Capitulo 9

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Seguramente había una explicación sencilla para todo eso: el fuego, el látigo e incluso esa amenaza. Pero (TN) estaba exhausta y temblorosa 

por el vuelco que había dado su vida y le costaba pensar con claridad.

Antes de hacer nada, tenía que cambiarse de ropa. Una vez que volviera a sentirse ella misma, se encontraría mejor. Arrastró la maleta hasta

el sofá, donde la abrió, y se encontró con que todos sus elegantes vestidos habían desaparecido, aunque el resto de las prendas parecían 

bastante adecuadas para alternar con esa gente. Se puso unos pantalones caquis, un top de color melón y unas sandalias. El diminuto 

cuarto de baño resultó estar mucho más limpio que el resto de la caravana. Y cuando se arregló el pelo y se retocó el maquillaje, se sintió 

lo suficientemente bien consigo misma para salir y explorar el lugar.

Olores a animales, heno y polvo inundaron las fosas nasales de (TN) tan pronto como puso un pie en el suelo. La brisa caliente corría por el 

recinto, agitando suavemente las lonas laterales de la carpa y los banderines multicolores. Oyó el sonido de una radio a través de la ventana 

abierta de una de las caravanas y el sonido estridente de un programa de televisión saliendo de otra. Alguien estaba cocinando en una 

parrilla de carbón y a (TN) le rugió el estómago. Al mismo tiempo, creyó percibir el olor a tabaco. Lo siguió hasta otra caravana y vio a 

un chica apoyada contra la pared, fumando un cigarrillo.

Era una delicada y etérea criatura, con el pelo dorado, ojos de Bambi y boca diminuta. Recién entrada en la adolescencia, poseía unos 

pequeños pechos que presionaban contra una descolorida camiseta con un agujero en el cuello. Llevaba unos vaqueros cortos.

(TN) la saludó amablemente, pero los ojos de Bambi de la chica se mostraron taciturnos y hostiles.

—Hola, soy (TN).

—¿Es ése tu nombre de verdad?

—Mi verdadero nombre es (TN), mi madre era un tanto melodramática, pero todos me llaman (TN). ¿Cómo te llamas?

Hubo un largo silencio.

—Heather.

—Qué bonito. Eres del circo, ¿no? Por supuesto que lo eres, o no estarías aquí, ¿verdad?

—Soy una de las acróbatas de Brady Pepper.

—¡Eres artista! ¡Genial! Nunca he conocido a una artista de circo.

Heather la miró con el perfecto desdén que sólo los adolescentes parecen capaces de dominar.

—¿Has crecido en el circo? —Al hacer la pregunta, (TN) se dio cuenta de la inmoralidad que suponía pedir un cigarrillo a una adolescente. 

—¿Cuántos años tienes?

—Acabo de cumplir dieciséis. Llevo aquí algún tiempo. —Se puso el cigarrillo en la comisura de la boca, donde parecía vagamente 

obsceno. Entrecerrando los ojos por el humo, la chica comenzó a lanzar los aros hasta que hubo cinco en el aire. Al ver que fruncía 

la frente con concentración, (TN) tuvo la impresión de que aquel ejercicio de malabarismo no era fácil para ella, especialmente cuando 

los ojos de la joven comenzaron a lagrimear por el humo.

—¿Quién es Brady Pepper?

—Mierda. —A Heather se le cayó uno de los aros y luego atrapó los cuatro restantes. —Brady Pepper es mi padre.

—¿Actuan los dos juntos?

Heather la miró como si estuviera chiflada.

—¿Pero qué dices? ¿Cómo voy a actuar con mi padre si ni siquiera puedo mantener los cinco aros en el aire?

(TN) se preguntó si Heather era así de ruda con todo el mundo.

—Brady actúa con mis hermanos, Matt y Rob. Yo sólo salgo para posar con estilo.

—¿Posar con estilo?

—Para captar la atención del público. ¿Es que no sabes nada?

—No sobre el circo.

—Tampoco debes saber mucho sobre los hombres. Te vi entrar antes en la caravana con Harry. ¿Sabes lo que dice Caroline sobre las mujeres

que se enrollan con Harry?

(TN) estaba bastante segura de no querer escucharlo.

—¿Quién es Caroline?

¿Odio o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora