#34..

15 1 0
                                    

—Vaya, tu príncipe azul terminó siendo el sapo de la historia. –ríe Amparo con una fuerza que a todas nos sorprende.

—¿Qué te hace tanta pinche gracia? –gruño furiosa.

—Oye tranquila, solo digo que esperaste demasiado de él. –levanta las manos como tregua y se hace un ovillo en un rincón.

—¿Sabes lo duro que es esto? ¡Confíe en él creyendo que era mi amigo, el único fragmento de mi pasado que no aborrecia! ¡Le otorgué el beneficio de la duda, pero resultó ser un pendejo farsante! –grito aguantando las ganas de romper todo– Gracias por tu comprensión y empatía. –hago un ligero masaje a mis sienes para relajarme, pero no funciona– No sé de que me quejo si fui yo quien le permitió meterse tanto en mi vida. –me recuesto sobre el respaldo del sillón de mi sala y suelto un suspiro lastimero– Además de eso, creí que su papel era importante para cazar al Rey Dragón y ahora sé que no es más que otro peón en el tablero. No hace nada más allá de lo que debe hacer y no sabe nada más de lo que debe saber.

—¿Cuál es la realidad en todo esto? –dice Perla interrumpiendo en el momento tan incómodo que estamos pasando.

—¿A qué realidad te refieres? –gruño confundida.

—¿Cómo te sientes con todo esto? ¿Rota, herida por sus palabras o abandonada porque lo amabas? –se encoge de hombros como si no importara, como si la cuestión fuera tan simple como decir si esta lloviendo o nevando.

—Yo no estoy enamorada de él. Jamás lo estuve. Cuando lo encontré en mi departamento entendí que no era el John que yo recordaba. –me aclaro la garganta y parpadeo rápido para evadir las lagrimas– No es el niño que salvé de la muerte hace años, ni tampoco el que me dio su mano cuando todos me dieron la espalda.

—Tus ojos se han puesto vidriosos y te han delatado. –posa su mano sobre mi dorso y sonríe– Nena, debes aceptar que estas enamorada para que podamos ayudarte. Si lo niegas jamás podrás resolver tus problemas. –usa un tono consolador y maternal que me irrita.

—Mira quien habla. ¿Tú has resuelto algún problema como este? –se queda callada, evade mi mirada y retira la mano– En el momento en que tú confrontes tus problemas, hablamos de los míos. –me pongo de pie con actitud resuelta y voy a la cocina.

—¿A dónde vas? –pregunta Sofía desde la sala.

—Necesito alcohol. La cabeza me va explotar. –tomo cuatro vasos y salgo al comedor por una botella– Ustedes también lo necesitan. Debemos planear una batalla y la mejor manera de hacerlo es estando ebrias. –rió genuinamente por primera vez en todo el día y ellas me siguen.

—¿Cuál es tu plan? –Amparo se sienta en el comedor frotandose las manos como si fuese a comer algo exquisito.

—El plan es que no hay plan. –digo por fin destapando la botella y ellas se miran entre sí.

—¿No tienes un plan? –Sofía se une a nosotros confundida– Esa no me la creo, mi Irka siempre tiene un plan.

—El enemigo es impredecible cuando no tenemos a ninguno de los nuestros dentro de su Orden. Así que la mejor manera de ganar es improvisar y atacar con todo. –explico bebiendo un poco del tequila con extracto de belladona que me he servido.

—¿Qué le has hecho a mi amiga? –señala Amparo riendo.

—No preguntes ridiculeces. Lo que quiero es terminar esta mierda y no volver a verle la cara a ningún cabrón de esos. –tomo todo el vaso de un trago y ellas abren los ojos como platos.

El líquido me quema la garganta pero es un dolor muy placentero, me hace sentir una calidez familiar que me hace sentir extasiada.

—A la mierda la Orden, si supiera donde están iría ahorita mismo y mataría a toda esa bola de pendejos yo solita. –gruño con entusiasmo y todas vitorean.

..........

Después de un par de horas de beber y planear algo dichoso de compartir a mis tropas, terminamos cocinando galletas de chocolate para nuestros niños del orfanato.

—¡Eh! ¿Dónde esta la harina? –grita Sofía con un hilo de baba colgando de las comisuras de los labios.

—No grites, la masa ya esta lista no ocupa harina. –gruño mientras estiro la masa con el rodillo.

—Quiero comer harina. –esta mujer ya esta bien borracha y yo sigo en mis cinco sentidos, ¿eso es premio o castigo?

—Sofí, hazme un gran favor. Deja de lamer la bandeja, ahí voy a poner las galletas. –le arrebato la bandeja y ella empieza a pelear.

—Quiero comer harina, dame la harina. –chilla con voz aguda a punto de romper a llorar.

—Esto no es harina, es mantequilla. –grazna Amparo a mi espalda mientras me ayuda a quitarme de encima a Sofí.

—¿Qué tal si ponemos música y tu te pones a bailar? –tomo el móvil mientras busco una canción.

—Pon la que dice "Pinche rata de dos pinches patas" –ríe a carcajadas y yo niego con la cabeza– O pon cualquier canción de la poderosísima Jenny Rivera.

—Ninguna de Jenny Rivera, cualquier canción de ella te alteras de más. –busco una y por fin encuentro una de Avril Lavigne, que se llama Girlfriend– No grites por favor.

Pongo la canción a volumen medio para que Perla no se levante tirando golpes por todos lados. Fue la primera en dormirse y eso que me bebí una botella yo sola.

Hey, hey. You, you. I don't like your girlfriend... –grita a todo pulmón mientras mueve las caderas de un lado a otro.

—Hey, hey. You, you. I could be your girlfriend... –la sigue Amparo con esmero, bailando al son de la música.


Así estuvimos toda la noche hasta que ellas se durmieron. Yo me quedé despierta hasta que las galletas estuvieron listas como a las tres de la mañana.

Me voy a dormir con la esperanza de descansar las horas suficientes para estar de buenas todo el día.

Mientras me voy quedando dormida no puedo parar de repetir en mi cabeza una y otra vez una plegaria vaga a cualquier Dios que me escuche:

"Te ruego, Te suplico, que por favor me de una señal de donde se encuentran los cazadores. Necesito matar a todos esos bastardos, necesito mandarlos al infierno y hacerlos sufrir, necesito mandarlos a chingada su madre para que dejen en paz a mi especie de una buena vez. Quiero salvar y proteger a mi gente de esas personas que solo piensan en sí mismos. Quiero que mis niños sean felices en un mundo sin violencia. Por favor."

MESTIZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora