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Llega el día de la ceremonia y las hermanas Brennan no me dejan respirar en su insistencia por acompañarme.

—¿Podremos ir? –suplica con las manos unidas– ¡Por favor!

—Escuchen, si van a la coronación, ustedes serían el aperitivo de muchos y no puedo permitirlo. –respondo tajante para zanjar el tema y comenzar a escribir mi discurso.

—Estaríamos contigo en todo momento. –insiste Cristina por millonésima vez y yo me palmeo la cara con irritación.

—Su presencia pondría a prueba mi insistencia por proteger a la humanidad y no dudo que sería muy beneficioso para que mi pueblo confíe en ustedes, pero no todos los que asistirán me apoyan, muchos intentarán encontrar mi punto débil para destruirme desde adentro y no puedo arriesgar sus vidas. –ellas se detienen cambiando sus gestos de suplica a confusión– ¡Los arriesgué una vez y dos veces sería imperdonable!


*Video-llamada entrante*

—Oficial... –me acerco a la pantalla y veo su gafete– Oficial Sheridan, buen día. –saludo con respeto, quizas es un elemento nuevo.

No esta de más tratar con respeto a los miembros de seguridad, especialmente si son nuevos.

—Comandante Grese, hay una mala noticia que es de suma importancia comunicarle. –tenso la mandibula al sentir un escalofrío recorrerme la espalda.

Mira por encima de la cámara como si observara a alguien o algo que esta fuera de cuadro y luego dirige su vista otra vez a mí con una expresión de miedo y preocupación.

—¡Hable ya, Oficial Sheridan! –gruño nerviosa y él se exalta.

Titubea unos segundos más para luego tomar valor suficiente para hablar. Su piel blanca se vuelve pálida, casi translúcida del miedo y su cabello castaño se torna opaco como si quisiera canear por el estrés.

Se ve muy nervioso y si realmente es nuevo en este trabajo significa que le hicieron la novatada al asignarle una tarea que implica decirme algo difícil.

—Comandante, su tío fue encontrado muerto ayer por la noche en su laboratorio. –aprieto más la mandíbula– Todas las pruebas indican que fue suicido. –traga saliva y rebusca algo en su escritorio– Dejó algo para usted, Comandante. –abro la boca, pero sin emitir ni un solo sonido.

Pasan unos segundos hasta que salgo del shock y parpadeo rápido espantando mi confusión y mis lágrimas.

—¿Qué? –lo miro furiosa, lo siento novato, tendré que arruinarte el día– ¿¡Esperaron diez horas para decírmelo!? –se encoge en su silla y su cámara vibra como si alguien se hubiese levantado golpeándose con el escritorio– ¡Envíame las grabaciones del laboratorio de las últimas 48 horas inmediatamente! –me tallo la cara con ambas manos y luego los miro, me esta viendo, pero no hace nada– ¡Muévase!

*fin de video-llamada*


Me volteo y camino hacia la pared para darle un golpe, los dedos se me magullan pero sigo golpeando hasta que recuerdo que las hermanas Brennan están conmigo.

—Irka, sé que duele, pero puedes hablar con nosotras. –las miro y Cristina sonríe comprensiva

La computadora timbra avisándome que los videos ya fueron enviados al igual que lo que sea que haya dejado mi tío para mi.

—Lo siento, hermanas Brennan, pero tengo una investigación que resolver y en cuanto a sus peticiones de asistencia a la coronación, debo decir, como ultima palabra, que serán rechazadas. –ellas se observan mutuamente con tristeza– No se preocupen, tendrán la oportunidad de verlo en directo. –abro el archivo con el video y comienzo con mi labor– Perdón, pero con esto me es imposible llevarlos. No me permitiré ponerlos en riesgo otra vez.

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