#52..

14 2 0
                                    

Me levanto temprano y llamo a las encargadas del Orfanato para avisar que llegaré en un par de horas con una sorpresa.

Los niños son mi línea entre la destrucción y el aburrimiento, pero juró por las tetas quemadas de mi madre que hago lo mejor que puedo para demostrarles que me importan, aún si mi figura no está muy presente.

Haré todo lo que este en mis manos para darles la educación que a mi me habría gustado recibir. Me aseguraré de convertirlos en adultos responsables y empáticos.

...........

—¿A dónde vas? –pregunta Annabel mientras tomo mis zapatos– Ni se te ocurra mentir.

—¿Por qué dicen eso cada vez que hablan conmigo? –ella me mira acusadora– Iré a visitar a mis hijos. –sonrío y vuelvo mi atención a las agujetas– Ayer falte a mi cita como cada semana. Mal hábito.

—¿Tienes hijos? –pregunta sorprendida y yo terminó, me levanto y vuelvo a sonreír.

—Soy tutora legal de un grupo de nios huérfanos. –abro el portal en un chasquido y ella da un brinco hacía atrás– ¿Quieres venir?

Ella mira el portal y luego a mi, sus ojos brillan de duda, pero su cuerpo vibra de curiosidad.

—¿Duele? –miro el portal extrañada por su pregunta, ella niega con la cabeza– No estoy segura.

—Llama a Cillian y a Cristina, seguro que si vienen ellos te sentirás más confiada. –respondo y ella sale corriendo en su busca.

Me siento en la cama y espero, un minuto después regresa jalando a sus hermanos, los cuales se ven claramente confundidos.

—¡Por Dios! –grita Cristina al ver el portal– No, ni de broma me vas a meter ahí.

—Es completamente seguro. –aclaro para calmarla, pero niega frenéticamente con la cabeza.

—¿A dónde iremos? –Cillian asoma la cabeza por encima de sus hermanas para ver con mayor detalle el portal.

—Iré un Orfanato que se encuentra aislado en un pueblo entre las montañas. –él ladea la cabeza como si no pudiera imaginar la idea de que yo pueda cuidar un niño– Soy la compré el lugar y adopté a los niños. –reviso mi reloj con impaciencia– ¿Vienen o no? Los niños están furiosos porque volví a faltar.

—Yo iré. –responde Cillian, luego Annabel y Cristina asienten.

—Bien, entonces entren. –indico apuntando al portal.

Los tres me miran con desconfianza, pero Cillian reúne el valor suficiente para pasar primero. Cruza como si fuera la cosa más natural y normal del mundo. Como si cruzar un portal no fuera una cosa imposible para un humano.

Al ver que nada malo sucede, Cristina cruza y luego la sigue de cerca Annabel con los labios apretados.

Una vez que me uno a ellos del otro lado, nos encaminamos a la hermosa y antigua casona que hace de Orfanato.

—Vamos, estamos llegando tarde. –abro la puerta y los dejo pasar, mientras sostengo una canasta con galletas en la otra mano– Ustedes se llevaran una gran sorpresa y ellos también.

—¿A qué te refieres? –pregunta Annabel con un recién adquirido gesto de espanto.

—Los niños han estudiado la cultura y el comportamiento humano, sin embargo, jamás han visto uno, así que está será una gran oportunidad. –digo con emoción y ellos se miran entre sí.

—¿Nos trajiste aquí como si fuéramos criaturas de circo? –pregunta Cristina ofendida.

—Ustedes no estaban en mis planes, pero ya que se dió la oportunidad sere prudente y la aprovecharé. –me encojo de hombros y caminamos hacia el patio donde se encuentran los niños– Ustedes jamás han visto a una especie como la mía y ellos no han visto una especie como la suya. Vean en lado positivo, así mato dos pájaros de un solo tiro. Esto será muy educativo. –entreabro la puerta de roble masizo y observo a los niños jugando– Esperen aquí, debo hablar con ellos primero.

MESTIZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora