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*John Flashback*

—¡Pero esta haciendo mucho frío! –reclamo abrigándome lo más que puedo mientras mi madre grita que me apure a cortar la leña.

Voy caminando por el bosque nevado cuando a lo lejos escucho unos sollozos.

Sigo el sonido hasta que llego al centro del bosque donde comienza la propiedad de los amargados vecinos.

¿Qué hace esta niña en esta parte del bosque a esta hora? Debe estar loca para estar en la nieve como si fuera verano.

Logro verla arrodillada en la nieve, se ve extrañamente hermosa, tiene un cabello largo y negro como la brea, viste una prenda similar a un vestido, pero tiene más parecido a un bata vieja de paciente de hospital.

—Hola ¿Estás bien? –me acerco torpemente y ella da un brinco del susto.

En un rápido análisis noto que sus ojos están irritados por llorar durante un buen rato, sin consuelo alguno y que su cara tiene moretones. Bajo la vista a sus brazos y no tienen mejor aspecto que su cara; profundas y recientes cicatrices surcan el largo de sus pequeños brazos, como si ella... como si hubiera sido torturada.

—Vete, esta parte del bosque es peligrosa para un niño entrometido. –dice hostilmente la niña mientras se limpia las lágrimas con el brazo.

—Solo trataba de ser amable. –respondo con un puchero mientras miro a todos lados, no sé qué hacer– Tampoco es para que seas tan grosera, quería ayudarte.

—Lo siento, no he tenido un buen día. –aclara la pobre niña rompiendo a llorar otra vez.

Me arrodillo a su lado y froto sus brazos para hacerla entrar en calor. Si yo estoy muriendo de frío, no puedo imaginar como se siente ella, sin embargo, eso no parece molestarle.

Mi madre dice que me aleje de este lado del bosque, pero no la puedo dejar sola, es decir, es una niña como yo. Si estuviera en su lugar me gustaría que alguien me ayudara.

—¿Por qué me abrazas? Nadie lo había hecho jamás... no lo entiendo. –me mira todavía con lágrimas.

—Es raro, pero hace un frío tremendo, tal vez te haga entrar en calor. –me alejo un poco– Dime ¿Qué haces aquí? –respondo a su mirada con un reflejo de compasión.

—No creo que debas saberlo, supongo que no quiero que creas que estoy loca o algo así, por que no lo estoy. –se limpia la cara y me mira con intensidad.

—Bien, si no quieres decírmelo no hay problema, no te obligare. –aclaro sonriendo y ella baja la mirada a sus arañados dedos.

—¿Cual es tu nombre? –la niña con lágrimas en sus mejillas levanta la cabeza para que nuestras miradas se encuentren nuevamente.

—Me llamo John Kramer, ¿Cuál es el tuyo? –pregunto sonriendo mientras le limpio las lágrimas con mis mangas, tal parece que con más brusquedad de lo que planeaba.

—Irka Grese. –sonríe dulzura sin mirarme directamente, solo sobre mi.

—Sabes sonreír, eso es genial. –aprieto su hombro con cariño– ¿Dónde vives? ¿Estás perdida? –miro a los lados buscando algun rastro de su ruta.

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