Maratón 3/3
Así como hojas que el viejo mueve, cambia la vida. Somos hijos del destino, del tiempo, de las coincidencias. Podemos estar muy bien en un determinado momento, podemos sentirnos de cierta manera, sin embargo, un día todo cambia sin avisar y nunca jamás vuelve a ser igual... nunca.
Los nervios me carcomen, intento- juro que intento- estarme quieta pero me es casi imposible dejar de temblar aunque los demás aquí no lo noten. Han pasado casi dos semanas desde que anuncié mi embarazo, disfrute cada momento y la pasé mejor de lo que esperé, pero la actitud de Eveline me dió mucho en que pensar, sabía que algo no cuadraba, pero gracias a las distracciones con la universidad y el bebé que viene olvidé todo eso...
-Me contarás qué es lo que sucede Piero?- estamos en su oficina sentados esperando a no se quién. Cualquiera pensaría que es una sorpresa agradable pero por la cara que tiene es todo menos eso. Hace un momento también llegaron Gian y Ale, y a juzgar por la cara que traía mi hermana sé que no tenía ni idea de lo que sea que esté pasando.
-Te dije que esperes un poco más, no me corresponde a mí comentarles- ok... ahora sí estoy asustada. Estoy a punto de protestar cuando la puerta se abre y me encuentro con la persona que menos esperaba.
-Eveline?- la cara de confusión de Alejandra es un reflejo de la mía.
Desde la cena en casa de Piero no supe más de ella; le llamé un par de veces pero siempre tenía algo que hacer y otras veces no estaba en casa. La doctora me dijo que mi embarazo es de alto riesgo y me indicó reposo absoluto, por eso dejé de trabajar en la fundación y estoy siguiendo sus indicaciones al pie de la letra. Piero les indica que pasen.
-Dolcezza... antes que nada, quiero que me prometas que vas a estar calmada y escucharás con paciencia- frunzo el ceño y antes de siquiera decir algo Piero continúa- nuestro bebé está primero que todo, piensa en él.
-Piero... no entiendo nada, que es eso tan grave que está sucediendo?- niega con la cabeza y besa el dorso de mi mano.
Eveline, Antonio, y dos señores bien vestidos que los acompañan toman asiento. Los demás estamos a la expectativa de lo que nos tienen que comunicar, si antes estaba temblando ahora parezco gelatina. Piero se da cuenta y me susurra que todo estará bien, comienza a masajear mis dedos y poco a poco me voy tranquilizando.
-Gracias por ayudarme chicos- Eveline habla con voz pausada y un poco áspera, al parecer ha llorado o está enferma. Mira a Piero y Luego a Gian, ambos asienten serios- Marjorie... Alejandra- por primera vez en el poco tiempo que tiene aquí, nos mira. No logro descifrar lo que leo en sus ojos, miedo... angustia... felicidad... amor... qué?
>> Antes de decirles a lo que he venido, quiero pedirles perdón- Ale y yo nos miramos sin comprender- Sé que no será fácil para ustedes otorgarmelo pero no está de más buscarlo- hace una pausa y respira hondo- vengo de una familia conservadora, un papá de mano dura y una madre sumisa. Siempre fui soñadora, alegre, ingenua... demasiado ingenua-sonríe con tristeza- Mi familia era gitana, una cultura con tradiciones y costumbres muy distintas a las demás. Imaginen esto hace más de 20 años- Alejandra y Yo nos miramos. No entiendo ni mierda.
>>Conocí a un joven muy apuesto y seductor en una feria. No solía salir sola y siempre que lo hacía era con mis hermanas. Entre los juegos y la multitud las perdí de vista, me asusté bastante pero mantuve la calma. Iba caminando mirando a todos lados y tropecé con una piedra cayendo de bruces- sonríe y una lágrima se le escapa- alguien me ayudó a levantar y ahí lo vi. El hombre que en un abrir y cerrar de ojos se robó mi corazón, el que me iba a cambiar la vida para siempre.
-Por qué nos estas contando eso?- Ale hace la pregunta que ha estado rondando por mi cabeza desde que comenzó a hablar. Gian le indica que haga silencio.
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Sr. Barone
FanficDespues de haber sido atropellada por Piero Barone, Marjorie Ferrara se ve envuelta en una serie de situaciones que pondrán su vida en Jaque. "Resulta una gran verdad que el destino es una ley cuyo significado se nos escapa, porque nos faltan una in...