Dicen que las cosas suceden por una razón, y que otras no pasan por lo mismo. Si dijera que me siento feliz del rumbo que está tomando mi vida pues sencillamente estaría mintiendo. Estoy asustada, muy asustada... pero con ganas de pelear y vencer.
Conocer a Piero ha sido lo mejor que me ha pasado en estos últimos meses, saber que su ex volvió fue como un balde de agua helada para mí pero no por eso me detuve, descubrir que mis padres no son quienes siempre he creído y que mi prima realmente es mi hermana, eso sí fue un verdadero shock.
Todo lo que ha sucedido en las últimas semanas, de alguna manera me ha transformado. Volver a Italia me sirvió para pensar bien las cosas que haré de ahora en adelante. Renuncié a Oggun inmediatamente llegué, todos se oponían y gastaron sus energías en darme infinidad de razones por las que no debía hacerlo, pero para mí era fundamental. Lo segundo que hice fue aceptar el empleo que Eveline me ofreció en su fundación y no me arrepiento para nada. Me inscribí en la universidad para así terminar mi carrera y entro dentro de una semana. Eso me tiene muy emocionada. Busqué un departamento cómodo y económico. Di con el indicado y lo amé desde que lo vi, tiene una habitación, un baño, sala y cocina... ahhh también un pequeño balcón con vistas hacia un precioso parque. No es tan ostentoso como la casa de Piero, pero a mi me ha quedado como anillo al dedo.
Extrañaré todo aquello, pero mucho más a él.
Cuando supo que me iba me pidió de mil maneras que no lo haga, podía ver la impotencia y desesperación en sus ojos, pero ya no había nada que hacer. Nuestra relación va en picada y ya no tiene arreglo, mi vida inevitablemente esta cambiando y yo debo hacerle frente a todo ello. A estas alturas ya leyó la carta que le dejé y seguramente tendrá el obsequio que había dentro del sobre. Quizás en un futuro nos encontremos y las cosas sean diferentes, pero por ahora lo más sano es tomar caminos separados... aunque duela.
(...)
- Hey Marjorie, que tal?- sonreí a Lucciano mientras dejaba a un lado el libro que venía leyendo hace rato. El es el típico europeo: piel pálida, pelo claro y unos preciosos ojos miel que encantan. Siempre le digo que es el doble de Pablo Alborán.
-Muy bien! Y tú cómo estás Pablito?- le respondo en italiano también. Mi querido amigo no entiende ni inglés ni español. Sonríe y niega resignado al apodo que le puse desde que lo conocí. También trabaja en la fundación.
- Hay una fiesta en la playa este finde, iré junto a unos amigos, te animas?- iba a contestar que sí, pero recordé que Ale llega mañana temprano de Madrid y quedamos en pasar tiempo juntas.
-Lo siento. Mi hermana llega mañana y quedé de ir por ella. Otro día? - asiente sin muchas ganas y me sonríe. Es tan adorable.
Me pongo de pié pero un mareo me ataca y me hace caer de nuevo en la silla giratoria que segundos antes ocupaba. Mierda.
-Te sientes bien? Estás pálida Marjorie. -le digo que sí restándole importancia y le pido un vaso con agua. Sin dudarlo se acera al bebedero y me tiende un vaso con agua fria. Doy un sorbo y de inmediato me siento mejor- No tienes buena pinta, creo que deberías ir a un médico- Tampoco es para tanto.
-Descuida estaré bien, es sólo que no desayuné esta mañana y pues ya ves las consecuencias- asiente no muy convencido y se aleja, no sin antes regañarme y pedirme que cuide más de mi salud.
Siento como si me hubiera atropellado un camión. Iré a la cafetería.
(...)
Total y absoluto error. Sólo hice entrar para arrepentirme de estar ahi. El olor a café me hizo querer vomitar, en serio no pienso volver a salir de casa sin desayunar, esto es horrible. No me quedó de otra que comprar unos brownies y sumo de naranja para evitar morir desmayada en la oficina. Sí, todo lo exagero.
A la hora del almuerzo ya estaba mucho mejor, cosa que agradecía enormemente. Los chicos y yo fuimos al restaurante de la esquina y pedimos el menú del día. A pesar de que tengo muy poco tiempo aquí, ellos me han recibido como si me conocieran de toda la vida.
Entre risas y cotilleos pasamos la hora, y así poco a poco se fue yendo el día hasta llegar el momento de partir. Era viernes y aunque una parte de mí quería salir y divertirse, extrañamente me sentía demasiado cansada. Así que me despedí y fui a casa.
Piero
Desde que ella se marchó de mi vida nada tiene sentido. Sé que en parte yo provoqué muchas cosas, sé que actué mal en algunas ocasiones pero eso no quita que se sienta como el infierno estar sin ella. Me muerdo por verla reir, por ver esos enormes ojos mirarme con ternura, por estrecharla entre mis brazos y por hacerla mía. Pero no puedo, debo dejarla respirar y estar en paz aunque eso implique vivir en total y absoluta soledad.
-Me escuchas Piero?- Gian agita una hoja de cálculo frente a mí y me trae de vuelta a la realidad.
-Qué decías? - rueda los ojos y deja lo que estaba haciendo para mirarme seriamente. Aquí vamos de nuevo.
-Te vas a lamentar, hablo en serio hermano. Dejarla ir fue un error garrafal y lo sabes. No puedes permitir que tu pasado arruine tu futuro- lo miro impasible y sonrío con pesar. Nadie parece entender.
-No entiendes Gianluca, nadie entiende. Debo ayudarla, está enferma maldición. Me necesita- sin darme cuenta había elevado la voz.
-No Barone, eres tú el que no entiendes absolutamente nada! Alessandra no está así por tu culpa, deja de cargar con algo que no provocaste. Ya has hecho demasiado por ella. Déjala ir, ya no es la chica que conociste, no es la mujer a la que pretendías hacer tu esposa, no más!- arroja todos los papeles que tenía en mano y sale dando un portazo. Maldita sea.
Saco la carta que Marjorie dejó hace unas semanas y por milésima vez la leo...
Pensar en cómo comenzó todo esto me hace sonreir. Al principio creí que eras un señor de canas y arrugas, luego te ví y fuiste todo lo opuesto a lo que esperaba encontrar.
Venirme a Italia junto a tí ha sido lo más arriesgado que he hecho en toda mi vida, pero también la mejor decision que he tomado en años. Empezaste siendo como un imán que me atraída a cada instante, pero poco a poco te volviste mi gravedad. Lo que me centra aquí en la Tierra. Nunca fui de esas que creen en cuentos de hadas, ni nada similar, pero tú me cambiaste, me hiciste alguien nuevo. La inesperada ternura con la que me tratabas, lo juguetón que eras siempre, la fiereza al hacerme el amor, todo tú hicieron que yo desee ser mejor persona, y eso nunca tendré cómo pagártelo.
Gracias por ser mi fortaleza cuando estuve débil, por ser mi guía cuando no sabía hacia donde ir, por escucharme cuando hablaba de más y por abrazarme cuando no quería decir nada. Gracias por soportar mi mal humor en las mañanas, mi forma de ser, mis malas costumbres y mis niñerías. De todo corazón... gracias.
No sé si volveremos a estar juntos, honestamente no quiero pensar en ello. Si es así, volveremos a encontrarnos en cualquier rincón de este mundo. Y si no, quiero que sepas que eres y serás siempre mi mejor historia... dónde por fin y con toda seguridad puedo decir que me enamoré.
Un señor un día me dijo que las llaves son un arma de doble filo. Regalar una llave supone entregar el control de ti, de tu cuerpo, de tu corazón, pero sobre todo... de tu alma. Nos hace sentirnos protegidos y seguros... pero también esclavos y presos de cosas infinitas. Por eso debemos saber bien a quien le damos una llave. Si a alguien que nos protegerá, o a alguien que nos castigará. Aquí te dejo la llave de mi corazón, tu eliges si me castigas o me proteges.
-Te amo, Marjorie
Soy un idiota, no corrección... soy El idiota. Saben por que? Porque sólo un idiota deja ir lo que ama sin luchar, sólo un idiota se da por vencido a la primera, sólo un idiota cambia el oro por el cobre. Damas y caballeros, yo Piero Barone soy la persona más idiota del mundo.
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Hola! Para quienes tanto me lo han pedido, otro cap. Gracias por sus comentarios y votos. Me hacen sumamente feliz.Love you aaall!😍💕
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Sr. Barone
FanfictionDespues de haber sido atropellada por Piero Barone, Marjorie Ferrara se ve envuelta en una serie de situaciones que pondrán su vida en Jaque. "Resulta una gran verdad que el destino es una ley cuyo significado se nos escapa, porque nos faltan una in...