Gizel trae a rastras a Cristina y a Annabel, ellas lloriquean y obedecen como mulas con las manos atadas atadas a la espalda, la cabeza agachada y las piernas temblando, sin embargo no sé si están enojadas o asustadas.
Me estremezco al ver como arrastran a Cillian. John no tiene ni un poco de cuidado con él a sabiendas de que eso me molesta como nada en el mundo. ¡Pronto verá de lo que soy capaz!—¿Qué quieren de nosotros? –grita Annabel con voz irritada, seguro a estado llorando desde hace un rato– Irka, por favor, ¿qué sucede?
Las observo con impotencia y luego observo a Cillian con el corazón encogido. No sé que decir, estoy en la cuerda floja, si miento esos pendejos le dirán la verdad y si digo la verdad, perderé todo y eso no lo quiero.
Si debo elegir entre el deber y el querer entonces no hay dudas. Mi trabajo siempre implicara poner la vida de los inocentes por encima de mis deseos y de mi vida. Así funciona.
—Ustedes están en medio de un campo de guerra. –el Rey sonríe– Está habitación esta llena de personas con una naturaleza incomprensible para sus mentes mortales. –levanto el mentón al mirar al Rey, tomo la valentía que guardaba en un cajón y me la pongo como si fuera una máscara– Eres un cobarde, has metido a tres humanos inocentes en una pelea que sólo es nuestra.
—Como diga su Alteza. –asiente solemnemente– Por el momento, sólo quiero una cosa muy simple y sencilla de ti. –recargo en la silla sin encogerme ni intimidarme.
—Mi poder, eso ya lo se de sobra. –gruño apretando los labios– ¿Qué te hace pensar que te lo daré como si fueran dulces? –sonrío amenazante y él también, pero de una forma más aterradora.
—¿Sabes cuál es el resultado de unir este ácido con material biológico? –posa las manos sobre los hombros de las hermanas Brenna y yo me pongo rígida con el simple hecho de entender qué esta pensando hacer. Esa pregunta de nuevo. Esa maldita pregunta.
Ellas abren los ojos y comienzan a llorar otra vez, Cillian tiene cinta en la boca y bufa como nunca. Las venas de su cuello se resaltan y contrastan con su cara enrojecida. Los tres han entendido igual que yo.
—Ni se te ocurra. –espeto desafiante– ¡Te meteré ese ácido por el culo cuando rompa estas cuerdas! –muevo las manos y mis muñecas comienzan a sangrar, la soga esta cada vez más apretada.
—Cuánto más luches, más apretadas se pondrán. –susurra John cerca de mi oreja. Sogas de castigo, justo lo que me faltaba.
Debo pensar rápido, están bajo amenaza y yo aquí bien gracias. Si sigo luchando podría perder las manos y siendo sincera, las necesito porque con ellas trabajo.
Miro a mi alrededor y mi tío se cruza en mi campo de visión, luego ladea la cabeza tratando de averiguar qué estoy pensando. Bufo para intentar liberarme nuevamente aún sabiendo que no tendré éxito.
—¿Cómo se supone que debo entregarte mis poderes? ¿Cuál es el método? –pregunto por fin dando la impresión de estar derrotada, él sonríe de lado y el par de idiotas se miran entre sí satisfechos.
—Es muy sencillo, solo hago una perforación en tu pecho, justo donde esta el corazón, hago un juramento y luego te asesino. –sonríe abiertamente y yo dirijo la mirada a mis únicos amigos, los únicos humanos valientes que fueron capaces de ver más allá de mi actitud hostil– Será casi... indoloro.
—Te daré lo que quieres, pero debes responder a mis preguntas. No pienso morir sin antes decirles la verdad a ellos. –intento negociar, al menos para gansr tiempo en lo que reuno energía para liberarme. Necesitaré un movimiento certero.
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MESTIZA
Science FictionSoy el resultado de años de investigación e inversión que salieron mal. Soy lo que jamás debió vivir pero que sin embargo esta aquí. Viva, latente y peligrosa. Fui creada a partir de un deseo egoísta, me convertí en el único ser que tiene en su pode...