#21..

19 1 0
                                    

75 años antes

*Narra Irka*


—Quiero que limpies cada rincón de la casa y que cocines algo para la cena de hoy. –dice mi madre mientras toma su monedero y abre la puerta, dejando salir a mis hermanas– Y más vale que esta vez no lo arruines, si quieres cenar esta noche debe estar todo perfecto. –cierra la puerta con fuerza y se va.

Al fin se fue a comprar sus cosas para la cena de hoy, así podré cocinar en paz y tranquilidad sin tener que lidiar con sus estupideces.

—Muy bien, no pidió nada en especial. Esta noche sí quiero cenar. Tengo un montón de hambre. –no es nada nuevo que hable sola. Pero en realidad mi estómago duele, necesito comida– ¡Ya se! Haré un poco de Kartoffelbrei y Kassler, también unos cuantos brötchen.

La mayoría del tiempo necesito tener una conversación inteligente conmigo misma, la estupidez humana puede resultar muy tediosa y más cuando se trata de mi familia.

..........

—¡Ya acabe! Solo faltan los brötchen para que todo esté listo. –grito feliz, y comienzo a sacar manteles y a recoger la cocina.

—¿Ya acabaste de hacer todo lo que te ordené? –entra a la cocina con un montón de bolsas que supongo son de pura ropa de marca que consiguió en su vuelta al mundo.

—Estoy esperando a que se horneen los brötchen, madre, es lo único que falta. –digo sacando la vajilla de porcelana de la abuela con sumo cuidado.

—Me sorprende, es la primera vez que no necesito regañarte. Gracias, porque me hice un masaje y no tengo ganas de tensarme. –declara mientras sale de la cocina meneando las caderas.

Salgo también y voy a buscarla. Me retuerzo los dedos como si fueran de trapo.

—¿Qué serviré de beber? Dijiste que traerías vino, pero no lo veo ¿Dónde están las botellas? –digo cruzándome de brazos, un fatal error.

—Yo jamás dije tal barbaridad, ¡Ve ahora mismo al pueblo y compra cinco botellas del mejor vino! ¡No puedo creer que se te olvidó eso! –grita enojada aventándome un par de monedas.

—Lo siento, es que dijiste que... –grazno apenada juntando el dinero.

—¡Es que nada! ¡Ve ahora mismo! –grita otra vez y sube enojada a su alcoba– ¡Eres una mocosa inútil!

Salgo de la casa, poniéndome lo que se supone que es un "abrigo", pero en realidad no parece eso sino más bien un trozo de tela raída.

Vivimos en un lugar donde la mayoría del tiempo esta nevando, ya me acostumbre al clima, pero hay personas que no sobreviven.

John es un buen ejemplo de ello. Hace unos días su madre me dijo que estaba enfermo y que era difícil conseguir medicamentos.

No he vuelto a saber de él, ella me prohibió verlo, según para que no me enferme yo también, pero debe ser por otra cosa.

Si no mejora, su madre deberá ir a la ciudad, y seguro lo dejará solo para que muera. Nadie merece ese tipo de muerte.

MESTIZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora