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Cuando mis amigas me ven se quedan quietas un segundo, forman gestos de genuina sorpresa y comienzan a gritar a diestra y siniestra.

-¡TÚ! -me apuntan con sus dedos acusadores y yo sonrío con inocencia.

-¡Yo! -espeto levantando los brazos con entusiasmo.

-¿Cuándo regresaste? -grazna Amparo.

-Hace unas horas. -contesto acomodando la cámara para que me enfoque bien.

-¿Y por qué no avisaste que regresarías? -esta vez habla Perla con cierto enojo.

-Porque quería que fuera sorpresa. ¿Alguien les avisó o insinuó sobre mi regreso? -me cruzo de brazos y las observo expectante.

-No. ¿Quién tendría la valentía suficiente como para desafiar una orden tuya? -cuestiona Sofía acercándose a la cámara- ¿Le dijiste a alguien más que venías antes de decirnos a nosotras? Porque de ser así, te juro Ilynka que te estrangulo.

-No le dije a nadie más. -ruedo los ojos y me encojo de hombros- La metiche de Morales me vio en el pueblo, ya saben, tuvimos una platica algo... tediosa. -omito la parte en la que aparece John.

-¿Has visto mi daga de plata? -grita John mientras yo me presiono el puente de la nariz, no se supone que debían conocerlo así- No la veo por ningún lado.

-Está en la maleta. -regreso la mirada hacia mis amigas, quienes están congeladas y mudas.

Guardo silencio mirándolas fingiendo que no pasó nada y Kramer aparece en escena. Tiene puestos solo sus pantalones y ellas ahogan un grito.

Lo miro y abro los ojos como platos volteando a otra dirección, esta es una situación en la que jamás creí que me metería.

-¡Hay un hombre en tu casa! -grita Sofia apuntándolo con una sorpresa que me resulta ofensiva.

-¡Es un hombre de verdad! -grita Amparo con una sonrisa bailando en su cara.

-Soy John Kramer, un placer señoritas. -contesta saludándolas amablemente- Falsa alarma, ya la encontré. Estaba bajo mis camisas.

-¿Y tu camisa? -apunto su dorso desnudo confundida.

-Ah, eso. Me voy a meter a bañar. ¿Me acompañas? -suena coqueto, pero no me parece para nada atractivo su casi esquelético cuerpo y ni hablemos de su vibra medio rara de impostor.

Perla se relame los labios mientras Sofía esta pasmada y Amparo no se la puede creer.

-Tengo asuntos que atender antes de... cualquier otra cosa. -sonrió de forma tensa.

-Si ella no acepta yo sí, papi. -suspira Perla relamiéndose otra vez los labios con sumo descaro.

-¡Oye! -gruño furiosa.

-Nena, si tu no lo usas yo lo haré. -contesta en tono sensual y yo la fulmino con la mirada.

-Ya me voy. -me besa lentamente y luego se va dejándome con mis amigas pasmadas.

-¿De qué revista lo sacaste? -exclama Perla con excitación.

-Es un viejo amigo de la infancia. -fruncen las cejas con confusión- Larga historia. -me encojo de hombros y ellas solo ruedan los ojos.

-Ilynka, tuviste muchos amigos en tu infancia. -dice Amparo con obviedad.

-No es cierto, todos la odiaban porque era demasiado buena con los entrenamientos. Siempre nos superó en todo. -interviene Sofía en mi rescate y yo asiento- Le agarraron zaña desde esa vez que casi derriba la Escuela sobre nuestras cabezas en el primer días de clases.

-Gracias por eso. -uno las manos al frente- Me refiero al único amigo que tuve mientras vivía en Alemania, antes de... bueno, todo. -prosigo con cautela.

-Bueno, bueno, dejemos de hablar de los amigos de Irka. Centrémonos en sacarle información sobre ese mango que tiene. -protesta Perla con indignación- ¿Tiene amigos, hermanos, primos o tíos igual de sexys que él? No me importa que sea su abuelo mientras esté bueno. -aclara casi sin aliento.

-Oye tranquila mujer. Apenas nos reencontramos, y hasta donde yo sé, sus familiares jamás lo conocieron, su madre fue muy reservada así que dudo mucho que él haya intentado buscarlos.

-Eso no tiene importancia. ¿Saldremos esta noche? -Sofia interrumpe el orgasmo auditivo de Perla.

-Sí, para eso las llamaba. -aclaro con suavidad, de nuevo agradecida por su oportuna interrupción.

-Sugiero que vayamos al Café. Y ya que Ilynka llevará a su galán, nosotras podemos llevar a los nuestros. ¿Qué dicen? -propone Amparo con una sonrisa de complicidad.

-Aguarden un segundo. -pongo mis manos en alto de forma teatral y cierro los ojos- ¡¿La santa del grupo ya tiene novio?! Eso es difícil de creer. -suelto una carcajada y todas ríen menos ella.

-En primera no soy santa y en segunda aunque no lo creas, sí tengo novio. -cruza los brazos y se hace la ofendida.

-¡Sorprendente! Esta genial el plan. ¿A las ocho les parece bien? -todas asienten y yo continuo- Bien, pues nos vemos en un par de horas.

Cada una termina la llamada y yo suelto el aire que sin darme cuenta estaba conteniendo en mis pulmones.

Esto salió mejor de lo que pense, aún conservo la audición y un poco de estabilidad mental.

No sé porque estoy envolviendo tanto a John con mi vida privada, no es que tenga demasiada acción por ahora pero... ¡es mi maldita vida privada y aunque casi nula, es muy importante para mí!

Voy al cuarto y me siento en la cama. Se escucha el leve sonido del agua cayendo en el baño.

-Mis amigas creen que eres demasiado sexi para mi. -digo levantando la voz para que me escuche.

-¿Yo demasiado para ti? Son patrañas. Tú si eres demasiado para mi, no sé porque decidiste estar conmigo. -contesta cerrando la llave de la regadera.

Me lo imagino mojado de pies a cabeza colocándose la toalla en la cintura. Pero me interrumpe el chillido de la puerta abriéndose y ese pensamiento se borra por completo. ¡Enemigo malo, caramba!

-¿Aceptaron salir? -toma su ropa y yo me levanto de un brinco.

Disimuladamente me meto al baño para no verlo mientras se cambia.

-Ajá. -contesto apresurada para cerrar la puerta.

..........


Ambos salimos de la casa y subimos al Jeep, él como piloto y yo de acompañante. Se le está volviendo costumbre manejar mi auto.

-¿Por qué no puedo manejar yo? -digo acomodándome en el asiento.

-Porque yo tengo las llaves. -contesta arrancando rumbo al Café- Pero dime hacia donde voy.

Esta situado cerca del jardín. El sitio tiene lugar en una segunda planta, la primera es la vivienda de la dueña y la segunda es el Café abarcando toda la terraza, esta medio techado y medio al aire libre. Tiene una escalera de caracol exterior con tablones de madera barnizada y series de luces blancas. Es un ambiente romántico y un poco formal.

Presiento que será una noche bastante abrumadora y muy pesada, a parte de que estoy cansada de todas las formas posibles.

El silencio de camino al lugar es algo incómodo y electrizante, sé que algo va mal.

MESTIZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora