Las 3:45 de la tarde, aun tenia tiempo para arreglarme pues la cita estaba pautada para las 5:00 pm, pero sabiendo lo lenta que puedo llegar a ser decidí comenzar a hacerlo. No tengo ni el más mínimo deseo de salir de casa y menos para conocer al fastidioso Sr. Barone, a pesar de que me siento perfectamente de salud, mis ánimos están por los suelos.
Tomé una ducha bien fría a ver si eso me reanimaba, tengo que reconocer que me sentí mucho mejor al terminar. El día estaba fresco, estábamos a finales de verano y ya se veían reflejos del otoño,opté por un vestido con mangas largas negro y unas botas de tacon para resaltar, por alguna extraña razón quería estar bien arreglada.
Dejé mi largo cabello suelto y lo ondule un poco, me maquille solo con lo esencial. Media hora más tarde ahi estaba yo, tomando un taxi camino a <Del Posto> para por fin tener frente a mi al dichoso Barone.
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Narra Piero
Llevo 30 minutos en el restaurante, a pesar de que todavía falta para vernos estaba impaciente en la suite y decidí venir antes. No se exactamente por que me encuentro asi, es una simple cita... - no será que te mueres por verla Barone?- aparte mis pensamientos del rumbo que estaban tomando, mi conciencia puede ser muy fastidiosa a veces. Decidí tomar el periódico y leer.
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No sé cuánto tiempo llevaba concentrado en la lectura cuando una interesante voz me sacó de mi burbuja, - Sr. Barone?- preguntó dubitativa, levanté la vista retirando el periódico de mi cara y ahi estaba ella... Marjorie Ferrara, igual o más sexy que la última vez que mis ojos la vieron.Narra Marjorie
Llegué a <Del Posto> faltando 5 minutos para la hora acordada. Entré encontrándome con un lujoso restaurant, el más elegante que he visitado hasta el momento y quedé gratamente sorprendida. Me acerqué a la recepción y un señor muy bien vestido me saludó cordialmente.
- Bienvenida a Del Posto srta. Soy Massimo Bellini, en qué puedo servirle?
-Buenas tardes Sr. Bellini, soy Marjorie Ferrara, tengo una cita con el Sr. Piero Barone.
- Me permite un segundo- dice revisando un libro. - Efectivamente, el Sr. Barone la está esperando. Acompañeme por favor.
Vaya que puntual!!!- pensé, a caso no tiene algo mejor que hacer? - El Sr. Bellini me condujo por unas elegantes escaleras hasta indicarme una mesa apartada desde la cual se podría ver todo el restaurante.
- Ahí está el Sr. Barone Srta. Ferrara. Pase adelante. - dice mientras se aparta para dejarme avanzar, mire hacia el frente y ahí estaba él, enfrascado leyendo el periódico- que tenga buenas tardes- dicho esto, se marchó.
Acorte la poca distancia que me separaba de la mesa, y pregunté dubitativa- Sr. Barone?. Al instante unos ojos cafés adornados por unos preciosos lentes rojos se enfocaron en mi... Un chico de cabello castaño oscuro me sonrió y se puso de pié agilmente.
- Buenas tardes Srita. Ferrara, soy Piero Barone.- dijo y sin darme tiempo a responder se acercó y me beso a cada lado.
- Un momento... tu eres el Sr. Barone que me atropelló?- pregunté aun incrédula.
- Lamentablemente si- me Sonrió un poco apenado.
Oh vaya!... Llevo semanas convencida de que tenía algunos cincuenta y tantos años, y resulta ser que es todo un adonis probablemente de mi edad. Aun no salgo del asombro.
-¿Nos sentamos?- pregunta Piero sacándome de mis pensamientos. Rápidamente se colocó detrás de mi y agarró mi silla caballerosamente.
El típico silencio incómodo ahi estaba entre los dos. No sabia exactamente que decir y ahora que recuerdo quién debía hablar es el. En ese preciso instante y como si leyera mimente comenzó a decir...
-Seguramente pensarás que soy un idiota al irme así sin más despues del accidente, realmente estoy bastante apenado porque aunque parezca otra cosa no fue mi intención. Tuve problemas de negocios en Italia y debía marcharme urgente. No pude esperar a que te acomoden en tu habitación, realmente lo siento.
A pesar de todo lo que pense sobre el hace poco, debo reconocer que se notaba totalmente sincero y sus palabras de alguna manera sonaban sinceras.
- No se preocupe Sr. Barone, entiendo que seguramente debe ser una persona ocupada y créame que ya bastante hizo con ocuparse de mis cuidados en el hospital.
Sonrió satisfecho como si le hubiese quitado un gran peso de encima, por qué le importaba tanto mi opinión?
- Sólo una cosa más... podrías dejar de decirme "Sr. Barone" , me haces sentir como si fuera mi padre. Por favor solo Piero.
No pude evitar reir ante su comentario - Vale pues, Piero será. Pero te pido que también hagas lo mismo- Èl asintió.
- Bueno Marjorie que deseas ordenar?
Revisé el menú, este restaurante es italiano y debo confesar que amo la comida italiana asi que no tendré problema al escoger. Piero llamó al camarero.
- Por favor una botella de Chianti Classico Riserva, cosecha 2009. De entrada queso burrata. La Srta. desea... - mira espectante
- Canelones rellenos de hongos y ricotta en salsa blanca.
- Y para mi un Risotto ai frutti di mare.
- En seguida señor, con permiso. - dijo el joven retirándose.
Piero sólo me miraba sin decir nada, realmente ya estaba comenzando a incomodarme asi que... - Entonces eres italiano? -Pregunté.
- Sonrió ladino- Sí, soy de Sicilia, pero viajo mucho a este país por negocios.
- Siempre me ha gustado Italia, en especial su gastronomía. - sus ojos se iluminaron al escuchar aquello, pero rápidamente se recompuso.
- Es grato saberlo- se limitó a decir. Que cambio de humor tan drástico. Justamente llego el camarero con el vino, llenó nuestras copas y se retiró.
- Brindemos- dijo Piero levantando su copa- por que habríamos de brindar? Ni que fuera esta una cita romántica. - Por tu recuperación Marjorie- contestó a mi pregunta no formulada.
- Salud pues- dije chocando levemente nuestras copas... Sin embargo tenia la sensación de que no será la única vez que brindemos.
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Hola! Aqui de nuevo.Gracias a todos los que han leido, a pesar de que no son tantos, para mi es mas que gratificante. Espero que les guste. Cualquier sugerencia aqui estare. Voten♥ Besos.
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Sr. Barone
FanficDespues de haber sido atropellada por Piero Barone, Marjorie Ferrara se ve envuelta en una serie de situaciones que pondrán su vida en Jaque. "Resulta una gran verdad que el destino es una ley cuyo significado se nos escapa, porque nos faltan una in...