Regalar una llave supone entregar el control de ti, de tu cuerpo, de tu corazón, pero sobre todo... de tu alma. Nos hace sentirnos protegidos por ese ser, seguros... pero también esclavos, presos de cosas infinitas. Por eso debemos saber bien a quien le damos una llave. Si a alguien que nos protegerá, o a alguien que nos castigará- vaya, este hombre parece ser más sabio de lo que suponía que era. Vuelvo la vista a la llave que tengo entre mis dedos y segura de lo que haré la tomo.

-Me la llevo, cuanto es?- El anciano niega con la cabeza y me sonríe.

-Tómela como un regalo de mi parte, lo necesitará- tras entrarla en una cadena, continúo mi camino mirando el objeto con curiosidad. Es de metal color bronce con un extraño pero precioso diseño en la parte superior. Me encanta.

No quiero volver, no quiero estar allí en donde ya no me siento bien, quiero paz y eso es lo que menos he tenido últimamente. Mi teléfono no ha parado de sonar en todo este tiempo que llevo fuera, ya casi está anocheciendo y la pregunta que me asalta constantemente es <¿donde pasaré la noche?> no tengo dinero en efectivo pero sí la tarjeta que Piero me dió hace meses, podría usarla pero se que sabrá inmediatamente donde estoy y él es la última persona que deseo ver. Busco en la agenda el número de quien se ha paseado por mi mente y sin dar tiempo a hecharme para atrás presiono el botón de llamada. Al segundo tono contesta.

-Preciosa no esperaba tu llamada, estás bien?- sentir que alguien se preocupa por mí  en estos momentos, hace que mi pecho se estruje.

-Si, pero.... - respiro hondo- necesito tu ayuda Franco.

(...)

-Estás cómoda, necesitas algo más? - niego con la cabeza y bebo nuevamente de la humeante taza de chocolate que tengo entre manos, a pesar de no tener apetito me ha obligado a comer y no pude negarme. Esta delicioso.

-Vives sólo aquí ?- Esta casa es igual de hermosa que la de Piero pero con toques más antiguos, y por lo que pude apreciar, mucho más grande. Pero a parte de la servidumbre no hay nadie más ocupandola.

-Sólo vengo aquí por negocios, mi residencia está en Francia. Debía estar periódicamente por estos lados, un joven heredero la tenía en venta y la compré- se encoge de hombros como si fuera lo más natural. Me pregunto en cuanto está valorada su fortuna. Aparenta ser una persona sencilla a pesar de todo- ahora dime... piensas comunicarte o seguirás jugando a la fugitiva?

Pongo los ojos en blanco y decido enfrentarme a todo... por ahora. Un sólo timbrado y la voz de Ale amenaza con reventarme el tímpano. Después de darle tiempo que termine con su letanía, me voy por la tangente.

-No iré a dormir esta noche a casa de Piero Alejandra, solo quería decirte que estoy bien. Hablamos mañana- sin importar lo que tenga que decir cuelgo y pongo el móvil en modo avión. Franco solo me mira impasible y toma asiento a mi lado.

-Qué harás después de esto? Por lo poco que te conozco... algo me dice que no te quedarás junto a él y mucho menos al saber sus sentimientos reales- las palabras se atascan en mi garganta y debo apartar la vista para que no vea que mis ojos se han vuelto a cristalizar.

-No... no sé. Por esta noche sólo quiero cerrar los ojos y olvidarme de todo. Quizás es lo más sensato que deba hacer... olvidar- sorío de boca cerrada y termino con mi taza. Una preciosa chimenea nos mantiene calientes. Franco aprieta mi mano y me mira con cariño- Cambiando el tema, exactamente a qué te dedicas?

-Pues veras soy inversionista, pintor, tengo viñedos... que más?- se toca el mentón de una manera que me hace sonreír, Ale suele hacer lo mismo- Digamos que soy un poco de todo. Río ante su frescura y jovialidad.

>>Entonces tu prima y tú son de España?- su repentino cambio de tema llama mi atención. Supongo que debe ser porque no parecemos españolas.

Asiento y comienzo a contarle un poco sobre nosotras. Me escucha atentamente y sin interrumpir. Al final el cansancio me puede y decido subir a dormir. Mañana será un largo día, lo sé.

**************
-Buenos días bella durmiente, has descansado?- sorío como puedo y apuro mi café, el taxi debe estar por llegar. Es temprano aún, quizás con un poco de suerte no encuentre a Piero al llegar a casa.

-Buenos días Franco, todo ha ido bien. Que tal tú?- se queda pensativo un momento y asiente en respuesta. Lo observo moverse con soltura en la cocina. Al parecer conoce este lugar más que bien. Prepara un café con leche y toma asiento frente a mí.

-Qué harás hoy? Hablaras con él o fingiras que no sabes nada?- niego con la cabeza. Para ser honesta, no tengo ni idea de qué hacer, pero si de algo estoy segura... ya no más.

-Creo que debo irme, el taxi ha de haber llegado y no quisiera hacerlo esperar- me pongo de pie y el me sigue.

-Puedo mandar al chófer a dejarte- este hombre es un amor, pero no quiero abusar.

-No es necesario, ya has hecho mucho por mí- me pone mala cara pero antes de que diga u haga algo, me apresuró a salir. Efectivamente un taxi aguardaba por mí. Abrí la puerta y me giré hacia él- Gracias por todo, te debo una- sonreí y me despedi con la mano.

Durante el trayecto no pude dejar de pensar en qué debo hacer, decir... todo sigue siendo muy confuso para mí. Estaba tan metida en todo esto que no me di cuenta del momento en que el coche se detenía frente a la casa de Barone. Agradeci al taxista y bajé del auto. Valentía Marjorie.

-Dónde estabas Marjorie?- sí, Piero estaba de pie en el umbral y no me dió tiempo a escabullirme. Suspiro y decido que huyendo no resuelvo nada, así que... enfrentemoslo.

-No es de su incumbencia Sr. Barone- dije lo más serena posible. Me mira irritado, al parecer no esperaba mi respuesta. Se pasa las manos por el pelo y se acerca a mi. Por instinto retrocedo.

-Estaba muy preocupado por tí- involuntariamente río. Su cara se transforma y su mirada se vuelve amenazante.

-Preocupado por mí? Es en serio..?- lo miro con la rabia desbordada y ganas terribles de partirle ese bello rostro que tiene- No juguemos a los tontos Barone, no nos queda. Ambos estamos claros de lo que está sucediendo.

-No sé de qué me hablas- hasta descarado ha salido hombre... río con sarcasmo.

-Esta noche te invito a cenar, iremos a ese restaurante que tanto te gusta. Al que siempre solías llevarme... como la primera vez que cenamos juntos. Tengo una propuesta para tí- La sorpresa es la emoción más notoria en él. Decido que es momento de abandonarlo y dejarlo con la duda. Despidiendome con educación subo las escaleras. El dolor que se formó en mi pecho se hace más grande conforme avanzo. Sé lo que pasará esta noche, sé que va a doler, pero también sé que no tengo más opcion.

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Hola! El cap que corresponde al día de ayer.

En multimedia: Johny Deep- Franco Bruyere. Así es el Franco de mi cabeza😆

Gracias por leer! Los amo 😍😘😘😘😘

Sr. BaroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora