#17..

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*Narra Irka*

—Bueno ¿Le digo a Janeth que venga en otro momento? –dice John acentuando las palabras.

¿Cómo será? ¿Le agradaré? ¿Se parecerá a mi? Dioses que nervios. Veré a mi hermana después de que me abandonó después del... ¡Ay, es cierto! ¡Me abandonó la muy maldita!

Cuando llego, diviso a alguien dándome la espalda. Una figura pequeña como una niña.

—¿Janeth? –susurro de forma ahogada entre la seriedad y melancolía.

Ella se voltea extrañada y abre mucho los ojos cuando me ve.

¡Es tan hermosa! ¡Pero aún estoy enojada! Pero es tan linda... ¡pero me abandonó!

Da un paso y yo solo la observo expectante. No sé qué hacer ni cómo reaccionar. Soñé con toparme con alguien que me importará de verdad, pero ahora que ha sucedido ya no sé qué pensar.

Nuestras miradas hacen todo el trabajo, logramos conectar una parte de nosotras, una parte que se había ocultado con los años, pero que se había encarnado en el fondo de nuestras almas.

¡Sí! Me abandonó y ¡sí! Aún estoy enojada pero vamos, ¡es mi hermana!

Es castaña como mamá, tiene los ojos azules como la abuela, pero más amables, labios gruesos y rosados, un cuerpo escultural y un tono de piel tostado claro como papá. Ella es la viva imagen de quienes me crearon y destruyeron de muchas formas, pero es diferente... tiene esa aura de niña dulce y con los años no ha hecho nada más que acentuarse.

—¿Eres Irma? –pregunta con una sonrisa tímida mientras una lágrima perfecta baja por su mejilla.

—Es Irka, en realidad. –primer strike: no sabe mi nombre. La cosa no pinta bien.

—Lo siento. Soy Janeth. Ambas somos... –comienza a llorar de emoción y yo terminó la oración por ella.

—Hermanas –sueno distante, la quiero, pero su aparición me resulta... extraña. Tal vez extraña no es la palabra, más bien... demasiado oportuna, muy conveniente.

Ella no duda un segundo en abrazarme, solo se lanza y me aprieta con tanta intensidad que casi era posible sentir como nos fundíamos en una sola.

Yo no quise ser grosera y también la abrace, pero no con la misma intensidad. Si ella está aquí y John también, significa que el Rey Dragón quiere atacarme desde mi punto más sensible, mi pasado.

Cuando me suelta me ve de arriba a abajo, habla con una jovialidad extrema, como si hubiese sido hace días que no nos veíamos, en lugar de años.

—Somos tan parecidas. ¿Cómo es que no te recuerdo? –sonríe con tanta amabilidad y dulzura que termina pareciéndome sincera.

—Tu eres una chulada de mujer. –le doy un golpecito en el brazo evitando la pregunta porque simplemente no lo sé.

Ella se sonroja y me mira como si no pudiera creer lo que sucede, yo hago lo mismo. ¿Recordará aquella fatídica noche?

—Si no me recuerdas ¿qué haces aquí? —bajo el tono de mi tono de voz, como un susurro acusador.

Es magnífico como mi estado de humor cambia como si se encendiera y apagara un interruptor, ahora soy una maldita fiera de nuevo.

—Mi tío me dijo que tenía una hermana menor, pero no quiso decirme dónde. –frunzo las cejas– Así que investigué por mi cuenta. Me metí en su oficina y mire los archivos familiares. –contesta sonriente y orgullosa de su pequeña aventura rebelde Y aquí estoy.

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