52-¿Será?

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12:30 del medio día. Qué demonios me está sucediendo?!!!

Normalmente no duermo mucho, no es que amo madrugar noooo, pero suelo estar despierta a tempranas horas de la mañana sin importar si es fin de semana o no. Sin embargo, hoy eso simplemente se fue al caño. Tengo una pereza increíble.

Bajo mis pies de la cama y poco a poco me desperezco. Mataría por dormir una o dos horas más, pero Ale vuelve hoy y me pidió que le haga su platillo favorito: lasagna de vegetales. No soportaría escucharla quejarse el día completo de lo mala hermana que soy. Si es toda una drama queen.

Luego de asearme y hacer la cama busco qué desayunar pero sólo me queda un poco de leche y algunas galletas. En estos últimos días he comido como cerda, mucho más de lo normal... creo que es ansiedad. Decido comprar los ingredientes para la lasagna y de paso hacer el mercado.

(...)

-A ver que tenemos aquí: brocoli, coliflor, zanahorias, champiñones...- sigo repasando todo lo que tengo en el carrito del super y siento unas manos agarrarme. Me giro descolocada y sonrío al ver a Eveline junto a su esposo Antoine. Les sonrío y los saludo con cariño. Han sido muy amables conmigo desde que comencé a trabajar para ellos.

-Sé puede saber para qué tanta comida jovencita?- mira la compra con curiosidad y luego a mi- ¿Darás alguna fiesta o qué?- debo reconocer que me excedi un poquito.

-En mi defensa: siempre tengo hambre!- Sonrío con inocencia y un poco avergonzada. Me miran con ternura y diversión.

-Luego no te quejes cuando te veas como cerda y nadie te quiera por eso- Eveline me giña un ojo juguetona y sé que lo dice para provocar a su esposo. Ella cree estar gorda, pero realmente luce fantástica. Tiene un cuerpo parecido al de Melany Griffith, solo un poco más llenita.

-Ignorala, quien te quiera lo hará como sea- besa su frente y ella sonríe. Se ven muy bien juntos- así como yo quiero a esta preciosa cerdita- Dice Antoine provocando que riéramos.

Luego de pagar me despedí de ellos. Los invité a cenar a casa pero se disculparon diciendo que tenían un compromiso con una vieja amistad. Prometieron venir luego.

Me ví tentada a ordenar una pizza para comer pero luego me decidí por algo rápido y fácil de hacer... unas papas a la juliana con dados de pollo en salsa holandesa. Comí hasta hartarme, en serio terminaré como una cerda si sigo por este camino.

Siempre me paro a observar desde mi pequeño balcón como las personas van de un lado a otro despreocupadamente paseando a sus hijos o mascotas, hablando por el móvil, en pareja... sorío ante un recuerdo de Piero y yo en Raguzza.

Cada día sin él es una prueba bastante grande. A pesar de que he aprendido a vivir con su ausencia no puedo evitar extrañarlo. Bostezo, iré a dormir un poco. Son las 3:25 de la tarde, sólo una hora y haré la lasagna.

(...)

Una melodía insistente como el demonio me saca de mi ensoñación. Estiro la mano con dificultad y tomo mi celular sin ver quien llama. Odio al mundo.

-Diga- pronuncio como puedo.

-Llegué hace un rato, estoy con Gian. A las 7 estaré en tu casa y más te vale que hayas hecho lo que te pedí- mataré a mi hermana, lo juro. Froto mi cara y abro los ojos.

-Hola hermanita estoy muy bien, gracias por preocuparte... ahhh también te he extrañado! estos pocos días han sido eternos sin tí- le respondo con evidente sarcasmo. Escucho su risa.

-Lo siento Marie, es que ya sabes... estoy en mis días y necesito que me consientan- hablando de dias... escucho a lo lejos a Gian decir algo que no logro entender y ella vuelve a reir- Eso sólo te corresponde a tí, sólo tú precioso- okk... creo saber por dónde va la cosa. Finjo una tos.

-Sigo aquí, no lo olvides niña- me siento en la cama y miro a la nada.

-También te amo princesa- ruedo los ojos. Cuando me despiertan así me pongo de un humor insoportable.

-Si ya terminaste Alejandra, debo irme. Tengo cosas que hacer- una lasagna por ejemplo.

-Más te vale que cuando llegue tengas esa rica lasagna servida- resoplando cuelgo.

Entro en la cocina y prendo la radio, la dulce voz de Pablo Alborán se cuela en el ambiente y sin darme cuenta comienzo a tararear y bailar al son de los acordes de Tanto. Mi favorita de todas.

Pongo los vegetales al vapor y preparo la salsa mientras. Todos estos olores me tienen el estómago revuelto... creo que el almuerzo me ha sentado mal; continúo con mi labor y un mareo repentino me hace detener, sudor frío baja por mi frente y respiro hondo. Mierda.

Con una mano abanico mi rostro y con la otra me sostengo del la pequeña isla. Una arcada sacude mi cuerpo y literalmente corro hacia el baño para no volcar en medio de la sala todo lo que he comido hasta ahora. Minutos más tarde, luego de vaciar completamente mi estómago, vuelvo a poner en marcha la cena con manos temblorosas y sintiéndome muy débil.

(...)

El timbre suena y con mucha pereza me levanto a abrir, pasa un poco más de las 7 así que supongo que debe ser Ale...

Bingo!

Se lanza sobre mí abrazándome hasta cortarme la respiración. No entiendo por qué tanto alboroto si sólo se fue unos días. A los pocos días de haber vuelto a Naro ella también lo hizo, pero alejandro le pidió un favor y tuvo que volver. Se separa de mí sonriendo pero al instante su rostro adopta un semblante preocupado.

-Te sientes bien Marie?- quiero decirle que no pero sé que armaría una tormenta en un vaso de agua. Asiento lentamente y le doy una sonrisa tranquilizadora. Su expresión no cambia.

-Te ves muy pálida ragazza, deberías ir a un médico- me dice Gian acariciando mi rostro. Ya van dos veces que me dicen lo mismo, creo que debería tomarlo en cuenta.

Los invito a pasar. Gian descorcha el vino mientras Ale deja su equipaje en la habitación. Cuando decidí irme de casa de Piero ella no quiso quedarse de ninguna manera. Y la entiendo, yo hubiera hecho exactamente lo mismo.

Comienzo a acomodar la mesa, nuevamente un mareo me sorprende y dejo caer la loza. Gian se alarma y se acerca a mí corriendo junto con alejandra que venía entrando justo en ese momento. Me siento muy mal pero no quiero asutarlos, esto de los mareos constantes no me agrada en absoluto. Ambos me toman del brazo y me llevan al sofá. En sus rostros veo la preocupación que tienen.

-Estoy bien- digo con voz quebrada. Cierro los ojos por un momento. Ale se sienta a mi lado y toma mi mano.

-De verdad? No quieres que te llevemos al médico?- niego. Detesto los hospitales.

-Por qué mejor no vas a descansar un poco? nosotros recogemos aquí. Igna e Isabella vienen al rato y así cenamos todos juntos- sonrío, Gian siempre tan bello. Me dejo guiar por él hasta la habitación. Me acomoda entre las sábanas y se me queda viendo con cierto regocijo. Débilmente vuelvo a sonreír. Qué le pasa?

-Ya suéltalo Ginoble- creo tener una idea de lo que está pensando... también la tengo. Sonríe y se rasca la nuca.

-No sé, te he visto mal muchas veces y créemeque me has asustado muchísimo. Sin embargo, esta vez me siento diferente, extrañamente tranquilo... no sé, no será que estas...

-Aquí te traje un poco de agua Marie, te sentará bien- Alejandra nos interrumpe y Gian guarda silencio. Me le quedo viéndo y en silencio gesticulo un gracias. Tomo un poco y me recuesto. Ella toma a Gian del brazo y se dirigen hasta la puerta; antes de desaparecer de mi vista el se vuelve y con su mirada séque aún no termina conmigo.

¿será?

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Ya sé... me matarán, pero las clases han sido muy fuertes y he tenido poco tiempo e ideas.

Gracias por sus comentarios y votos, me hacen echarle ganas! Love u all💕

Sr. BaroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora