50- Tiempo

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Madrid es una ciudad espléndida de noche. Las luces adornan cada rincón y le dan un aire fantástico. He pasado el día completo de aqui para allá con tal de no volver a mi antigua casa, tengo veintenas de llamadas perdidas de todos, incluido Piero; seguramente Ale le habrá llamado pensando que estaría junto a él. Al parecer se olvidó de que los chicos partían hoy en la tarde a Italia. Excepto Gian, decidió quedarse unos días más para irse junto a ella.

Cómo saldré de esto... cómo?

Debo asimilar varias cosas antes de proceder a lo que sea que decida hacer. La primera: no me llamo Marjorie Ferrara, soy Gemma y no sé mi apellido verdadero. La segunda: Alejandra es mi hermana melliza, no mi prima; creo que es la única parte que en verdad me emociona de todo este desastre. La tercera: mis padres no están muertos, bueno no estoy segura de ello, quizás estén por ahí cerca y sin ninguno reconocer al otro... o a lo mejor hace años que partieron de este mundo. No lo sé, la cabeza empieza a dolerme de tanto pensar. Me siento exhausta. Contemplo la fuente frente a mí y decido que por ahora lo mejor es descansar.

Cuando llego a casa Alejandra está hecha un ovillo en el sofá. Sorío, debió pasar allí toda el día esperando que regrese. Abre los ojos cuando escucha la puerta cerrarse. Sus ojos están enrojecidos y sus labios ligeramente hinchados, se nota que ha llorado mucho.

-Hola- murmuro sintiéndome tímida de repente. Su expresión ceñuda se suaviza y sonríe levemente.

-Me tenías muy preocupada Marjorie. No me vuelvas a hacer eso- sonreí y asentí. La veo dirigirse a la cocina y poner lo que parece ser la tetera. Té?

-Pensé que eras más de café, como yo- me siento en uno de los taburetes y ella se gira hacia mí. Se encoge de hombros.

-Francamente... me da igual. Pero si queremos dormir, el té es la mejor opción- buen punto. Asiento mostrándome de acuerdo. De repente su postura cambia emanando tensión. Oh no me digan que hay algo más que no sé porque colapsaré.

-Hay... hay algo que quiero darte. Espero que no te molestes conmigo- frunzo el ceño, molestarme? Antes de poder decir una palabra si quiera, Ale sale de mi campo de visión. Unos minutos después regresa con dos pulseras en mano. Ya sé por dónde va todo esto.

-Alejandra, no creo que...- mi humor cambió un cuestión de segundos. Sé que explotaré y la agarraré contra ella si no me calmo. Respiro- No creo estar lista para llevar eso- Ella niega.

-A caso crees que yo lo estoy? Para mí tampoco ha sido fácil Marjorie, ver a mi supuesta mamá morir y luego enterarme que no soy su hija. Crees que es tan sencillo? Joder! Sé que te duele, tanto o más que a mí. Pero no podemos cambiar nada; o nos lamentamos por el resto de nuestras vidas o aprendemos a vivir con ello. Tu decides- se gira para preparar el té dejándome en blanco completamente. Sé que tiene razón, pero maldicion duele... mucho. Extiende una taza humeante frente a mí y se sienta a mi lado. Sigo sin saber qué decir.

-Me... me dejas verlas?- asiente y me entrega dos pulseras al parecer de oro, cada una con la mitad de un corazón negro, una tiene una pequeña piedra color esmeralda en medio y la otra una color miel. Creo que ya sé por qué las piedras.

-Son nuestros ojos, la esmeralda es tuya... la otra es mía- las toma y las une. Hermoso- son tan hermosas, cierto?- asiento y ella las separa y me extiende la que me corresponde. Titubeo por un momento, pero al final cedo. Me extiende su mano para que se la ponga. Encaja perfectamente- Quieres que coloque la tuya?- silencio, total y absoluto silencio de mi parte- Marjorie... ahora más que nunca debemos estar unidas, no endurezcas tu corazón. Dame la mano, si?

Le extiendo mi mano dócilmente y ella sonríe con todos sus dientes. Pongo los ojos en blanco. Al igual que la suya, la mía encaja a la perfección. La miro embelesada y sonrío con tristeza imaginándome a una jóven mujer con el pelo como Ale y los ojos como yo creando esta preciosidad mientras dos bebés la contemplaban.

-Crees que aún esté con vida... en algún lugar? - me giro hacia Alejandra. Niega con la cabeza y apura su taza de té.

-Honestamente no tengo idea, pero es lo que más deseo- asiento. Yo también....

-Qué haremos ahora?- sonríe como si algo le alegrara la existencia.

-No lo sé, pero algo se nos ocurrirá... hermana- me mira con lágrimas en sus ojos y no puedo evitar sonreir. Al parecer alguien piensa como yo. Sin dudarlo me acerco y la envuelvo en un cálido abrazo.

-Hermana...

(...)

La mañana transcurre lenta y por primera vez en varios días puedo decir que he descansado, bueno... cuando dormí junto a Piero también descansé. Sonrío al recordar la mañana siguiente...

Flashback

Despierto momentáneamente desorientada, unos brazos me rodean fuerte y una mata de pelo oscuro reposa en mi vientre... Barone. Sorío y paso mis dedos con cuidado de no despertarlo. Extrañaba todo esto. Mi plan fracasa y unos adormilados ojos cafés me miran. Sonríe.

-Buenos días hermosa, te sientes mejor?- me siento tímida sin saber exactamente por qué. Asiento sin decir palabra y él sonríe. Se recuesta a mi lado muy muy cerca de mi- te han comido la lengua los ratones? O tienes miedo de mí?

Una risa nerviosa se me escapa y antes de poder decir cualquier estupidez, Piero se me trepa encima con cara de depredador. Cielos!

-Pi... Piero qué haces?- sonríe y acaricia mi nariz con la suya. El gesto me hace cerrar los ojos y sonreir.

-No sé cuando vuelva a tenerte así y me estoy aprovechando- intento safarme pero como siempre... no tengo éxito.

-No hagas las cosas más difíciles, por favor- cierra los ojos y cuando los abre me mira fijamente sin decir nada. Comienzo a desesperarme.

-Mi intención no es hacerte daño dolcezza. No te imaginas lo mucho que te he extrañado en todo este tiempo lejos- giro mi rostro. Si lo miro caeré rendida y no quiero. Toma mi cara entre sus manos y sin darme tiempo a nada, me planta y beso. Estoy en shock.

-Qué haces?- mi respiración se ha vuelto irregular y una parte de mí cuerpo comienza a cobrar vida. No resistiré. Sonríe con arrogancia.

-Besarte- pongo los ojos en blanco- no sabes lo que es eso? Tengo que repetirlo para que me entiendas?- río, a veces suele ser tan malditamente adorable.

-Basta maldición- ríe. Coloca un mechón de mi pelo tras la oreja y me mira por un momento que me parece eterno. Le sonrío con timidez.

-Tienes idea de lo adorable que eres?- me sonrojo y niego- Sí, eres un encanto y lo sabes- dicho esto me besa y yo estúpidamente me dejo llevar.

Comienza a acariciar mi cuerpo y despacio levanta la camiseta suya que traigo puesta, no tengo nada debajo así que cuando me la quita por completo, estoy totalmente desnuda y a su merced. Sus ojos arden y en ellos veo todo su deseo. Creo que tengo el mismo aspecto. Sin perder tiempo se quita los pantalones junto con los bóxers y me muestra su más que bienvenida erección. Se cierne sobre mí y vuelve a acariciar mi nariz con la suya, luego en un rápido movimiento, me hace suya.

Fin del flashback

Suspiro... te extraño Barone.

Termino de organizar mi equipaje y lo llevo hasta la sala. Ale y Alejandro conversan sobre algo que no sé, detienen cuando me ven entrar. Me han insistido bastante para que me quede más tiempo pero no quiero estar aquí un minuto más. Debo organizar mi vida y mientras más pronto comience, mejor será.

-El taxi espera por tí hija- evita mirarme y lo entiendo. Hace bien en avergonzarse. Asiento y me acerco a Ale.

-Que tengas buen viaje Marie, avísame cuando llegues, vale?- asiento y beso su mejilla. Me giro hacia Alejandro.

-Hasta luego Alejandro- me mira y la profunda tristeza de sus ojos hace que mi pecho duela.

-Ve con Dios nena- le doy la mano y sonrío.

Me encamino a la puerta y escucho a Ale decirle...

-Te perdonará, sólo dale tiempo si...- sorío y sigo sin mirar atrás. Veamos que dice el tiempo.

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Gracias por leer! Love you all!!!💛😍

Sr. BaroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora