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—Los he reunido aquí para darles dos noticias, buena y mala como seguro han de imaginar. –mis amigas, sus respectivos novios (no tengo opción más que aceptarlos) y los hermanos Brennan están presentes en mi sala con un caballito de tequila frente a cada uno.

—¿Es sobre tu coronación? –pregunta Perla con emoción y yo hago una mueca de disgusto.

—Prefiero llamarlo "Proclamación de puesto importante", pero coronación también sirve. –asiento y Critinal levanta la mano como si estuviera en clase.

—¿De que coronación hablan? –sonríe con entusiasmo y yo suelto un bufido.

—Cierto, no lo había mencionado. –doy un aplauso para llamar la atención de los novios de mis amigas– Contexto breve. Yo seré asignada como heredera del reino del Inframundo y, ese mismo día. me otorgaran un puesto en el Consejo Galáctico donde representaré a todos los seres de la Tierra. –los Brennan me observan con mucha curiosidad– El evento se llevará a cabo en tres días, esa es la buena noticia. –suspiro y me tomo mi shot de tequila- Aunque eso depende de a quién le pregunten. –carraspeo y continuó con cautela– La mala noticia es que necesito su ayuda para conseguir un vestido humano digno de un acontecimiento de esta magnitud.

Me sirvo otro caballito de tequila y lo observo con atención.

—Generalmente no buscaría ayuda con mi cestuario, pero harán acto de presencia los reyes y reinas de los demás planetas de la Vía Láctea y no me puedo permitir un atuendo menos que perfecto.

—¿Por qué es una mala noticia? –pregunta Cillian sin entender a qué quiero llegar. Me sorprende que no pregunte si realmente hay vida en otros planetas.

—Se supone que tenía a dos modistas para eso, pero son unas completas inútiles y no escuchan. –la ira vuelve a bullir dentro de mi.

—¿Y tú si escuchas? –pregunta Annabel calmando mi furia como un balde de agua fría.

—Claro que sí, sus ideas no concordaban con las mías. –rueda los ojos incrédula – Por más que lo intentamos no llegamos a un acuerdo. –me miran con gesto acusador como gritandome "¿de verdad escuchabas?" Sí, sí. –hago un ademán para quitarle importancia– Ustedes son cercanos a mi y no tienen ni la mínima idea de lo que se "puede o no" hacer dentro de la dichosa realeza. –los novios tuercen la boca y mis amigas aplauden– Ahora falta encontrar una tienda para comprar... –comienzan a bullir comentarios sobre opciones de tela entre ellas y no me dejan acabar.

—Bien, propongo que nos pongamos en marcha. –Amparo se levanta y organiza todo– Perla y Sofía, ustedes se encargaran del maquillaje y peinado. Yo, Annabel y Cristina nos encargamos de la confección del vestido. –todos los hombres se levantan dispuestos a irse.

—¿Dónde quedo yo? –pregunta Cillian.

—Tu disfruta de la libertad. –dice Perla y Annabel protesta con un carraspeo.

—Nada de eso. Necesitaremos lazarillos, ellos son muchos y pueden ser útiles. –Sofía se pone de pie.

—Hay potencial, solo hay que explotarlo. –dice con una sonrisa maníaca y los hombres se asustan, incluyendo a Cillian.

—Creo que ya me arrepentí. –responde Cillian retrocediendo mientras los demás se apuran a abrir la puerta para huir.

—Yo igual. –respondo.

..........


—¡No necesito esa tela! –grita Amparo– La tela que ocupo es más brillante, ¿de dónde la sacaste? ¿De tu trasero? ¡Quiero mi maldita tela, Jonny! –vuelve a gritar.

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