CAPÍTULO 42

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  —Oh... —Era magnífico. Alargó la mano y lo tocó tímidamente con la punta del dedo. Harry dio un brinco y ella apartó la mano.
La mirada de (TN) voló hacia la cara de Harry; la mueca que esbozaba parecía reflejar dolor.
—¿Te he hecho daño?
—Tienes sesenta segundos —graznó él, —después moveré los brazos.
Un estremecimiento de placer atravesó como un relámpago el cuerpo de (TN) al darse cuenta de lo que pasaba.
—No lo harás hasta que te dé permiso —le dijo con severidad.
—Cincuenta segundos —repuso él.
(TN) se apresuró a acariciarlo otra vez, dejando que las indagadoras puntas de sus dedos vagaran por todas partes, acariciándolo aquí y allá. Deslizó
la mano por los muslos separados de Harry y buscó más sitios donde tocarlo.
—Veinte segundos —gimió él.
—No cuentes tan rápido.
Él se rio entre dientes al tiempo que gemía, haciéndola sonreír. Pero la sonrisa de (TN) se desvaneció con rapidez. Después de tantos años de
abstinencia, ¿cómo lograría su pequeño cuerpo alojar algo de ese tamaño? Cuando cerró su mano en torno a él, se le ocurrió que quizá sus partes
privadas se habían atrofiado por falta de uso. (TN) lo acarició.
—¡Se acabó el tiempo!
Sin previo aviso, se encontró de espaldas sobre la cama bajo el cuerpo de Harry.
—Es hora de que recibas un poco de tu propia medicina. Ponte en la misma postura que yo.
—¿Cómo dices?
—Las manos contra la pared.
(TN) tragó saliva y pensó en los látigos. Quizás eso de jugar a mujer fatal se le había dado demasiado bien. Él la estaba creyendo mucho más
experimentada de lo que era en realidad.
—¿Harry?
—No quiero que hables, sino que obedezcas mis órdenes.
Lentamente (TN) levantó los brazos por encima de la almohada.
—Te he dicho que apoyes las manos contra la pared.
Hizo lo que le ordenaba y se sintió indefensa y excitada. Cuando sus nudillos rozaron el cabecero de la cama, (TN) estaba confundida por la inquietante
mezcla de desasosiego y profundo deseo sexual. Quería rogarle que fuera suave con ella pero, a la vez, quería que la poseyera con todas sus fuerzas.
Permaneció cautiva bajo la mirada de Harry. El hecho de que no la hubiera atado de verdad no hacía que su cautiverio fuera menos real. Él era
más fuerte que ella, más poderoso, podía hacerle lo que quisiera, estuviera (TN) de acuerdo o no. El deseo de la joven se incrementó todavía más
cuando él le pasó la yema del dedo por el estómago, de un lado a otro de la cinturilla de las medias de red, hasta que (TN) quiso gritar. Harry siguió
bajando hasta rozar los rizos oscuros.
—Separa las piernas, cariño. Ella lo hizo, pero al parecer Harry no quedó satisfecho con su acción porque le agarró los muslos y se los separó todavía más.
Las medias no suponían ninguna barrera para él, y (TN) se sintió demasiado expuesta, demasiado vulnerable. Apartó las manos de la pared.
—Ni se te ocurra —susurró Harry, deslizándole los dedos sobre la parte de su cuerpo que ella había revelado.
(TN) gimió y permaneció inmóvil mientras él separaba sus húmedos pliegues con los pulgares por debajo de la trama en forma de diamante.
Entonces Harry inclinó la cabeza. La joven gritó y apretó los puños contra la pared cuando él la acarició con la boca, lamiéndola a través de la red.
Un ronco murmullo de placer escapó de la garganta de (TN). Sintió cómo él tensaba la red sobre ella, apretando profundamente las hebras contra
su suavidad femenina.
Harry le separó más las rodillas con los hombros y le ahuecó los pechos con las palmas de las manos mientras la acariciaba con los labios. La
lluvia tamborileaba en el vientre de metal que los cobijaba y el propio vientre de (TN) se estremeció en respuesta a lo que le estaba ocurriendo.
Estaba perdida en un torbellino de sensaciones cuando sintió en las manos la vibración de un trueno a través de la pared que retumbó en cada
nervio de su cuerpo. (TN) arqueó la espalda y se entregó a un clímax destructivo.
Él la sostuvo mientras se estremecía. Sólo cuando se recuperó sintió (TN) que Harry le tiraba con fuerza de las piernas. (TN) no comprendió lo que
su marido estaba haciendo hasta que se acomodó sobre ella y experimentó esa penetración tan largamente esperada en la entrada de su cuerpo.
—Me has roto las medias —murmuró (TN), deslizándole los brazos alrededor de los hombros y recreándose en la sensación de ese cuerpo
masculino apretándola contra el colchón.
Harry le rozó la sien con los labios.
—Te compraré un nuevo par. Te lo juro. —Y embistió con suavidad.
Y no consiguió nada.
Ella se puso rígida. Sus peores temores se estaban haciendo realidad. Su cuerpo se había atrofiado por tantos años sin usar.
Harry se retiró un poco y le sonrió, pero ella podía sentir la tensión de su cuerpo y notaba lo cercano que estaba de perder el control.
—Pensé que estabas lista, pero imagino que no es suficiente. —Cambió de posición sobre ella y comenzó a acariciarla.
La voz de Harry pareció llegar de muy lejos.
—Eres muy estrecha, cariño. Ha pasado mucho tiempo para ti, ¿no?
Ella le hundió las uñas en los hombros.
—Sí... puede ser... —la joven soltó un jadeo cuando las nuevas sensaciones crecieron vertiginosamente en ni interior —que esté un poco cerrada.
Él gimió y se volvió a colocar sobre ella.
—Volvamos a intentarlo. —Dicho eso intentó penetrarla otra vez.
(TN) gritó y se arqueó sin saber si quería apartarse o acercarse más a él. Su cuerpo se abrió suavemente con un ardiente dolor. Él la sujetó por las
nalgas y la penetró profundamente al tiempo que le cubría la boca con la suya, devorándola. Su posesión era rápida e intensa, pero la tensión que
ella sentía en él le decía que Harry seguía controlándose. No supo por qué hasta que escuchó su murmullo.
—Deja de contenerte, cariño. Deja de contenerte.
(TN) supo en ese momento que él la estaba esperando y esas palabras suaves la hicieron llegar otra vez al clímax.
Cuando volvió en sí, la piel de Harry estaba húmeda y su cuerpo tenso de deseo bajo las manos de (TN). Pero era un amante fuerte y generoso.
—Otra vez, cariño. Otra vez.
—No, yo...
—¡Sí! —Con firmeza, la condujo de nuevo al éxtasis.
Fuera de la caravana retumbó un trueno y, dentro, ella hizo lo que le pedía. Y, esta vez, él la siguió.
El tiempo transcurrió mientras yacían inmóviles, con los cuerpos entrelazados, con el todavía enterrado en su interior.
(TN) no lo olvidaría jamás. A pesar de todas las cosas horribles que la habían conducido a ese momento, no podía haber tenido una iniciación más
maravillosa, y siempre le estaría agradecida a Harry por ello.
Apretó los labios contra el pecho de su marido mientras le acariciaba con las palmas de las manos. Después de tanto tiempo, por fin había pasado.
—Ya no soy virgen.
(TN) sintió que Harry se ponía rígido debajo de sus manos. Sólo entonces se percató de que había dicho su secreto en voz alta.  

¿Odio o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora