Capítulo 27

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-Hasta ahora nunca había odiado a nadie. Ni siquiera a mi madrastra o a mi padre, y ellos me han dado razones suficientes para hacerlo. Pero a ti no te importa lo que sienta por ti, ¿verdad?

-No.

-Creo que nunca he conocido a nadie tan frío.

-Seguro que no. -«Frío, Harry. Eres tan frío.» Se lo había oído decir a muchas mujeres antes que a ella. Mujeres de buen corazón. Mujeres competentes e inteligentes que habían merecido algo más que un hombre cuyos sentimientos habían desaparecido mucho tiempo antes de conocerlas.

Cuando era joven había pensado que una familia podría curar esa parte herida y solitaria de su interior. Pero mientras buscaba una relación

duradera había herido a esas mujeres de buen corazón y se había probado a sí mismo que no tenía sentimientos para amar a ninguna, ni aunque hubiera sido su intención hacerlo.

Llegaron a la caravana. Pasó junto a (TN) al llegar a la puerta y se metió dentro.

-Voy a darme una ducha. Te ayudaré a limpiar cuando salga.

Ella lo detuvo antes de que llegase al baño.

-¿No podrías haber fingido ser feliz esta noche?

-Soy como soy, (TN). Yo no finjo. Nunca.

-Estaban tratando de ser amables. ¿Te costaba tanto disimular un poco?

«¿Como podía explicárselo para que lo entendiera?»

-Creciste protegida, (TN), pero yo lo hice de la manera más cruda. Mucho más cruda de lo que puedas imaginar. Cuando creces así, tienes que aprender a protegerte de alguna manera, tienes que aferrarte a algo que impida que te conviertas en una bestia. En mi caso fue el orgullo.

Nunca me doblego. Jamás.

-No puedes condicionar tu vida por eso. El orgullo no es tan importante como otras cosas.

-¿Como cuáles?

-Como... -Ella vaciló, como si supiera que a él no le iba a gustar nada lo que estaba a punto de decir. -Como el cariño y la compasión. Como el amor.

Él se sintió viejo y cansado.

-El amor no existe para mí.

-Existe para todo el mundo.

-No para mí. No te hagas ideas románticas conmigo, (TN). Sólo sería una pérdida de tiempo. He aprendido a vivir según mis reglas. Intento ser honesto y lo más justo posible. Por este motivo paso por alto que me hayas tirado la tarta. Comprendo que esto es duro para ti y supongo que lo estás haciendo lo mejor posible. Pero no confundas justicia con sentimientos. No soy un tipo sentimental. Puede que eso de las emociones funcione con otras personas, pero no conmigo.

-Esto no me gusta -susurró ella, -no me gusta nada.

-Has caído en manos del diablo, cariño. Cuanto antes lo aceptes, mejor será para ti -dijo él cuando por fin habló con una voz que nunca había sonado tan triste.

Harry entró en el baño, cerró la puerta y apretó los párpados, intentando apartar de su mente el juego de emociones que había visto cruzar por el rostro de su esposa. Había visto de todo: cautela, inocencia y una esperanza casi aterradora de que quizás él no fuera tan malo como parecía. Pobre cabeza hueca.

¿Odio o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora