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—Muy bien John, esto es algo raro, pero debes confiar en mi todo lo que puedas, si no lo quieres hacer debes decírmelo ahora mismo, este es el momento. –digo sosteniendo un cuchillo y él asiente inmediatamente.

Quiere parecer lo más tranquilo posible, pero su mirada refleja horror. Confía en que lo ayude, pero mi método no le parece muy seguro.

—¿Qué harás con el cuchillo? –traga saliva nervioso.

—Haré un corte en mi brazo y tú beberás la sangre. –hago un pequeño corte en mi muñeca al instante.

—¿Qué demonios? ¡No beberé tu sangre! ¿Estás demente? –gruñe asustado mientras ve la sangre correr.

—Dijiste que no me cuestionarías así que hazlo antes de que la herida se cierre. –gruño más fuerte que él.

Me acerco lentamente y coloco mi muñeca sobre su boca. Sus labios están algo agrietados por la deshidratación.

Después de unos segundos de escuchar las succiones, retiro mi mano de su boca y me mira confundido.

—¿Por qué pones esa cara? –digo riendo y él me mira aún más serio– ¿No quieres que continue? –pregunto mirándolo con curiosidad, con la ligera esperanza de que cambie de opinión.

—¿Cuál es el siguiente paso? –limpia su boca con incomodidad.

—Este paso no te lo puedo decir porque se que inmediatamente te negarás y si me salto este paso no podré salvarte, así que simplemente lo haré y ya. –hablo rápido y él abre los ojos como platos.

—¿Cuál es... –tuerzo su cuello hasta que cruje de forma horrible y cae inmediatamente sobre la almohada.

..........


Ya ha pasado casi media hora y me preocupa que John no haya despertado todavía.

Sus células se están regenerando y creo que el daño en su cuerpo era tan grave que el proceso de recuperación se volvió un poco más lento de lo habitual.

Su piel ya no luce tan dañada como antes, ahora se ve y se siente más tersa, pero aún se notan las llagas, aunque ya no lucen al rojo vivo.

—Por favor, que madre no me haya engañado. –tomo su mano y la aprieto un poco.

Madre dijo que la sangre mutante sólo serviría si se mataba al huésped después de que bebiera la sangre y la tardanza me hace pensar que posiblemente me engañó.

Como por arte de magia o por acto de Dios, como quieran llamarle... el chico se levanto de golpe asustado, dándome un buen susto de paso.

—Tranquilo todo esta bien. Relájate. –acaricio su piel con ternura.

—¿Qué... qué es lo que me hiciste? –grazna agitado, mira a todos lados como si no supiera dónde esta.

—Te maté, pero era esencial que lo hiciera para que el tratamiento funcionará. –me levanto asustada de que me saque de la casa o que me regañe por hacerlo sin avisarle.

En vez de eso se limita a mirar sus manos y a abrir los ojos de sorpresa al ver su cuerpo sano.

—¿Cómo es que mi piel a mejorado tanto? ¿Qué le hiciste? –sonríe de oreja a oreja y se pone de pie para revisar con mayor detalle.

—Mi sangre te curó, creo... te explicaré toda la historia, pero primero debo hacerte el examen. –tomo sus hombros obligándolo a sentarse en la cama.

MESTIZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora